El tigre de Tasmania se declaró en extinción en los 80, pero el último ejemplar murió en 1936, dejando solo unas imágenes en blanco y negro.
Dos tigres de Tasmania en el zoo de Washington en 1902
Tal día como hoy, hace 85 años, murió en un zoológico
australiano Benjamin, el último ejemplar que quedaba vivo de tilacino.
Este animal, más conocido como tigre de Tasmania, era el marsupial
carnívoro más grande de su época y con su extinción dejó un gran vacío en la
isla que le daba nombre.
El único recuerdo que quedó de él fueron algunas fotografías y clips de
vídeo. Evidentemente en blanco y negro, dada la época. Sin embargo, ahora
podemos verlo en color, gracias al trabajo de alguien que ha querido homenajear
así al desaparecido animal.
Se trata de Samuel-François Steininger, el director
de Composite Films, un
estudio especializado en la coloración y restauración de imágenes
cinematográficas y de archivo.
Ha sido un gran trabajo, con el que por fin podemos hacernos
una idea mucho más clara de cómo debieron ser estos animales, desaparecidos,
¿cómo no?, por la mano del ser humano.
El tormentoso fin del tigre de Tasmania
A pesar de conocerse como tigre de Tasmania, el tilacino (Thylacinus
cynocephalus), llegó a vivir por toda Australia. Sin embargo, tuvo un primer
coqueteo con la extinción cuando desapareció del continente. Las razones no
están claras, aunque se cree que pudo ser por competencia con otros
depredadores, como los dingos.
Se le acusó de devorar a las ovejas, por lo que se comenzó a
cazar indiscriminadamente
Tras aquel episodio, únicamente los nativos de Tasmania
conocían la existencia de este animal, que llamó poderosamente la atención de
los colonos
europeos a su llegada, en el siglo XIX. Se encontraron con
animales parecidos a lobos, con una longitud de entre 100 y 180
centímetros, que incluía su larga cola. Tenían el cuerpo cubierto de pelo de
color marrón amarillento y gris, con rayas más oscuras sobre el lomo.
Algunos colonos los describieron como hienas. Sin embargo,
su cola tenía cierta similitud con la de los canguros. De hecho, pronto
comprobaron que también era marsupial. Sin duda era un animal único. Uno
que ellos mismos condujeron a la extinción.
Y es que estos colonos traían con ellos perros; que, al
igual que los dingos, competían por comida y espacio con el tigre de
Tasmania. Además, trajeron una gran cantidad de ovejas, que se
convirtieron en presas fáciles para el tilacino. Esto generó un fuerte rechazo
entre los pastores, que no tardaron en poner precio al animal, en busca de
cazadores que les quitaran el problema de en medio. Si a todo eso le sumamos
que su hábitat sufrió una gran erosión, que muchos de los animales de los que se
alimentaban se extinguieron y que los canes de los colonos les contagiaban
el moquillo, nos encontramos con un cóctel perfecto para la
extinción.
De ese modo, en las primeras décadas del siglo XX la
población de tigres de Tasmania se encontraba muy reducida. Poco a poco fueron
desapareciendo los ejemplares en libertad y quedaron solo los que se
encontraban cautivos en zoológicos. El último fue Benjamin, el protagonista del
vídeo del que hablamos hoy.
Un trabajo preciso y complicado
Las imágenes más famosas de Benjamin, el animal que vivía en
un zoológico de la ciudad australiana de Hobart, fueron tomadas en 1935.
Sin embargo, según cuentan en IFLScience,
Steininger consideró que esas no tenían calidad suficiente para restaurarse,
por lo que recurrió a otras de 1933.
El pelo de los ejemplares disecados ya se habrá decolorado
por el paso de los años
Colorear estas tampoco era una tarea fácil. En la imagen
apenas había elementos más allá del tigre de Tasmania. Sin embargo, este
contaba con muchos detalles, como un pelaje denso, que debía
representarse con realismo. Y esto no era una tarea fácil. Se podía recurrir a
los animales disecados que aún se conservan en algunos museos. Sin embargo, con
el tiempo el pelo se decolora, por lo que copiar esos tonos no habría sido fiel
a la realidad.
Esto llevó al especialista a sumergirse en un complejo
trabajo de documentación, en busca de descripciones del animal en libros
de la época en la que aún había ejemplares vivos. Así, logró las imágenes con
las que pretende celebrar el 7 de septiembre. Y es que hoy no es un día
cualquiera. No solo se cumplen 85 años desde la triste muerte de Benjamin.
También es la jornada que se eligió en Australia para celebrar cada año
el Día Nacional de las Especies Amenazadas. Por desgracia, aunque este
país cuenta con una biodiversidad fascinante, también cuenta con muchísimas
especies en grave peligro de extinción. Esto hace que se invierta mucho
esfuerzo en promover campañas de concienciación y conservación de la flora y la
fauna.
Así, se intenta evitar extinciones como las de este animal;
que, curiosamente, para algunas personas no está realmente extinto. Hay
quien considera que aún puede haber algún ejemplar oculto entre las malezas,
pues varias personas han asegurado haberlos avistado. Sin embargo, hasta que no
se demuestre lo contrario, estos avistamientos no difieren de la pantera
de Granada y el cocodrilo del
Pisuerga y el Duero: imágenes que algunas personas creyeron ver, pero nunca
pudieron demostrar. Si no llega a demostrarse, el tilacino seguirá
estando oficialmente extinto y estas imágenes serán el único recuerdo
móvil y colorido que nos quedará de ellos.
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