Las carpas blancas del campamento se levantan sobre un campo
verde en el deportivo Olini, en la colonia Chinampac de Juárez, alcaldía de
Iztapalapa. Ahí cientos de ucranianos –hombres, mujeres y niños– esperan que el
gobierno de Joe Biden les dé luz verde a sus solicitudes de asilo.
Las carpas blancas del campamento se levantan sobre un campo
verde en el deportivo Olini, en la colonia Chinampac de Juárez, alcaldía de
Iztapalapa. Ahí cientos de ucranianos –hombres, mujeres y niños– esperan que el
gobierno de Joe Biden les dé luz verde a sus solicitudes de asilo. Huyeron para
salvar sus vidas, dejaron atrás a familiares que quedaron atrapados por la
guerra y a un país asediado y devastado al que, sin embargo, desean volver.
Después de las primeras explosiones en la ciudad de
Ivano-Frankivsk, Oksana hizo maletas para ella y sus dos hijas, de tres y 10
años, y dejó su casa sin mirar atrás
ó con sus hijas hacia Polonia y llegó a Francia. Se encontró
con su esposo. Estuvieron largas semanas refugiados en casa de unos amigos,
hasta que su familia, que vive en Filadelfia, les compró un vuelo a México para
que puedan reunirse en Estados Unidos, como parte del programa humanitario
Unión por Ucrania.
Oksana, su esposo y sus hijas son parte de ese éxodo masivo
que huye de la guerra. Desde hace una semana viven en un campamento para
refugiados ucranianos en la alcaldía Iztapalapa en la Ciudad de México, en
espera de que el gobierno de Joe Biden les dé luz verde a sus solicitudes de
asilo temporal.
Las carpas blancas del campamento se levantan sobre un campo
verde en el deportivo Olini (movimiento en náhuatl) en una de las utopías, que
son kilométricos centros de recreación deportiva y cultural para los habitantes
de esta demarcación, olvidada durante décadas y la más poblada de la capital,
con más de 1 millón 800 mil habitantes.
El campamento está en la colonia Chinampac de Juárez, de
alta vulnerabilidad socioeconómica e inseguridad. El campamento es vigilado las
24 horas por integrantes de la Guardia Nacional y policías auxiliares de la
alcaldía. Los ucranianos tienen prohibido salir de noche.
Los vecinos de colonias como Ejército de Oriente, Chinampac
de Juárez y las unidades habitacionales de Cabeza de Juárez les llevan víveres.
Pero las comidas preparadas no son aceptadas, sólo la Marina puede hacerse
cargo de su alimentación.
A unas calles del refugio está el monumento Cabeza de Juárez
y a escasos metros el MP, donde de noche hay práctica de tiro. En el campamento
se escuchan los disparos, como recuerdos de la guerra. Pero son sonidos
aislados. Cuando los refugiados los escuchan miran al cielo. Todo está en paz.
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