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martes, 26 de septiembre de 2017

¿Por qué la ciencia y la tecnología no pueden predecir los terremotos?

Hace unos 20 años llegamos a creer que la ciencia ayudada por la tecnología había encontrado por fin la clave para desenmascarar a los terremotos, etc...


Hace unos 20 años llegamos a creer que la ciencia ayudada por la tecnología había encontrado por fin la clave para desenmascarar a los terremotos más destructivos. Frente al estupor mundial, en 1975, en China, se evacuaron de la localidad manchú de Haicheng a 100.000 personas tras los indicios de un terremoto, con lo que lograron salvarlas.

Los chinos han tomado presente dos hechos: una secuencia de temblores leves y la alteración en el nivel de los mantos freáticos. Sus sismólogos no sólo dieron la voz de alarma, sino que anticiparon con exactitud la fuerza del terremoto —7.3 grados en la escala de Richter—. Un año mas tarde, 250.000 personas fallecieron en un catastrófico terremoto en las cercanías de Tangshan sin que los chinos hubieran advertido el riesgo.

Todos los años se registran algo así como un millón de terremotos —tan sólo en Japón se vienen a registrar unos mil diarios—. La mayoría son tan leves que sólo los instrumentos muy sensibles son capaces de registrarlos. Otros, con la fuerza para devastar una localidad, se muestran cada dos semanas. Pero por fortuna debajo del mar o lejos de sitios poblados.


En la retina: ¿Sabías que, al ponernos las manos sobre una zona dolorida, realmente, podemos aliviar el dolor? El puente marítimo de la bahía de Hangzhou, el más largo del mundo

En los últimos 30 años se descubrió por medio del estudio de las placas tectónicas el motivo exacto de un terremoto. Las placas tectónicas, siendo algunas incluso más grandes que los tamaños que los continentes, conforman el estrato superior de la Tierra, y están en movimiento recurrente porque flotan sobre océanos de roca fundida. Su movimiento ejerce una complicada y diferente presión en el subsuelo. En ocasiones una placa se desliza sobre otra, produciendo lentamente una enorme tensión; o tienen la posibilidad de chocar, la mayoría de las veces con efectos cataclísmicos.

Es exactamente esta gama de posibilidades la que hace difícil predecir con exactitud cuando se producirá un terremoto. A esta red de complejidades la añadiremos una más: al igual que dos terremotos no son iguales, tampoco lo son las zonas dispuestas a temblores fuertes. Como ejemplos, California yace sobre dos placas, Japón está ubicado sobre tres. En Estados Unidos, la mayor parte de los sismos comienzan en tierra; sin embargo en Japón por lo general se originan en el lecho marino.

Diferenciar entre un terremoto y un sismo de poca magnitud es en esencia el motivo por el que Japón y Estados Unidos destinan enormes sumas de dinero cada año. Los sismos pequeños de ninguna manera pueden ser ignorados, porque los investigadores creen que pueden llegar a ser los precursores de una destrucción. Tampoco hay que sobrestimar sus efectos: o si no pensad en que ocurriría si se evacuará una ciudad, y al final el terremoto no se llegase a producirse. Para registrar los suaves murmullos de la corteza terrestre, los sismólogos japoneses han soterrado instrumentos sensibles a una distancia más de 3 Km. bajo tierra, con el fin de poder captar las vibraciones ocasionadas por el tránsito.



Los investigadores de sismos no solo se sirven de la ciencia: desde hace tiempo se viene observando el extraño comportamiento de algunos animales, como por ejemplo el de las aves, unas horas antes del desastre. También sabemos que los perros tienen la capacidad de escuchar sonidos que son imperceptibles para el hombre. Posiblemente los animales puedan escuchar los ecos distantes de una inminente onda de choque y comiencen a sentir pánico. Algo a tener en cuenta, si está por desencadenarse un terremoto.

- Documental -

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