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lunes, 7 de mayo de 2018

Meade asegura que el PRI se va... pero a Los Pinos

En el evento realizado en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI estuvieron presentes Héctor Astudillo, Alfredo del Mazo, Alejandro Murat, entre otros.
José Antonio Meade aparece tomado de la mano con Juana Cuevas en la explanada del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, entre cientos de militantes que agitan sus banderas y hacen sonar sus matracas, usando una chamarra roja.
Es la primera vez que el candidato llega a un evento del partido utilizando su color, el del PRI. En éste, que es el relanzamiento de su campaña, a más de un mes de iniciada la contienda.
Ahora, el Meade ciudadano busca también ser un priista más.
“Hay quienes dicen con soberbia que el PRI ya se va; a los que con soberbia dicen que el PRI ya se va, les decimos que sí, que nos vamos de esta explanada, ¡a Los Pinos!”, grita el exsecretario de Hacienda desde el templete.
A su llegada, Meade parece nervioso, camina por el pasillo formado por vallas y saluda a quienes asistieron para verlo y apoyarlo. Se toma selfies, da la mano, abrazos, pero a veces se le borra la sonrisa.
Ese nervio del candidato presidencial contrasta con la felicidad del nuevo presidente del tricolor, el guerrerense René Juárez Cisneros, quien, cuando sube al templete, –y el presentador le da el título de ‘doctor’– se siente tan aplaudido que dice que nada más falta que le digan “guapo”.
Entre los asistentes, faltan algunos gobernadores priistas para apoyar a su candidato. Ahí están los mandatarios de Coahuila, Campeche, Estado de México, Guerrero, Oaxaca, Tlaxcala, Yucatán, pero otros no asisten.
Pero, en primera fila, se ve al exsecretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; al coordinador de campaña, Aurelio Nuño; a Emilio Gamboa y a Claudia Ruiz Massieu, al lado de su candidato.
Meade Kuribreña toma el micrófono y habla fuerte, con toda su voz, algo que no acostumbra en sus mítines. Grita las primeras frases: “¡quiero que recordemos este 6 de mayo como el día en donde en nuestro corazón se albergó la certeza de que vamos a ganar!”, y le comienzan a llegar los aplausos.
Asegura que la lucha electoral hasta el 1 de julio es a muerte, como se luchó la Batalla de Puebla, y que ésta es una elección donde se juega el futuro del país.
“Ésta no es una elección cualquiera, ésta es una elección frente a la cual nuestros hijos nos van a preguntar de qué lado estuvimos, habiendo tenido la oportunidad de estar en la arena, qué estuvimos dispuestos a hacer”, dice.
Continúa diciendo que “hay que pensar en esta elección qué le queremos contestar a nuestros hijos, pero, sobre todo, del lado que estuvo dispuesto a jugársela a muerte para defender lo que creemos en este país”.
Reconoce la gestión de Enrique Ochoa al frente del partido, aunque, cuando habla del expresidente, el aplauso se debilita.
Meade Kuribreña cierra gritando: “¡Qué viva el PRI!”, y los aplausos y matracas se escuchan como una lluvia de granizo debajo de la carpa montada en el estacionamiento de la sede nacional.
Al terminar, cuando todavía vuelan los papelitos rojos y blancos como lluvia encima de los asistentes, Meade hace algo que no ha hecho antes.
Aunque se siente incómodo bailando, sube a las gradas y se une a la batucada priista. René Juárez es más entusiasta que él y toca con fuerza el tambor mientras las voces dicen “vamos con Pepe Meade”. El candidato mueve un brazo y luego otro, sin mucho ritmo.
Los asistentes comienzan a irse del PRI, muchos sin tomarse la foto con su candidato. Desde el equipo de campaña del exfuncionario federal presumen que ya encontraron “la estrategia ganadora” y los resultados van a llegar.
Cuando se aleja de la multitud, José Antonio Meade se quita la chamarra roja.
Se le pregunta cómo le fue. Sonríe visiblemente cansado, alza el dedo pulgar y camina para entrar a la reunión privada con el nuevo presidente del Revolucionario Institucional, para seguir hablando de cómo, desde el tercer lugar en las encuestas, el partido lo puede impulsar a ganar las elecciones del próximo 1 de julio.
Culpan a Ochoa de dejar un partido 'fracturado'
Al expresidente nacional del PRI, Enrique Ochoa, “le hizo falta sensibilidad, tacto político con la base, lo que generó molestia y dejó vulnerable a toda la estructura partidista del país”, advirtió el presidente del PRI en Chiapas, el diputado federal Julián Nazar.
En entrevista con El Financiero, el chiapaneco señaló: “El militante priista de base es leal, sencillo y sociable, pero se siente si no lo tomas en cuenta, si no le das un buen trato, si no lo respetas”.
Nazar, con más de 40 años de militancia priista, consideró que “faltó mayor comunicación con Comités Estatales”.

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