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martes, 30 de enero de 2018

¿Rozón…y? COLUMNA DE ANÁLISIS Y COMENTARIOS POLÍTICOS

Los corruptos de la izquierda pejista no alcanzan el descaro ante los mexicanos
Son los " incoherentes " con los que el país se ha acostumbrado a convivir y a los que en reiteradas ocasiones les hemos dado el voto con “la esperanza” (casi siempre defraudada) de que podían mejorar.
La izquierda pejista ha demostrado en estos meses una incompetencia que raya en algo que transmite su humor a través de imágenes, generalmente sin el uso de palabras, como "Super Nacho”. No vale la pena ahondar en ello, se ha vertido suficiente tinta en ello. La izquierda que quiere imponer Andrés Manuel López Obrador, que se arroga a sí misma -y en algunos aspectos tiene- una autoridad moral e intelectual mayor que la de la derecha, es malo para administrar, que no cuida su aspecto personal, desorientado. Siempre lo ha sido.
En términos de mentir, claro está, alcanza la dimensión del descaro ante los mexicanos. Los deshonestos de la izquierda obradorista son más bien expoliación de poco valor, más cercanos al "robo hormiga" de sobrevivencia que al desfalco de gran proporción. A seis años de distancia López Obrador sorprendió al declarar que no descarta dar una amnistía a los narcotraficantes para acabar con la violencia en el país. Pero habrá que esperar los resultados de las próximas elecciones, donde sin duda, la elección ante tanta mentira donde sus ideas son caducas que parecen “ocurrencias”.
Pero igual muchos sacan su "rabanada" y no es inusual ver a militantes de su partido asumiendo cargos en los que no tienen competencias necesarias. Son los mismos que en sus discursos ante la militancia se ha acostumbrado a convivir y a los que en reiteradas ocasiones les hemos dado el voto con la esperanza (casi siempre defraudada) de que podían mejorar.
También, por supuesto, hay funcionarios de gobiernos de izquierda de sobrados méritos, técnicos idealistas y muy competentes, pero su aporte se ve ensombrecido por la tendencia atávica de la mayoría de los burócratas de sus filas a la improvisación y la desidia.
Ese tipo de propuestas son las que hace un populista, digamos, patrón. Pero aventarse a proponer cosas irreales y manchadas.
Y cuando uno ve lo que ama esta en tan malas manos, hay solo dos opciones: o llorar o gritar.
Hoy día me levanté con ganas de vociferar. Quizás porque estoy analizando demasiados periódicos y consumiendo internet. Pido disculpas si agravié gratis a alguien que se considerara referido por estos desconciertos. Fueron dichos "con todo respeto"…
Así es como cada semana estaré compartiendo con todos ustedes mi columna.

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