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miércoles, 23 de septiembre de 2020

La receta secreta del SAT

 

 


 

¿Cómo le ha hecho el Servicio de Administración Tributaria (SAT) para conseguir que la recaudación de impuestos no se caiga a pesar de que la actividad económica se haya venido para abajo?

La clave ha sido la eficiencia recaudatoria pues las tasas impositivas no han cambiado.

Por eficiencia recaudatoria hay que entender los mecanismos instrumentados por el SAT para tener mayores cobros.

El foco de atención de la institución encabezada por Raquel Buenrostro han sido los grandes contribuyentes.

Se trata de cerca de 12 mil empresas con ingresos superiores a mil 250 millones de pesos anuales (hay otras características, pero ésta es la más relevante).

Como resultado de esa estrategia, hasta agosto, de acuerdo con información preliminar, la captación por ISR se encuentra 1.1 por ciento en términos reales por arriba de lo obtenido en el mismo periodo de 2019.

El IVA, a la misma fecha, se ha caído en 1.8 por ciento en términos reales cuando la actividad económica ha descendido en alrededor de 10 por ciento promedio.

Sin embargo, si separamos los impuestos generados por la actividad interna de los derivados del comercio exterior, encontramos un gran contraste.

A nivel doméstico, la recaudación subió en 6.1 por ciento mientras que, en lo relacionado con el comercio exterior, hay una caída real de 16.6 por ciento.

Aunque se ha hablado de un grupo de 15 empresas que tenía adeudos con el SAT y que gradualmente han ido pagando, en realidad esa es sólo una muestra de un grupo mucho más numeroso.

Se trata de 625 empresas que, tras revisiones y auditorías, han pagado poco más de 74 mil millones de pesos. Esto significa que el pago promedio por empresa ha sido de casi 120 millones de pesos. Además, en las auditorías se determinó que un monto de pérdidas fiscales del orden de 77 mil millones de pesos, no procede, por lo que se van a convertir en recaudación adicional en el curso de los próximos ejercicios.

A lo largo de los años he hablado con una gran cantidad de subsecretarios de Ingresos y de titulares del SAT.

A mi parecer, nunca en la historia, se había hecho un esfuerzo recaudatorio de la magnitud del que estamos viendo en la actualidad.

Ni siquiera en los tiempos de Paco Gil, cuando se instrumentó el proceso para que el contribuyente tuviera que exhibir su RFC (muchos ya no se acordarán de esos tiempos) se hizo el esfuerzo de hoy.

La cobranza, ya determinada, sea en efectivo o la que va contra pérdidas fiscales en el futuro, alcanzó en los primeros ocho meses del año 286 mil millones de pesos, que no se habrían obtenido sin revisiones.

Esa cifra no incluye los múltiples litigios que se han ido a tribunales, en los cuales el SAT ha tenido un rating cada vez más elevado.

Sin esta tributación, las cuentas públicas estarían en condiciones muy diferentes.

Pregunté a los directivos del SAT con los que hablé para elaborar esta columna cómo veían 2021.

Y para mi sorpresa, ven el próximo año con un gran potencial de recaudación.

Básicamente se trata de dos áreas. La recaudación adicional de grandes contribuyentes, que, hasta ahora, ha provenido de poco más de 600 empresas, pero hay 12 mil que pueden seguir ese camino.

Pero, además, la gran apuesta es al comercio exterior. Entre la caída efectiva del volumen y la evasión fiscal que existe, se espera que para 2021 el comportamiento de la recaudación del comercio exterior sea mucho más elevada.

Con estos dos ingredientes: grandes contribuyentes y empresas que exportan e importan, se espera que el próximo año ofrezca una recaudación que permita mantener el equilibrio de las finanzas públicas.

Pero, de este tema, hay más que comentar, lo haremos en próximas oportunidades.

 

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