México es un país que se caracteriza por su historia, cultura, tradiciones, riquezas naturales y sus paisajes, en resumen, por ser un país rico: “Como México no hay dos”. Los mexicanos somos personas alegres que siempre encontramos pretextos para hacer fiestas, todo lo celebramos y lo hacemos importante. Sin embargo esto no significa que tengamos un verdadero espíritu patriota por el simple hecho de celebrar las tradiciones y los días festivos, porque en realidad no conocemos el motivo por el cual festejamos ciertas fechas.
Nos damos cuenta que al preguntar: ¿qué se conmemora?, las respuestas no son correctas. Ignoramos el ¿por qué?, el ¿cómo? y el ¿cuándo? de dicha celebración, cabe mencionar que solo lo tomamos como un día de asueto. ¡Qué triste que un país con mucha historia no la conozca!
Podríamos preguntarnos ¿Por qué la clase de historia es tan aburrida? O ¿Para qué me sirve aprender los hechos del pasado y conocer lo que ocurrió hace miles de años?
A la mayoría de la población nos resulta aburrido hablar de la historia de nuestro país y mucho más sobre la historia universal. Pero es importante comprender que “Un pueblo sin historia, es un pueblo sin memoria” ya que la historia nos da herramientas para comprender el presente, para actuar en él y, desde luego, nos permite programar un futuro mejor.
Se tiene la idea de que el aprendizaje de la historia es el cúmulo de fechas y nombres que nos cuesta trabajo memorizar y no es así, pues aprender la historia es comprender los procesos por los que han pasado los pueblos para llegar al lugar en el que se encuentran actualmente. La historia tiene un papel fundamental en el desarrollo de la sociedad.
Si nos preguntamos en donde comienza el escaso interés por la historia, podríamos decir que los padres de familia no le hemos dado la importancia relevante que tiene, hay una falta de interés sobre la materia y los hijos seguirán el ejemplo de nosotros y continuarán con una pobre herencia cultural. Habrá la celebración de fiestas y días de descanso sin sentido alguno, en donde se le dará prioridad a la televisión y a los juegos de video.
Ahora bien si no conocemos de historia, como queremos que las futuras generaciones se interesen por conocerla. “El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. (Marco Tulio Cicerón)
Uno de los problemas en nuestro país es que no se fomenta la lectura para poder aumentar el poder de la comprensión y el razonamiento. Los trabajos de investigación en los temas de historia que los docentes solicitan a los alumnos se realizan por éstos de una forma fácil y sencilla sin un verdadero interés, no van a las bibliotecas sino a un café internet, donde las nuevas tecnologías le facilitan el trabajo, pero desgraciadamente al realizar la investigación, los alumnos únicamente cortan y pegan sin leer, comprender y analizar su contenido, y solo lo hacen para cumplir con la investigación y recibir una calificación.
Si al enseñar historia, se pone atención únicamente a los acontecimientos del pasado sin relacionarlos con nuestro presente, es muy posible que se vea a esta ciencia como algo ajeno a la realidad humana, algo que dice muy poco al hombre de hoy.
Es importante que los docentes transmitamos la idea de que la historia nos habla de nosotros, de lo que somos actualmente, de lo que nos interesa; saber que no se trata de cosas muertas ni de cosas del pasado arcaico que no tienen que ver con nosotros. La historia está viva en nosotros y para nosotros. El conocimiento de la historia nos permite ubicarnos en el mundo en que vivimos y la relación pasado-presente permite considerar de dónde venimos y hacia dónde vamos, comprendiendo los problemas y las situaciones en que nos encontramos para buscar soluciones en el futuro.
Los maestros también tenemos una gran intervención en la educación de la historia, marcada dentro de los programas educativos, pero ¿qué pasa dentro de las aulas? ¿Por qué las clases son tan aburridas y sin trascendencia? ¿Será que no usamos las estrategias didácticas y procedimientos adecuados para promover el aprendizaje significativo?
Les propongo que diseñemos estrategias que estimulen a los estudiantes a opinar, observar, analizar, formular hipótesis, buscar soluciones y descubrir conocimientos por ellos mismos y que las clases sean dinámicas para aprender a aprender.
Por lo tanto invito a los padres de familia y maestros a que realicemos el papel que nos corresponde a cada uno y apoyemos a nuestros hijos y alumnos en el aprendizaje de la historia de nuestro país, para comprender quiénes somos, de dónde venimos y para sentirnos orgullosos de ser mexicanos.
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