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viernes, 21 de agosto de 2020

Aunque no lo crea, hay menos pesimismo



Enrique Quintana



Las cifras del Inegi son muy claras: se ha reducido el pesimismo entre los consumidores mexicanos durante los últimos meses.

Los datos de la encuesta telefónica sobre la confianza del consumidor que se dio a conocer ayer, indican que el peor momento en el ánimo de la gente durante esta crisis se presentó en mayo.

A partir de entonces la percepción de los consumidores empezó a mejorar. Eso se manifestó en junio y la tendencia se reafirmó en julio.

Cuidado. No digo que haya optimismo. Lo que ha ocurrido es que el pesimismo se ha reducido.


Al preguntarse a los encuestados por la perspectiva para el país en los siguientes 12 meses, el índice creció en casi 6 puntos de junio a julio, lo que implica una mejoría sensible en la perspectiva.

Pero, la pregunta que refleja una mejor percepción de nuestro entorno inmediato es cuando se habla de la situación económica que se espera para los miembros del hogar en los próximos 12 meses, la cual también creció y alcanzó un nivel equiparable al que existía en marzo de 2018.

Pero las limitaciones del ingreso de las familias se aprecian cuando se pregunta por la posibilidad de adquirir bienes de consumo duraderos, cuyo índice sigue en niveles sumamente bajos, lo que se ha reflejado precisamente en la caída de las ventas de este tipo de bienes.

Esta reducción del pesimismo tiene que ver con un cierto regreso a la normalidad.

En diversas ocasiones le he referido en este espacio que es visible un incremento de la movilidad en el país.

Los datos más recientes señalan que poco después de la primera mitad de agosto, el tráfico vehicular a nivel nacional ya está en un 92 por ciento de los niveles previos a la pandemia.

Específicamente en el caso de la Ciudad de México, el tráfico vehicular está en un nivel de 68 por ciento de los niveles previos al confinamiento.

En la medida que la vida diaria va ‘normalizándose’, la perspectiva del consumidor promedio va mejorando. Insisto, sin que eso signifique que sea nuevamente optimista.

El valor del índice se encuentra ligeramente por debajo de los niveles que existían en los primeros meses de 2018, cuando comenzaban las campañas electorales y se apuntaban las probabilidades de triunfo de López Obrador.

¿Qué es lo que va a ocurrir con la confianza de los consumidores en los próximos meses?

Lo más probable es que tengamos aún un alza cuando conozcamos los datos del mes de agosto y septiembre, debido a que la normalización de la actividad económica avanzará gradualmente.

Sin embargo, no está claro lo que va a suceder después.

No me cabe duda de que la economía mexicana va a crecer respecto a los niveles de la primera mitad de este año, sobre todo por el arrastre de las exportaciones.

Pero, en el mercado doméstico, creo que las cosas están menos claras.

Todavía nos falta ver quizás una oleada de problemas derivados de las empresas que regresaron a sus operaciones con la reapertura… sólo para darse cuenta de que son inviables.

No sería sorpresivo que viéramos una pérdida de dinamismo del mercado doméstico, en la última parte de este 2020 y en los primeros meses de 2021, justo cuando muchas empresas vean que su operación en este entorno no les da para sobrevivir.

Cierto que hay menos pesimismo de los consumidores, pero no hay certidumbre de que pronto vaya a haber de nuevo optimismo. Ese no se ve para cuándo.

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