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lunes, 15 de junio de 2020
El Che cabalga en las revoluciones del mundo
“¡Póngase sereno y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!” Fueron las últimas palabras de Ernesto Che Guevara dirigidas a Félix Rodríguez, agente encubierto de la CIA en el Ejército de Bolivia, el 9 de octubre de 1967, quien comentó: “entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che, con las piernas destrozadas, cayó al suelo, se contorsionó y empezó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en el hombro y en el corazón. Ya estaba muerto.
El agente tenía la orden de dispararle abajo del cuello, debía parecer muerto en combate.
El Che Guevara pasó de ser un signo de nuestros siglos en un símbolo de lucha sin fronteras ni tiempo. Sus ideas no envejecen porque cabalgan montadas en la historia de las revoluciones.
El máximo mito revolucionario del siglo XX nació en Rosario, Argentina un 14 de junio de 1928, Ernesto Guevara.
Comandante y uno de los ideólogos más importantes de la Revolución cubana, y un incansable colaborador de Fidel Castro.
El Che, como lo conocían en las cuadrillas, participó desde la insurgencia armada hasta 1965 en la organización del Estado cubano.
Todo inicia en México, Ernesto Guevara quien trabajaba con un muy pequeño salario como fotógrafo, alergista e investigador. Era la época de inicio de la Guerra Fría y como herencia el estigma que recibía América Latina sobre la acusación del comunismo, una táctica para desprestigiar y reprimir los movimientos democráticos y sociales.
Fidel, Raúl y El Che
Corría junio de 1955, Raúl Castro se estableció en México para preparar la llegada de su hermano, nuestro país era el epicentro para organizar un grupo guerrillero que volvería a luchar por Cuba.
En cuanto llegó, conoció a Ernesto Guevara; ambos congeniaron desde el primer momento. Raúl Castro, a diferencia de Fidel, había pertenecido al Partido Comunista, llamado en Cuba Partido Socialista Popular (PSP) y era mucho más radical en sus actitudes y posiciones.
El 7 de julio Fidel Castro llegó a México. Dos semanas después le ofreció al Che unirse al Movimiento 26 de Julio como médico y este aceptó inmediatamente.
El 25 de noviembre de 1956, desde el Puerto de Tuxpan, 82 hombres, entre ellos Ernesto Guevara, partieron hacia Cuba en un yate llamado Granma. La travesía duró siete días, dos más de lo planeado.
El triunfo de la revolución, llevada a cabo con escasos medios, se vio facilitado por la insostenible situación del país en aquellos años. En el plano político, la corrupción, los mecanismos clientelares y la inoperancia se habían acentuado hasta límites insospechados bajo el régimen despótico y autoritario de Fulgencio Batista.
Y es que la economía cubana, en extremo condicionada por la presencia de Estados Unidos, se basaba en el turismo en las áreas urbanas y en una agricultura de carácter capitalista que había generado un numeroso proletariado rural, determinante en el proceso revolucionario.
Durante el nuevo régimen revolucionario ocupó alto perfiles en el campo de la economía, fue una de las tareas más importantes para la construcción en Cuba de una nueva sociedad. Entonces se desempeñó como presidente del Banco Nacional, director del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y ministro de Industria. Fue en aquellos años que Guevara representó a Cuba en varios foros internacionales, en los que denunció frontalmente el imperialismo norteamericano.
En 1959 al realizar un viaje alrededor del mundo se entrevistó con Gamal Abdel Nasser, Jawaharlal Nehru, Sukarno y Josip Broz Tito en otro viaje conoció a diversos dirigentes soviéticos y a los chinos Chu En-Lai y a MaoTse-Tung.
Por su inquietud de revolucionario, le hizo abandonar Cuba en secreto en 1965 y marchar al Congo, donde luchó en apoyo del movimiento revolucionario en marcha, convencido de que sólo la acción insurreccional armada era eficaz contra el imperialismo.
En 1966 ya relevado de sus funciones en el Gobierno cubano el Che Guevara volvió a Iberoamérica para lanzar una revolución que esperaba influyera en el ámbito continental desde Bolivia hacia Argentina, Chile, Perú, Brasil y Paraguay.
Elige Bolivia como centro de operaciones para instalar una guerrilla. Al frente de un pequeño grupo intentó poner en práctica su teoría, ideas que quedaron recogidas en su libro La guerra de guerrillas (1960), el Che creía que no era necesario esperar a que las condiciones sociales produjeran una insurrección popular, sino que podía ser la propia acción armada la que creara las condiciones para desencadenar un movimiento revolucionario.
Sin embargo, su acción no prendió en las masas bolivianas. Sin ningún respaldo popular en el mundo rural, y sin apoyo en las grandes ciudades por el rechazo de las organizaciones políticas comunistas, las posibilidades de éxito decrecieron drásticamente.
Aislado en una región selvática padeciendo su dolencia asmática, Ernesto Guevara fue delatado por campesinos y cayó en una emboscada del ejército boliviano en la región de Valle Grande, donde fue herido y apresado el 8 de octubre de 1967.
Siendo que el Che Guevara representaba un símbolo revolucionario para los jóvenes de todo el mundo, los militares bolivianos, aconsejados por la CIA, quisieron destruir el mito revolucionario, asesinándole para después exponer su cadáver, fotografiarse con él y enterrarlo en secreto.
En 1997 los restos del Che Guevara fueron localizados, exhumados y trasladados a Cuba, donde fueron enterrados con todos los honores por el régimen de Fidel Castro.
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