Directorio
domingo, 23 de febrero de 2020
Cerca el fin de los autos de gasolina
El desafío para México, será ver si es capaz de migrar en el corto plazo de una plataforma basada en el motor de combustión interna. Foto: Pixabay
CIUDAD DE MÉXICO.- México, gracias a su mano de obra, localización geográfica, un conjunto de muy hábiles empresarios y una mezcla adecuada de políticas, se ha convertido en una de las grandes potencias automotrices del mundo, más por su producción y su capacidad exportadora que por sus ventas. Pero cabe preguntarse si estamos listos para adaptarnos al vuelco histórico que podría significar el fin del auto de combustión interna y su eventual remplazo por el auto eléctrico y autónomo.
Un dato basta para disparar la discusión: el motor de combustión interna incluye más de cuatro mil piezas en su construcción, mientras que el motor eléctrico se puede montar con no más de una veintena de componentes. La sustitución del auto actual por el auto eléctrico implicará un reescalamiento de la industria de autopartes nacional, que cuenta con empresas de clase mundial y que emplea a miles de trabajadores por todo el país.
Un dato más: México, debido al tratado de libre comercio de Norteamérica, es la gran plataforma de las otrora tres grandes automotrices estadunidenses: Ford, General Motors y Chrysler (hoy Fiat). Ninguna de esas tres empresas se encuentra dentro de las principales vendedoras de autos eléctricos y/o autónomos y no han podido colocar ningún modelo eléctrico dentro de la lista de los más vendidos en los mercados globales.
Dicho de otro modo, si mañana desaparecieran los autos de combustión interna y sólo circularan los eléctricos, las grandes automotrices que producen y exportan desde México no tendrían mucho que vender, y la viabilidad de la industria automotriz mexicana estaría cuestionada.
¿Qué tan lejano está el escenario en que los autos eléctricos y/o autónomos sean la tecnología dominante en el sector automotriz global? A juzgar por las valuaciones que el mercado asigna a las distintas compañías productoras, dicho escenario no se encuentra demasiado lejos, pues el valor de mercado de Tesla, que produce apenas poco más de 400 mil unidades, supera al valor de mercado de Volkswagen y BMW juntas, quienes producen entre las dos casi treinta veces más que Tesla.
Es decir, el mercado no está pagando por compañías que producen autos convencionales y si está apostando porque el futuro le pertenece, de manera incorregible, a los productores de autos eléctricos con una componente de tecnología muy importante.
China y los Estados Unidos son los mayores mercados automotrices del mundo. México no tiene presencia en el mercado de autos asiáticos, pero es un jugador de primera línea en el mercado estadounidense, al punto de que el principal producto de exportación de México hacia los Estados Unidos es justamente autos, sus partes y refacciones. La inversión estadunidense directa en México está también muy ligada a las plantas, redes de transporte y distribución de este sector, por lo que su importancia no se limita tan solo a los flujos comerciales.
Recomendamos: 12 autos que más nos sorprendieron en el CES 2020
En otras palabras, del mercado automotriz estadunidense depende en buena parte la suerte de la economía mexicana, así que las tendencias que allí se desarrollen impactarán sin duda en el desempeño de la economía local. No es aventuradodecir que el NAFTA, hoy T-MEC, fue estructurado en buena parte para construir un sector automotriz de Norteamérica competitivo frente a Asia y Alemania y, hasta ahora, el resultado ha sido exitoso.
Pero la industria automotriz de Norteamérica se enfrentará en los próximos años a un reto muy distinto, la amenaza ya no serán los bajos costos y altas eficiencias, ni el diseño y la perfección de los alemanes. El reto será que el objeto mismo de la industria: el auto está experimentando una transformación radical: será eléctrico y autónomo, será masivo e independiente, será rentado y no propio, dejará de ser un símbolo de estatus personal para convertirse en algo útil y comunitario.
El desafío para México, quien no cuenta hasta el momento con una planta de Tesla, la automotriz en el centro de la transformación de la industria, será ver si es capaz de migrar en el corto plazo de una plataforma basada en el motor de combustión interna y las tres grandes estadunidenses, a una anclada en el nuevo auto eléctrico/ autónomo, con jugadores que quizá aún ni siquiera están bajo el radar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario