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jueves, 11 de julio de 2019

El "empoderamiento de las mujeres". Los casos de Leonor de Guzmán y Mariana de Austria.




El tema del poder de las mujeres es un asunto sobre el que la
historiografía, en particular aquella que toma como categoría analítica el
género, viene prestando especial atención. El trabajo que aquí
presentamos conforma un estudio sobre dos aspectos: el papel que
jugaron Doña Leonor de Guzmán y Doña Mariana de Austria en los
reinados de Alfonso XI y Carlos II, respectivamente; y el tratamiento que
ha dado la historiografía que versa sobre el ejercicio del poder en cada
uno de los casos.
Doña Leonor de Guzmán ejerció el poder en el reino de Castilla-León, en
el transcurso de los veinte años (1330-1350) durante los cuales perduró
su relación amorosa -como concubina real- con Alfonso XI, Doña
Mariana de Austria, por otra parte, fue esposa legítima del rey de
España, Felipe IV, y actuó como reina regente (1665-1675) durante la
minoridad del príncipe Carlos II. Partiendo de estas diferencias, daremos
cuenta del papel que cada una jugó y de las circunstancias culturales,
sociales y políticas. que les permitieron ejercer un poder real, es decir,
empoderarse.
Palabras claves: Poder; Concubina real; Reina regente;
Empoderamiento.
Women's power is an issue which historiography, in particular that one
which takes gender as an analytic category, is paying special attention to.
In this paper, we would like to present and study two aspects under
consideration.
Firstly, the roles that Doña Leonor de Guzmán and Doña Mariana de
Austria played during Alfonso XI and Carlos II reigns, respectively;
secondly, the way historiography dealt with the topic of power exercised
in each of these cases.
On the one hand, Doña Leonor de Guzmán excrcised her power in
Castilla-León kingdom in the time she had a love affair with Alfonso XI
which lasted twenty years (1330-1350). During that period she acted as a
royal concubine.
On the other hand, Doña Mariana de Austria, was king FelipeIV legitimate
wife, and she acted as the regent queen (1665-1675) during prince
Carlos II childhood. Taking these differences into account, we will deal
with the role each of them played and the cultural, social and political
circumstances that allowed them to exercise a royal power, that is to say,
empowerment.
Key Words: Power; Concubine royal; Queen regent; Empowerment.
1. Doña Leonor de Guzmán. La manceba de rey
Doña Leonor de Guzmán era, cuando conoce al rey, una
mujer viuda perteneciente a la alta nobleza castellana,
aunque nacida en Sevilla, y formaba parte del linaje de los
Guzmán cuyo ascenso económico, fundado en un primer
momento en el préstamo de dinero, comienza hacia el año
1300. El linaje de los Guzmán desciende de Don Boyl de
Afroys que, según las fuentes y en forma imprecisa, fue
pariente directo de un duque de Bretaña que llegó a España
para colaborar con Ramiro de León (859) en la "Guerra
Santa", y en compensación el rey le otorgó el castillo que
llevaría el nombre del linaje -Guzmán-. En el Memorial
histórico español recopilado por Barrantes Maldonado, en el
siglo XIX, este hecho se refiere así:
"Reinando este Rey Don Ramiro de León, primero deste
nombre, y teniendo tan continuas guerras con los moros, un
cavallero muy buen Xpiano, devoto y esforçado hermano de
Heruspogio, duque de Bretaña... (pero como se llamase este
su hermano, no ay escritura autentica que nos de
advertencia dello), vino al reino de León... el qual cavallero
breton y su compaña fue del Rey Don Ramiro de León
humanamente reçibido, agradeciéndole mucho su venida,
por ser en tiempos de tanta necesidad...; pero aunque de
aquella vez huvieron los xpianos lo peor de la batalla, en otra
segunda, con ayuda del apostol Santiago que allí se
apareçió, fueron vencidos los moros y muertos setenta mil,
como la crónica del rey Don Ramiro lo cuenta; y entonçes
ganaron á Calahorra y á otros castillos, y volvieronse á Leon,
tan ricos del despojo de la batalla, que el que menos en ella
uvo quedó rico y próspero, de lo qual cupo bien larga parte a
aquel cavallero, hermano del duque de Brataña, porquél se
señaló tanto en aquella batalla, que los suyos, viendo cuan
bueno andaba y quan buen honbre por su persona salia,
apellidavan diziendo «mira el gut man,» ó «qué gut man»
que quiere dezir buen honbre en lengua alemana, y que de
alli adelante el Rey le llamó ansi Gut man, como los suyos lo
llamavan..., que despues, corruto el vocablo, se llamó
Guzman"
1
Posteriormente, Boyl de Afroys contrajo matrimonio con
Leonor Ramírez, hija natural del Infante Ordoño de quien
aquél había sido ayo, ascendiendo, de esta manera, a la
categoría de rico hombre "...y este dende á poco tiempo que
se casó huvo en su muger un hijo, que por ser bivo su
abuelo el rey lo llamaron Ramiro, y por el padre lo llamaron
Guzman, ansi que se llamó Ramiro de Guzman, el que fue el
primer señor de la casa de Toral, y del dependen todos los
Guzmanes que ay oy en Hespaña, y dél dependió aquel bien
aventurado santo Domingo de Guzman... y dél desçendió
Don Alvaro Perez de Guzman, el Bueno, y sus
desçendientes los señores de la casa de Niebla y duques de
Medina Cydonia"2
.
La consolidación del linaje se observa a partir del reinado de
Alfonso VII (1126-1157), alcanzando relevancia entre 1291 y
1309 con Alfonso Pérez de Guzmán, hijo ilegítimo que, entre
los mencionados años, participó como caballero mercenario
en el norte de África obteniendo un importante poder
económico y un prestigio tal que le permitieron consolidar
una sólida base señorial para su linaje en el reino sevillano3
.
Esta sólida base señorial se haría efectiva en la unión
matrimonial de sus hijas con Luis de la Cerda y Fernán
Pérez Ponce. Doña Leonor era hija de Don Pedro Núñez de
Guzmán y de Doña Juana Ponce de León, hija de Don
Fernán Pérez Ponce, adelantado de la Frontera y de Doña
Urraca Gutiérrez Meneses personajes, los varones, que
ocuparon cargos relevantes durante el reinado de Alfonso X.
Al mismo tiempo, Doña Leonor está relacionada con la
nobleza andaluza por medio del matrimonio de su hermana
con Don Enrique Enríquez.4
La casa de Niebla era uno de los principales linajes de la
nobleza andaluza, junto con los Ponce de León, Aguilar,
Enríquez, Coronel -con quienes se encontraban
emparentados-, Portocarrero y Córdoba, contando con un
importante patrimonio en Sevilla y Córdoba. Patrimonio éste
que durante la minoría de Alfonso XI se extiende con la
herencia de Guzmán el Bueno. Si bien el establecimiento de
estos linajes en la frontera los sometía a actividades
puramente militares y por este motivo no es común
encontrarlos ocupando cargos administrativos, durante los
primeros años del siglo XIV, Juan Alfonso, hijo de Guzmán el
Bueno, apoyó la tutoría de María de Molina, del Infante Don
Felpe durante la minoría de Alfonso XI, y del mismo Alfonso
cuando éste accedió al cargo regio.
Hacia el año 1330, Doña Leonor conoce a Alfonso XI, "el
justiciero", (1312-1350).
"...Et en aquel tiempo era una dueña en Sevilla, que llamaba
Doña Leonor, fija de Don Pedro Nuñez de Guzman: et como
quiera que fuese viuda, era de pocos dias mas que el Rey,
et rica dueña, et muy fija-dalgo, et en fermosura era la mas
apuesta mujer que avia en el reino: et desde otra vegada que
la el Rey avia visto... siempre tovo el corazon puesto en
ella..."5
Y se convierte en la favorita del rey. No resulta singular el
hecho de haber sido concubina del rey, teniendo en cuenta
que dichas relaciones eran comunes entre la nobleza. Estas
relaciones extra-matrimoniales eran aceptadas de hecho
entre los linajes superiores de nobles y reyes6
. No obstante,
en esta sociedad de guerreros, fuertemente caracterizada
por las jerarquías, la masculinización de las relaciones
mediante lazos personales entre hombres y la ideología de la
Iglesia7
, fue singular el espacio de poder que esta mujer
construyó durante el reinado de Alfonso XI: llegó a actuar en
los asuntos del reino, siendo escuchada por el rey en
asuntos referentes a política interna y externa, y a veces en
abierta contradicción con los intereses de la nobleza
castellana. La influencia que Doña Leonor ejerció en las
decisiones del soberano y, sobre todo, el poder que ella
adquirió y mantuvo hasta la muerte de Alfonso XI fueron los
hechos que inquietaron a los círculos más encumbrados de
la nobleza y del clero, y no la existencia de la relación de
concubinato con el rey, relación por otra parte, como
señalamos se aceptaba socialmente en la época. Inquietó la
capacidad de crear un entorno de redes sociales en cuyas
relaciones se tornaba cada vez más sólido su poder por la
influencia que ostentaba, desatándose entre la nobleza una
gran violencia en su contra que se hará manifiesta a la
muerte del rey, cuando se hacen visibles un partido en favor
de la línea legítima y otro en favor de la bastarda.
Durante la minoridad de Alfonso XI (1313-1325), el reino de
Castilla-León estuvo bajo una regencia de carácter tripartito,
compartida por María de Molina, abuela del rey, y los
Infantes Don Pedro y Don Felipe. Es necesario hacer
mención a la relación que, desde la muerte de sus padres -
Fernando IV (1295-1312) y Doña Constanza de Portugal
(1313)-, Alfonso entabló con su abuela porque se puede
considerar que muchas de las características propias de este
monarca fueron producto de la crianza que recibió desde
muy pequeño por la reina Doña María de Molina. Esta noble
y enérgica mujer fue el pilar más sólido en la defensa de los
derechos de Fernando IV a la Corona, y de Alfonso XI, su
nieto. Partícipe activa de la política del reino, tuvo plenos
conocimientos de los deberes regios y fue capaz de actuar
con actitud realista, experimentada y tenaz, pero al mismo
tiempo benevolente y comprensiva, como lo muestra la
Crónica cuando relata las discusiones acerca de la tutoría de
Alfonso XI:
"... et desque fué guaridó llegole mandado de un caballero
de Avila que decian Garci Gonzalez, en que le envió decir
que sopiese que la Reina Doña Constanza et el Infante Don
Pedro venian á Avila et que querian tomar al Rey, et que le
enviaba decir que él que se fuese luego para allá ante que
ellos y llegasen, et que ge le darian el Rey. Et Don Juan
Nuñez quando oyó lo que le envió decir aquel caballero de
Avila, ovo ende muy grand placer, et fuese luego para la
Reina Doña María, et fabló con ella, et díxole que si ella ge lo
mandase que iría por el Rey, et que ge lo traeria á Valledolit.
Et la Reina dixo que este fecho era muy grande et muy
peligro, et que era mucho de catar, et que coidaría sobre
ello, et que le daría lo que entendiese. Et deste fecho pasó a
la Reina, porque entendió que si ella le mandase que fuese
por el Rey, et él le sacase de Avila, que era muy grand
ocasión para aver guerra et mucho mal entre los Ricos-omes
de la tierra..."
8
De ella, Moxó ha dicho que "ha tenido una conducta
intachable, brindó a su nieto un modelo de esposa y madre,
y lo educó bajo la religión cristiana". María de Molina, hasta
su muerte en 1321, significó para Alfonso XI, según la
Crónica, "la protección y el cuidado", ella previó su
protección colocándolo bajo la guarda de la ciudad de
Valladolid con la promesa de cuidarlo y no entregarlo a nadie
hasta la mayoría de edad9
, es decir, encomendando a la
ciudad cuidar al rey, que significaba proteger al reino.
Al llegar a la mayoría de edad Alfonso XI es coronado rey, y
una de sus primeras medidas fue sanear la economía10, que
se encontraba devastada desde épocas anteriores a su
ascenso al trono; otra fue encarar la sucesión al trono:
contrajo nupcias con María, hija de Pedro de Portugal. María
de Portugal fue una pieza importante en la alianza entre el
reino de Castilla-León por el matrimonio, pero como reina
jugó un papel pasivo. El matrimonio entre los linajes
poderosos construye y afirma el poder político que detentan,
es el modo cultural que en la sociedad en estudio asegura la
reproducción material y biológica de sus miembros,
patrimonios, cargos y funciones11.
La Crónica se refiere a la alianza matrimonial entre Alfonso y
María de esta manera:
"...y el Rey de Portogal vino á sabogal, é traia consigo á la
infanta Doña Maria su hija, esposa del Rey de Castilla, y en
un lugar que se dize Alfayates, que es en Portogal, fue el
Rey don Alfonso de Castilla, donde se hizieron las bodas, é
de alli se vinieron los Reyes á Fuente Guinaldo, aldea de
Cibdad Rodrigo..., y el de Castilla se vino a Valladolid..."
12
Sin embargo, pasado un tiempo de efectuado el matrimonio
entre el Rey y María, al no haber hijos la situación resultó
perjudicial para la reina, que fue relegada y autoexcluida de
ocupar un rol más activo como reina:
"non oviera fijo della: ca amos á dos eran de pocos dias. Et
porque el Rey era muy acabado hombre en todos sus
fechos, teniase por muy menguado porque non avia fijo de a
Reina; et por esto cato manera como oviese fijo de otra
parte, et que la parte fuera de tan gran linaje, que
sinergüenza los fijos que della oviese pudiesen no
desmerecer por el linaje de la madre..."
13.
En estas circunstancias es cuando Alfonso conoció a Doña
Leonor de Guzmán y entabló con ella una relación amorosa
extra-matrimonial. Historiadores contemporáneos, al evaluar
la vida de esta mujer, han concluido que fue "una reina de
facto frente a una reina legítima ausente"14. El fruto de los
veinte años que duró su concubinato fueron diez hijos, de los
cuales al momento de la muerte de Alfonso (1350) ocho se
encontraban vivos. Todos estos niños fueron
abundantemente dotados en títulos y propiedades que
significaron un lugar privilegiado para el círculo nobiliar en
que se movían los Guzmán15.
La función principal de la mujer era dar hijos al marido y al
grupo familiar que la recibía. Esta función de la maternidad,
adquiere mayor importancia durante el reinado de Alfonso X,
cuando el papel de la mujer como madre adquiere nuevas
dimensiones: al papel de la mujer-madre como reproductora
se le suma el de ser la fuente de amor, afecto y honra hacia
sus hijos y esposo. En las Partidas esta relación de amor,
madre-hijos se muestra de la siguiente manera:
"Et sobre todas las otras honras que las leyes otorgan a las
mugeres, esta es la mayor, que los fijos que nascen dellas
veviendo de so uno con sus maridos, que son tenudos
ciertamente por fijos dellos et deben heredar sus bienes, et
por eso los deben honrar, et amar et guardar sobre todas las
cosas del mundo, et ellos otrosi á ellas.
Piedat et debdo natural debe mover á los padres para criar
sus fijos, dándoles et faciéndoles lo que le es menester
segunt su poderío, et esto se deben mover a facer por debdo
de natura; ca si las bestias que nin han razonable
entendimiento aman naturalmente riar sus fijos mucho mas
lo deben facer los homes que han entendimiento et sentido
sobre todas las otras cosas"
16
María de Portugal, finalmente, también dio dos hijos a
Alfonso, Fernando y Pedro. En cuanto al nacimiento del
segundo hijo, Pedro I, el futuro rey, la Crónica lo refiere así:
"Et estando el Rey en la cera de Ferrera, la Reyna Doña
María su muger, que avia fincado en Burgos, encaesció de
un fijo varon, et nació treinta dias andados deste mes de
Agosto... et [el Rey] mandó batear al Infante su fijo, et
pusole nombre Don Pedro [1333]..."17
Sin embargo, aunque la reina tuvo hijos y cumplió con el rol
de asegurar la sucesión, el rey la mantuvo relegada de la
intimidad de su círculo, lugar ocupado por Doña Leonor, que
siguió siendo la persona de confianza y principal consejera
de Alfonso XI, pues "el Rey fiaba mucho della, ca todas las
cosas que se avian á facer en el regno, pasaban sabiendolo
ella, et non de otra manera, por la fianza que el Rey ponia en
ella".
18 La reina, María de Portugal, quedó relegada a un
segundo plano frente a la manceba del rey que estaba
respaldada por haber sido madre de los bastardos reales, y
por la opulencia e influencia política del linaje de los Guzmán
en los asuntos del reino castellano.
2. La mujer en la historiografía
La historiografía que ha versado sobre Doña Leonor de
Guzmán, tanto de los cronistas de la época de Alfonso XI
como de los historiadores del siglo XIX, y posteriores, fue
atravesada por prejuicios ideológicos sobre su relación con
el rey: han hecho prevalecer, en su análisis, la posición de
concubina, destacando en el accionar de Leonor "elementos
de malicia, de intereses personales, de manipulación y
engaño":
Don Juan Manuel, su acérrimo enemigo, se ha referido a ella
como: "aquella mala mujer", haciendo referencia también a
la malicia de "la de Guzmán" que "como quiere que el Rey
de Castiella et los de su consejo e aquella mala mujer se
guardan del et non lo ponen en consejo de ninguna cosa (...)
Agora Senyor desque no le ha fincado al Rey de Castiella
ninguna cosa de lo que dar pudo fuera de la Corona del
regno que todo lo ha dado a estos sus fijos et desta mala
mujer anda tomando maneras por do lo herede de lo que los
reyes sus vezinos et el acuerdo es este segund que dixieron
et es cierto"
19. Acerca de esta denominación: mala mujer,
Pérez de Tudela y Velasco20 explica que las mujeres eran
divididas jurídicamente, sin discriminar categoría social o
riqueza, en dos categorías cuyo criterio de distinción era
moral. Estas categorías eran: las mujeres honestas,
categoría que se extiende a todas aquellas que gocen de
buena fama reconocida en contraposición a las malas
mujeres. La honra, es decir el criterio moral que se utiliza
como parámetro en esta categorización, depende del destino
que cada una otorgue a su cuerpo, en el caso de Leonor, su
cuerpo quedó atrapado en una relación punida en el derecho
canónico.
En el siglo XIX, Barrantes Maldonado21 también vuelca estos
prejuicios: no obstante calificarla de una mujer "muy cuerda"
pero " maliciosamente interesada que buscaba alcanzar la
Corona y ubicar económica y políticamente a sus
descendientes: "...y ella se escusó siempre diziendo que
ninguna parte le daría de sí, si no se casaba con ella; y dizen
quel Rey le prometió que si dentro de quatro años la Reyna
Doña María, su muger no pariese, que la dejaría y se casaría
con ella, y con esta esperança de ser Reyna, como
podríamos dezir que lo fue mas que la otra, é con
pensamiento que quedaría a su hijo e nieto é deçendientes
de reyes de Castilla,... se determinó aunque con gran
dificultad de estar a servicio del Rey; y como esta señora
muy cuerda,... trabajó mucho por lo servir..."22.
Entre los historiadores del siglo XX, Giménez Soler23 intenta
mostrar cómo "la Guzmán" provoca angustia en Pedro I con
sus ambiciones de colocar a sus hijos bastardos, realizando
alianzas y manejos a espaldas de Don Juan Manuel y del
propio Pedro I. Ballesteros-Beretta24, también se refiere a
Da. Leonor como "la de Guzmán" y define la relación que
esta entabló con el rey de la siguiente manera: "fueron
veintitrés años de amores escandalosos, impetuosos y hasta
admitidos por las Cortes extranjeras..." y en cuanto a los
hijos de la pareja considera que "...tuvieron diez hijos (...)
todos ambiciosos y engreídos por la posición en que les
mantuvo su padre", cabe preguntarse si su ambición y su
actitud engreída también son producto, a criterio del autor,
de la crianza dada por la madre?. Evidentemente, las
consideraciones de Ballesteros-Beretta sobre Leonor de
Guzmán son bastante negativas, juzgándola moralmente,
aunque reconoce que pese a ser mujer y concubina gozaba
de talento y experiencia política. Así lo describe: "en la carta
al Conde Lope de Luna (...) puede vislumbrarse (...) hasta la
iniciación de una estrategia política porque el Conde Lope de
Luna era un mediador poderoso, de gran relieve en el reino.
(...) Da. Leonor de Guzmán explotó en su favor la presencia
en Castilla del infante Don Fernando de Aragón, hermano y
enemigo de Pedro I"
25. Salvador de Moxo aunque destacó la
notable capacidad de maniobra de Doña Leonor, y que
"alcanzó a ejercer y mostrar un notorio influjo político sin
embargo el juicio moral y prejuicio, aparece: porque el poder
ejercido fue a través de la intimidad (que) sobre Alfonso XI
(tenía la concubina) quien hacía lo que Doña Leonor quería"
26. González Crespo27, por su parte, considera que la
relación entre Alfonso XI y Da. Leonor "la de Guzmán" fue
una grieta que resquebrajó la obra de Alfonso XI
"destruyendo todo el esfuerzo de reconstrucción interna y
lanzó a Castilla a una lucha fratricida cuyo resultado sería la
entronación de un bastardo [Enrique III] y el advenimiento de
la dinastía Trastámara"
28. De esta manera, Leonor de
Guzmán sería, en parte, culpable de la destrucción de
Castilla, de los hechos posteriores a la muerte del rey y al
reinado de Pedro I. En fin, no cabe duda del temor que la
reina madre y Pedro tenían sobre su seguridad frente a los
bastardos y no cabe duda de que la guerra se originó allí. En
cuanto a los bienes que obtuvieron los hijos de Da. Leonor,
estos fueron "colmados de riquezas y honores, obtenidos por
la ambición materna y la generosidad paterna, aunque
habría que decir que el rey más que generoso fue pródigo
con ellos, al derrochar bienes que hubieran podido
permanecer en el realengo"
29. Todos los males acaecidos
durante este reinado son atribuidos, por el autor, a las
relaciones ilícitas del rey y al nacimiento de sus hijos
bastardos, hechos que habrían sido acompañados por los
planes preconcebidos por parte de la concubina para que el
Rey despilfarre sus riquezas en lugar de velar por la
prosperidad de la Corona y de su legítimo heredero. En la
misma línea, García Fernández muestra cómo el poder
ejercido sobre el rey le posibilitó aumentar rápidamente y de
manera magnífica su patrimonio y el de su linaje -a la muerte
de Alfonso XI, la Casa de Niebla contaba con un patrimonio
entre los reinos de Córdoba y Sevilla integrado por las villas
de Alcalá de Guadaira y Medina Sidonia, Huelva, las villas de
Cabra, Lucena, Aguilar de la Frontera y Montilla,
equivalentes estos territorios al 2,7% del reino de Sevilla y al
66% del reino de Córdoba- y consolidar una red clientelar
muy vasta a su alrededor cuyos exponentes más importantes
provenían de Andalucía, Castilla y León. Considera que el
prestigio social de Da. Leonor de Guzmán surgió a partir de
su entrada en el círculo íntimo de Alfonso XI. Posteriormente,
el autor muestra los títulos y bienes que fueron adquiriendo
los hijos bastardos de Da. Leonor, producto de una
contundente política de afianzamiento de los patrimonios
señoriales llevada adelante por esta poderosa mujer

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