EDUARDO TORREBLANCA
ENRIQUE EDUARDO LOPEZ AGUILAR es de esos pocos mexicanos que verdaderamente disfrutan de la perfección y aún en el conocimiento de que la natura tiende a ello, por ser obra divina, se esmera por mejorar lo que de Dios tiende a ser perfecto.
Y como mexicano dice que su misión en la vida es el producir el mejor café del mundo, pero desde México.
Desde 1956 existe FINCA SANTA CRUZ producto de la labor incansable y visionaria de su abuelo. Desde que su abuelo estaba al frente de la Finca se orientó hacia la exportación. Sacaba el producto con mulas de la finca por su inaccesibilidad con vehículos. Desde los primeros 100 sacos que se obtuvo de esa Finca, la vocación de la producción fue exportadora. El Japón fue el primer punto de arribo de ese café Chiapaneco. A la labor de su padre continuó la labor de su abuelo.
Café orgánico de la Finca Santa Cruz, fue conocido en Finlandia, Italia, Suiza, Alemania, Japón y Estados Unidos. No en México salvo por algunos casos de amigos cercanos.
El café FINCA SANTA CRUZ llegó a contar con siete certificados, siete y fue distinguido por ser uno de los productos obtenidos de la natura con mayores certificaciones y entre ellos uno FOR LIFE que hizo de CAFÉ FINCA SANTA CRUZ el único café en obtenerlo y poder ostentarlo en los planos internacionales.
Esto implica que sus procesos exceden los lineamientos de respeto al medio ambiente y se instala en el trato digno a los trabajadores, la más alta medalla para una responsabilidad social y un trato comercial justo que conceda sustentabilidad integral al producto (cómo se produce, cómo se comercializa, cómo se vincula con la naturaleza y cómo se trata al trabajador que hace todo lo anterior posible).
Una finca de 240 hectáreas de las que se obtuvo un café que fue muy aplaudido en el mundo pues llegó a tener seis de siete premios posibles en los más altos circuitos de los certámenes de café a nivel mundial.
Bueno, hasta su etiqueta, producto de un artista oaxaqueño, fue galardonada.
Hoy todo eso es historia porque Enrique Eduardo se disgustó con los hermanos, les dejó en sus manos la Finca y ellos, en el desconocimiento de lo que es el café y cómo se consigue, y los “intríngulis” del manejo de la Finca, “se la acabaron”.
Se acabó la exportación a Finlandia en donde el consumo per cápita es superior a los 15 kilogramos por habitante mientras que en México no alcanzamos a conseguir los dos kilos por cabeza. Finca Santa Cruz consiguió amplios reconocimientos y certificaciones: NATURLAND, USDA ORGANIC, Bird Friendly, FOR LIFE, CONTROL IMO, Kosher Pareve, JAS y el de Medio ambiente.
Por si lo anterior fuera poco la FINCA SANTA CRUZ tuvo su propia Fundación a través de la cual, con los programas CAFÉ PARA LA SALUD, CAFÉ POR EDUCACION Y CAFE POR CONSERVACION DE BIODIVERSIDAD ayudaron al mejoramiento socio económico de cuentos de familias indígenas de origen maya que están involucradas en el procesamiento del grano.
ENRIQUE LOPEZ AGUILAR, quien nada tenía que ver con la producción de café, que nada sabia en realidad de la producción más sofisticada del grano acabó siendo un catador “Q”, un mexicano celoso de que en la tierra de esta nación se produzca lo mejor de lo mejor aunque el mercado mexicano no lo sepa, no lo crea y por supuesto que no lo demande. A sus hermanos les concedió la Finca para que al no saber manejarla la dejaran caer a niveles que hoy no pueden ya satisfacer la demanda del extranjero.
A cambio el Padre de ese proyecto cafetalero de Santa Cruz se dedicó a buscar otra propiedad cafetalera hasta que encontró otra FINCA a la que llamó CHELÍN en La Candelaria Oaxaca, en la Región de Pluma Hidalgo, Oaxaca. Chelín como honor a su madre.
Ahí, donde se sembraron los primeros cafetos a principios del siglo pasado, en alturas superiores a los mil 550 metros sobre el nivel del mar, los productos de Enrique ahora van no a destacar por ser orgánicos y muy sabrosos sino por ser ya identificados como TAZA DE ESPECIALIDAD.
Entre la autoridad del municipio de Pluma Hidalgo, han creado un organismo para buscar las veredas de la especialidad y junto con otro cafetalero de excepción cuyo nombre reservamos ahora por el momento ya tienen y están haciendo el “testeo” de esos “shots” de cinco gramos que reciben las maquinitas de hacer café que están resultando toda una experiencia en México pero que vienen acompañadas de café realmente malo.
Ahora están invitando a algunos bebedores neófitos de café que están adquiriendo esas máquinas modernas de ´ preparar café para que prueben con shots de café orgánico de especialidad y tan pronto el asunto esté maduro, como para inicios del año, lanzaran al mercado mexicano esas capsulitas de cinco gramos de café de especialidad para quienes son buenos bebedores de café y saben lo que a su paladar conviene.
Yo le puedo decir que no soy buen bebedor de café pero cuando me dieron producto de dos “Shots”, el comercial y el que produce Enrique le aseguro que no hay posibilidad alguna de engañar al paladar. El que prepara este mexicano no tiene comparación posible con los “shots” comerciales.
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