Pascal Beltrán del Río
El próximo 14 de agosto se cumplirá un siglo de que Estados Unidos autorizó una misión militar en México para atrapar a Pancho Villa, quien había atacado el pueblo de Columbus, Nuevo México, cinco días antes.
A la cabeza de la expedición punitiva se colocó al afamado general John J. Pershing, quien había ganado sus galones y medallas aplacando las últimas rebeliones indígenas en el Medio Oeste de Estados Unidos y en la guerra de 1898 con España.
Durante casi un año, las fuerzas estadunidenses buscaron infructuosamente a Villa, adentrándose unos 600 kilómetros en el estado de Chihuahua, cuya accidentada geografía ayudó al bandolero vuelto revolucionario a mantenerse a salvo.
La inminente entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial puso fin a la misión, que ayudó a magnificar la leyenda de Pancho Villa.
Perseguido por diez mil soldados, el duranguense logró incluso humillar a los invasores, escondiéndose tras la polvareda que levantaban los pesados vehículos blindados estrenados allí por los estadunidenses, e incluso apropiándose de un aeroplano, el cual fue utilizado para espiar a las fuerzas de Pershing.
Villa es sólo uno de tantos forajidos que han entrado como héroes en la cultura popular mexicana.
La reciente exhibición de carteles de apoyo a Joaquín El Chapo Guzmán; la impresión de camisetas con la imagen del fugado líder del cártel de Sinaloa; la creación explosiva de memes en las redes sociales, que celebran su nuevo escape, y hasta declaraciones en su favor por parte de celebridades, no hacen sino confirmar esa propensión de muchos mexicanos a admirar a personajes de su estirpe.
Eso debiera llevar al gobierno federal a calcular mejor sus reacciones, como el anuncio de las medidas destinadas a recapturarlo.
No creo que ayude mucho a su causa anunciar que diez mil elementos de las fuerzas de seguridad lo están buscando por todo el país, casualmente el mismo número de soldados estadunidenses que fueron tras Villa en 1916.
Los estadunidenses pudieron retirarse de Chihuahua con las manos vacías, sin sufrir una gran derrota mediática, porque el problema que representaba Villa para su país estaba contenido, y porque, como ya dije, Estados Unidos tenía enfrente un conflicto internacional de mayores dimensiones.
Pero, ¿qué pasará si México no logra recapturar a El Chapo en meses u años, como pasó entre 2001 y 2014? Inevitablemente, la leyenda del capo crecerá, porque en este país, nos guste o no, esas historias cautivan la imaginación de miles.
Como digo, no es nuevo el fenómeno. Ya había sido identificado por el historiador británico Eric Hobsbawm en sus trabajos Rebeldes primitivos(1959) y Bandidos (1969).
Fallecido en 2012, Hobsbawm desarrolló la tesis de que ciertos bandoleros cobran fama en las clases populares mediante el robo y el saqueo, porque sus acciones son percibidas como acciones de resistencia contra la autoridad y de liberación ante los opresores.
De hecho, Pancho Villa fue una de las figuras históricas analizadas por el historiador.
“Los bandidos sociales son campesinos forajidos a quienes el señor feudal y el Estado juzgan de criminales, pero que siguen perteneciendo a la sociedad rural y son considerados, por su pueblo, como héroes, campeones, vengadores, justicieros e incluso luchadores por la libertad, en todo caso como hombres que deben ser admirados, ayudados y apoyados. Esta relación entre los campesinos comunes y el rebelde, forajido y bandido, es lo que hace interesante el bandolerismo social”, escribió Hobsbawn enBandidos.
El historiador también llamó a este fenómeno un “movimiento social prehistórico”, en contraste con el movimiento obrero organizado. Y, por los casos que analizó, propio de sociedades preindustriales.
Lo cierto es que la admiración que suscita este tipo de personajes parece muy viva en México, lo cual obliga a las autoridades a afinar sus respuestas y, yo diría, a dejarse de frases sobadas en demasía, como “usar toda la fuerza del Estado”.
Por cierto, ¿a nadie se le habrá ocurrido mostrar los horrores causados porGuzmán para mantener su negocio criminal?
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