El último domingo del mes de enero se celebra el Día
Mundial contra la Lepra con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre
esta enfermedad y reducir el estigma que sufren las personas que la padecen.
En 1991 la Organización Mundial de la Salud programó
la eliminación de la lepra para el año 2000. La meta no se cumplió, pero se
hicieron muchos avances gracias a los esfuerzos conjuntos de varias instituciones
y a la distribución gratuita de medicación.
¿Qué es la lepra?
La lepra es una enfermedad infecciosa causada por una
bacteria que afecta a la piel y a los nervios periféricos, las mucosas de
las vías respiratorias y los ojos. Evoluciona muy lentamente. El tiempo medio
de incubación de la lepra es de cinco años, aunque los síntomas pueden tardar
hasta veinte años en aparecer. La enfermedad es curable siempre que se detecte
a tiempo y el tratamiento consiste en una combinación de medicamentos. Sin tratamiento,
además de causar deformidades y dolor crónico, la lepra compromete gravemente
el sistema inmunológico.
Fue descubierta en 1873 por el médico noruego Gerhard
A. Hansen. No es fácilmente contagiosa, se transmite por contacto
prolongado con una persona que la padece.
Por las heridas que produce, esta enfermedad ha sido siempre
considerada como maldita y se apartaba a los enfermos a lugares retirados y en
muchos casos, se les abandonaba. Aún en la actualidad continua el estigma.
Tratamiento y detección temprana
En 2017 se reportaron a la OMS 210,671 nuevos casos de
lepra, mayoritariamente de la India, Brasil e Indonesia.
Existe un tratamiento que permite a los enfermos controlar
la enfermedad e incluso se puede llegar a la cura. La detección temprana
disminuye extraordinariamente los riesgos de deformidades y discapacidad entre
los pacientes, muchos de ellos niños.
El estigma alrededor de la lepra
Por las heridas que produce la enfermedad en estadios
avanzados, que son muy visibles, esta enfermedad siempre ha causado un gran
rechazo social y se ha relegado a los enfermos al abandono y a la pobreza.
De hecho, aún existen leyes en muchos países que discriminan
a las personas afectadas. Se habla de más de 50 países en el mundo que legislan
a espaldas de estos enfermos, y, en la práctica, hay costumbre de relegar a los
enfermos y tratarlos como parias. En algunos países a los niños que contraen la
enfermedad no se les permite asistir a la escuela.
El trabajo de la OMS y de la ONU se
centra en proteger a estos enfermos de la discriminación y el estigma, además
de dar acceso a los tratamientos de manera gratuita y sobre todo la detección
temprana.
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