Ernesto Cordero no puedo evitar sonreír cuando vio que la votación lo favorecía. Por lo que lo acusan de usar su posición en el Senado para atacar a Ricardo Anaya.
Ernesto Cordero no disimuló una breve y espontánea sonrisa cuando escuchó el resultado de la votación.
Los sufragios en tablero, a favor y en abstención, del PRI, del PVEM, siete del PAN, de senadores sin partidos, y sí, de senadores del bloque PT-Morena, echaron abajo la intentona del PAN y PRD de removerlo de la presidencia del Senado.
Durante casi dos horas de debate sin cuartel, en donde los panistas le espetaron adjetivos de “traidor”, “incongruente”, “abusivo” y “oportunista”, Cordero aguantó estoico.
Casi sin parpadear, a veces sudoroso, con el ceño fruncido o con la mandíbula endurecida, el panista soportó el vendaval de señalamientos que se veían venir desde muy temprano, cuando en la Gaceta del Senado apareció publicada una moción suspensiva de la perredista Angélica de la Peña, que pedía la remoción del cargo de Ernesto Cordero por la “parcialidad” en el ejercicio de sus funciones.
Panistas y perredistas tomaron este asunto como una especie de catarsis, que fueron alimentando desde la semana pasada, cuando Fernando Herrera, coordinador del PAN, exigió a Cordero (incluso previo al inicio de la sesión de ayer) renunciar al cargo e “irse como vocero de José Antonio Meade”.
A las 11:59, Ernesto Cordero abrió la asamblea con un quórum de 80 senadores. A las 12:05, dio turno a la “moción suspensiva” para quitarlo del escaño en donde estaba sentado en ese momento. Luego dio el uso de la palabra a Angélica de la Peña.
Casi pidiéndole disculpas al panista, la perredista trató de desmenuzar la solicitud de remoción, en la que dijo que “no puede estar usando la presidencia de la Mesa Directiva del Senado para estar reiteradamente atacando a uno de los contrincantes de la contienda electoral”, es decir, a Ricardo Anaya.
A partir de ese momento iniciaron las hostilidades entre dos bloques perfectamente definidos: de un lado, la totalidad de los senadores del PAN afines a Anaya Cortés, y del otro las bancadas del PRI, PVEM, lo que queda de los “rebeldes” del PAN (Salvador Vega y Jorge Luis Lavalle, más otros cinco), así como algunos senadores sin partido.
“¡Usted ha usado esta Mesa Directiva de manera lamentable, las declaraciones que ha hecho no tienen que ver con su encargo!”, lanzó la panista Adriana Dávila.
“¡Es una vergüenza que vengan aquí a tratar con vulgares expresiones, animadas más por la rabia, por la frustración, por la envidia!”, reviró Javier Lozano, expanista y vocero de campaña de Meade Kuribreña.
Pero, al final, al observar el tablero electrónico de votación y escuchar el resultado de los sufragios, Cordero sólo sonrió y llamó a atender el siguiente punto del orden del día.
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