Directorio

Directorio

domingo, 31 de enero de 2021

Un millón de vacunas diarias

 




Sabina Berman

¿Por qué no aprovechar para vacunar la infraestructura del sector farmacéutico del país?

   

Explica la Organización Mundial de la Salud que se necesita vacunar al 70% de una población para romper las cadenas de contagio del Covid-19. En nuestro país, eso equivale a vacunar a 84 millones de personas.
 
Y la vacunación va despacio. El martes pasado, por ejemplo, se vacunaron solo a 4 mil personas, cifras oficiales. 

Se entiende: se está probando y ajustando un método, que no solo consiste en una aguja entrando a un brazo, sino que implica el traslado de cada brigada de vacunación a un punto de encuentro con la gente, el registro de cada vacunado, la atención de aquellos que sufran efectos secundarios. 

Y sin embargo es momento ahora de preguntarnos cuáles serán los tiempos para cuando el método ya fluya. ¿A qué ritmo sucederá entonces la vacunación, contando con solo 20 mil vacunadores? Es decir, los previstos por el gobierno. 

Y es tiempo igual de preguntarse por qué no aprovechar la infraestructura instalada del sector farmacéutico del país. Son 32 mil las farmacias en México. Las más numerosas son las Farmacias del Ahorro (1,600 locales), las Farmacias Similares (6,000) y las farmacias incluidas en las tiendas Sanborn´s (441). No hay colonia en México que no tenga una farmacia; es raro el pueblo que no la tenga; y cada farmacia suele contar con personal que sabe vacunar. 

El sector de farmacias ha ofrecido al gobierno participar de forma gratuita en la campaña de vacunación –sin recibir respuesta. 

También otras instituciones han ofrecido al gobierno ayudarle en la carga. La UNAM, que cuenta con ultra-congeladores y alumnos de medicina y enfermería. Centros de comunidades, que cuentan con la organización de sus miembros. Las tiendas Walmart, que en Norteamérica están participando en la vacunación muy eficazmente. 

Nadie, hasta ahora, ha recibido respuesta del gobierno. Aunque tampoco han recibido un No. Muchos han recibido en cambio un Les avisamos pronto. 

¿Por qué no darles el sí? ¿Por qué vacunar a doscientas mil personas diarias si podríamos, en el pico de la eficacia de una campaña así compartida, vacunar a un millón diario? 

Luego del sismo del año 2017, los mexicanos nos organizamos espontáneamente para salvarnos a nosotros mismos de los escombros. 

A través de celulares y transportes particulares, los víveres, la ropa y los medicamentos se acopiaban y se distribuían a lo largo y ancho de la República. Había errores. Había desperdicio. Pero había rapidez. Y algo que no se mide: un enorme espíritu grupal nos alimentaba en el esfuerzo titánico.

Nos reconocimos como lo que de común el intelecto nos prohíbe ver: como una especie gregaria y tan cooperativa como las hormigas de un hormiguero. 

Llegó entonces, tarde, el gobierno de Enrique Peña Nieto, y lo primero que hizo fue romper las cadenas de cooperación de la sociedad y armar la pirámide de la autoridad. 

Desplazó a los ciudadanos del esfuerzo. Váyanse a sus casas, nosotros nos hacemos cargo, dijo el presidente. El gobierno encerró víveres y medicamentos en bodegas. Redactó oficios. Marcó rutas de distribución. Se topó, inevitablemente, con la escasez de personal. Y paralelamente empezó lo que la pirámide hace tan bien. Empezó el robo, la retórica con mentiras, el uso político del esfuerzo. 

Cómo olvidar a Aurelio Nuño, un suspirante de la candidatura a la Presidencia, insertado en un reality show de la televisión esperando a que los efectivos de la Marina le entregaran a la niña sepultada en los escombros de una escuela –una niña que resultó jamás haber existido. 

Ojalá en esta ocasión no nos equivoquemos igual. 

Somos una sociedad. Ojalá el gobierno no rechace la ayuda que se le ofrece desde la sociedad y se atreva a aplanar el sistema de vacunación para volverlo una red de cooperación. Un hormiguero, no una pirámide. Aún si hay desperdicio y desorden. 

Sumados a los 20 mil vacunadores del gobierno, podrían estar vacunando otros 40 mil. Así triplicaríamos el ritmo de vacunación. Y llegaríamos a la bendita cifra del 70% de la población vacunada, no en un año, sino en tres meses, que de cualquier forma serían largos y sufridos. 

 

No hay comentarios :

Publicar un comentario