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miércoles, 19 de septiembre de 2018
La ociosa discusión de la bancarrota
Estamos cayendo en una discusión inútil. La respuesta que ayer dio López Obrador al sector privado indica que estamos retrocediendo muchos meses en un entendimiento que ya había avanzado.
Y la polarización que puede darse puede costar al país. Ojalá lo entienda el presidente electo y ojalá también sea comprendido por los empresarios.
Veamos con detalle qué fue lo que dijo ayer AMLO.
“Sostengo que hay crisis en México y que hay mucha pobreza, mucho abandono, mucha inseguridad, mucha violencia, y que ha resultado un fracaso la política neoliberal y que la vamos a cambiar”.
El término crisis es gratuito o al menos laxo. Pero si usted lo omite, es cierto lo demás. Hay mucha pobreza, abandono, inseguridad y violencia. Y la política neoliberal perdió la elección abrumadoramente. No es opinión. Son hechos.
Siguió AMLO en su discurso.
“Hicieron algún planteamiento de que no les gustó la palabra, el término, el concepto bancarrota. Yo tengo mis datos. Llevamos 30 años sin crecimiento económico. La deuda pública, nada más de Fox a la fecha, creció de 1.7 a 10 billones de pesos”.
No se trata de que cada quien tenga sus números. Las cifras son correctas o no. Los términos son precisos o no.
López Obrador mezcla indicadores. No llevamos 30 años sin crecimiento económico. Y sus colaboradores lo saben. Llevamos décadas sin que un segmento de la población más pobre pueda aspirar a mejorar. Eso es cierto. Lo demás no.
El PIB por persona creció en los últimos 30 años en 43 por ciento en términos reales. Esto es 1.2 por ciento anual en promedio. Esto lo saben perfectamente Carlos Urzúa o Gerardo Esquivel.
Quizás no se lo han contado a AMLO.
Que es absolutamente insuficiente y que México necesita crecer mucho más, no hay ninguna duda.
Y respecto a la deuda del país, pues el crecimiento aún es mayor de lo dicho por AMLO. Fox comenzó con una deuda de 1.5 billones y hoy tenemos 10.09 billones.
En términos de proporción del PIB, que es la medición correcta, pasamos del 19.2 por ciento al 46.4 por ciento. Tiene razón AMLO en cuanto al salto que tuvo la deuda pública.
Las palabras importan, pero lo que subyace importa más aún.
Que el país necesita reparaciones mayores es algo que está fuera de discusión. Esto ya lo decidieron los electores, independientemente de las opiniones de quienes piensen diferente.
Creo que lo más ocioso en este momento es tener discusiones ideológicas.
Como ya lo expresé ayer, me parece mejor un presidente electo mesurado, y menos volcado a convencer a los electores que ya votaron y que ya lo eligieron. Creo que es más sano tratar de sumar a quienes no estuvieron con él y que representan el 47 por ciento de los electores.
Pero tampoco creo que sea productivo lanzarse a una guerra de estadísticas y conceptos.
No veo sensatez en tratar de convencer a la gente de que estamos bien, de que múltiples indicadores económicos y sociales van de maravilla.
Me parece que es reflejo de que hay muchos sectores que no se han dado cuenta del ánimo social.
Una cosa es que la deuda pública respecto al PIB haya bajado tres puntos en los últimos dos años y otra que haya subido 17 en los últimos 18 años. ¿Esa será la discusión?
Ojalá todos nos demos cuenta de que la campaña ya terminó y ahora hay que tratar de echarnos a México al hombro. ¿Podremos?
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