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martes, 14 de septiembre de 2021

El amiguismo en la UV

 

·     Que la esposa del Presidente recomendó al nuevo Rector

·     Sospechoso que fuera nombrado “por unanimidad”

·     Se estaría violando la Autonomía Universitaria





Por Miguel Ángel Cristiani González

Para quienes, a estas alturas del partido, todavía no se reponen del asombro por la designación de Martín Aguilar Sánchez, investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, como rector de la Universidad Veracruzana para el período 2021-2025, pues resulta que ahora en Radio Bemba se ha empezado a filtrar que la designación del más importante funcionario en la Máxima Casa de Estudios, se debió a la recomendación que hiciera la mismísima esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller.

Desde que la Junta de Gobierno -responsable de la elección del rector- anunció que “por unanimidad de votos de sus miembros, se había elegido a Martín Aguilar Sánchez como sustituto de Deifilia Ladrón de Guevara, comenzó a parecer sospechosa, la “casualidad” de que todos los miembros votaran a favor del que hasta esa fecha era un perfecto desconocido en la comunidad universitaria.

Unanimidad, como para que no se viera que no se estaba cumpliendo con la “recomendación”

Apoco ninguno de los otros dos miembros de la terna finalista, logró convencer y demostrar a los miembros de ese cuerpo electoral, que era mejor candidato y merecía tener al menos un voto a favor.

¿¡Entonces, para que escoger y hacer pública una terna de finalistas, si todos iban a votar por el investigador Chairo!?

Por favor. 

No se sabe, a ciencia cierta, como sería que la esposa del presidente de la república -que también es historiadora y periodista- habría “sugerido” que Martín Aguilar, un investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la UV, sin ninguna experiencia administrativa de valor, era la mejor opción que se tenía para encabezar los destinos de la institución.

Apenas el viernes pasado, comentábamos en la Bitácora Política el hecho de que todavía hasta hace unos meses el presidente López Obrador repetía sin cansancio “que nunca se permita el amiguismo, el influyentismo y nepotismo. Ninguna de esas lacras de la política. Morena debe ser faro de moralidad.”

De acuerdo con la enciclopedia de Wikipedia, Amiguismo es ser parcial para con los amigos en la concesión de empleos y otras ventajas a personas de confianza, sin importar si están calificados. Por lo tanto el amiguismo es contrario en la práctica y en principio con la meritocracia.

Por su parte, la Real Academia de la Lengua Española define amiguismo como “Tendencia y práctica de favorecer a los amigos en perjuicio del mejor derecho de terceras personas.”

De confirmarse la versión, sería sumamente grave, porque no solo se estaría practicando el amiguismo en la Máxima Casa de Estudios, sino que se estaría violando la mismísima Autonomía Universitaria que tanto se enarbola.

Hay que apuntar que la llamada autonomía universitaria es la independencia política y administrativa de una universidad pública, respecto de factores externos.

El principio de autonomía universitaria sostiene que la universidad debe ser autónoma y autogobernada, y que debe elegir sus propias autoridades sin injerencia del poder político, decidiendo sus propios estatutos y programas de estudio.

Y es tan grave que se haya elegido al rector por amiguismo con el máximo poder político, que estaría poniendo además en evidencia, a la llamada Junta de Gobierno, que su función primordial es precisamente la de recibir, analizar y decidir sobre las mejores candidaturas a la Rectoría.

Tal vez sería conveniente, el establecer otro sistema de elección, que no dependa de unos cuantos notables, sino que participe toda la comunidad universitaria, directores de escuelas, facultades, institutos, centros de investigación, docentes y alumnos, que de hecho, ya están representados en el Consejo Universitario.

Mientras tanto, el calendario sigue corriendo, ahora bajo la rectoría de Martín Aguilar Sánchez, que ya debería de estar dando a conocer los cambios y los nombres de quienes habrán de ocupar -además de la secretaría administrativa y académica que ya fueron nombradas por la Junta de Gobierno- los otros principales puestos y áreas de trabajo.

En principio, ya se hace notar la ausencia -hasta ahora solo son rumores- de quien será el responsable de la Coordinación de Comunicación Social, que se supone debe de estar informando desde ya, de lo que está ocurriendo en la Universidad Veracruzana, la institución de enseñanza superior más importante del Golfo de México y de todo el sureste del país.

Sin haber sido nombrada oficialmente aún, hay quien ya se pasea por los pasillos de Rectoría, presumiendo que será la nueva Coordinadora de Comunicación Social y advierte a quienes hasta hace unos días eran sus amigos y compañeros reporteros y de lucha por la libertad de expresión, “que en la nueva administración, no habrá convenios con ningún medio de comunicación”.

Sería bueno que alguien le explique a esa luchadora social, que la Universidad Veracruzana, no es una dependencia oficial del gobierno del estado y que precisamente, una de sus funciones primordiales es la de la difusión de la cultura, junto con la docencia y la investigación.

Por eso es que en su lema se puede leer: Liz de Veracruz, arte, ciencia y luz.

Aprovechado el viaje, que también le expliquen que los medios de comunicación, como con los que la UV debiera de tener convenios de publicidad para que en sus espacios le publiquen sus comunicados, son empresas privadas, que precisamente viven de eso, de vender espacios en sus respectivos medios.

Pero si ya de entrada están arribando al poder chairo izquierdista, mediante el cuatachismo y el amiguismo, que se supone es opuesto a las ideologías o tendencias políticas de derecha, pues ahora se puede esperar cualquier otra cosa.

Así las cosas, por falta de un adecuado flujo de información, seguirá imperando la zozobra y la inquietud sobre los cambios, que se supone, debe de hacer el nuevo rector Martín Aguilar Sánchez.

 

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