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miércoles, 23 de enero de 2019

Desgastar al Ejército



Pablo Hiriart


Las Fuerzas Armadas se han desgastado en tareas de seguridad pública, porque no es lo suyo, pero destacadamente por las campañas de propaganda negra que la ahora coalición gobernante lanzó en contra suya durante los años recientes.

Ahora se le somete a nuevas pruebas de desgaste, como es cuidar ductos con la instrucción de no actuar en circunstancias de robos o ataques.

Entonces, ¿para qué mandan a los soldados a formarse en piquetes cada 10 kilómetros de ductos, si no van a poder defender nada, ni defenderse ellos?

Lo que ocurrió unos días antes –y muy cerca del sitio– de la tragedia del viernes, es una muestra de lo que no se debe permitir.

Un grupo de encapuchados que robaba gasolina retuvo a una decena de soldados. Los golpearon y así, ensangrentados, los soltaron a cambio de impunidad.

De esa manera se pierde el respeto hacia una gran institución.

Llama la atención, y alarma, la desmedida militarización del país que nos trae el nuevo gobierno.

Para todo necesitan a los militares.

Morena, sus dirigentes y camaleónicos aliados en los medios de comunicación no se cansaron de denostar la presencia de militares y marinos en el combate a los grupos criminales.

El propio líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, los acusó de “masacrar”. De ser instrumento de los opresores del pueblo.

Dijo que de ganar la presidencia cambiaría la estrategia. A anunció que convertiría a los malhechores al camino del bien con el poder de su palabra y el perdón de los delitos.

Iban a desmilitarizar el país y ahora crean una Guardia Nacional militarizada, con elementos de la Marina y del Ejército, con mando operativo en las Fuerzas Armadas y un mando civil de adorno, para lo administrativo.

Como dijo con ironía el gran Magú: “militarizar el país para desmilitarizar el país”.

Hubieran dicho antes que necesitaban militarizar a México para bajar la inseguridad. No lo hicieron, pues proponían exactamente lo contrario.

Les faltó lealtad al no apoyar iniciativas previas que quisieron darle una protección legal a las Fuerzas Armadas en sus tareas de seguridad pública. Ahora en el poder hacen lo mismo que sus antecesores, que tanto criticaban.

Y lo hacen en una escala mucho mayor, ya que nadie trasgredió el límite de plantear que las Fuerzas Armadas tuvieran como subordinadas a las policías civiles.

Tiene razón el presidente de la República al afirmar que las policías estatales y federales no tienen la capacidad ni la disciplina para enfrentar a narcos y otros delincuentes.

La tarea, entonces, era preparar cuerpos policiacos civiles y que los uniformados regresen paulatinamente a los cuarteles.

Y con la Guardia se entierra esa posibilidad. Todo militarizado y no hay presupuesto para otra cosa.

Agraviaron e insultaron a las Fuerzas Armadas por hacer tareas de corporaciones civiles.

Calumniaron y amenazaron con juzgar a los presidentes que recurrieron al Ejército y la Marina para enfrentar la emergencia delictiva en el país.

¿Ni una disculpa a los que hicieron, en pequeña escala, lo que ellos van a hacer en grande al dar facultades aplastantes de las Fuerzas Armadas?

Los que dijeron –con razón o no– que era una estrategia equivocada, la van a profundizar.

Los diputados de Morena quitaron en sigilo el transitorio 4 de la reforma que crea la Guardia Nacional, porque no se atrevieron a decirlo en tribuna.

Mucho menos lo hicieron de frente a López Obrador cuando se reunieron con él para tratar el tema la semana pasada.

Aunque se diga en el dictamen que las facultades de estados y municipios en materia de seguridad “quedan intocadas”, el Ejército estará al frente de todas las policías en las 155 regiones que, en primera instancia, se dividirá al país.

Ojo, nunca podrá darse marcha atrás a ese paso. Será irreversible.

También usan al Ejército para construir el aeropuerto en la base aérea de Santa Lucía.

Quieren a nuestros soldados hasta de albañiles, peones y camineros, que no lo son.

También pretenden que el Ejército sea constructor, urbanizador y desarrollador inmobiliario una vez que el gobierno privatice parte del Campo Militar 1F, en Santa Fe.

Las nuevas pipas que se van a comprar con el fin de transportar combustibles no serán para Petróleos Mexicanos, sino que serán para el Ejército.

¿De qué se trata?

Lo anterior no tiene nada que ver con seguridad pública.

Y sí, mucho, con el desgaste de nuestros institutos armados.

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