Trasladan al “Chapo” Guzmán al Altiplano. (Especial)
CIUDAD DE MÉXICO.- Durante los seis meses que Joaquín Guzmán Lorea El Chapo permaneció fuera del Altiplano, tras su fuga el pasado 11 de julio, los índices delictivos en México no mostraron un comportamiento distinto en comparación con el periodo en el que se encontraba recluido; tampoco variaron en la zona del Triángulo Dorado (Sinaloa, Chihuahua y Durango), donde se desplegó un operativo especial para su captura.
Estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) muestran que las variaciones en la incidencia del fuero común fue una constante a principios de 2015. Consultados por El Financiero, especialistas atribuyen este fenómeno a que el líder del Cártel de Sinaloa sólo trabajó en su resguardo y no en abarcar nuevos territorios.
De acuerdo con el SNSP, de enero a junio de 2015, el total de delitos en el país oscilaba entre los 118 y 128 mil por mes, mientras que a partir de julio (mes en el que se fugó El Chapo) el número descendió a 123 mil casos, destacando octubre, cuando se elevó a su máxima anual de 131 mil 966 registros.
Para el doctor Eduardo Guerrero, especialista en temas de seguridad nacional, y columnista de este diario, las estadísticas de ilícitos se mantuvieron estables debido a que “El Chapo tuvo poca oportunidad de operar en el cártel y más bien se dedicó a esconderse y protegerse. Ya vimos que fue infructuoso. Pero durante estos seis meses no vi nada que cambiara el panorama del crimen de la violencia, así como también, que el operativo para su captura se focalizó en una sola región (el Triángulo Dorado)”.
Sin embargo, destacó que fue cuando el capo permaneció en el Altiplano, desde su segunda captura en febrero de 2014, cuando sí crecieron los enfrentamientos en algunas regiones de Jalisco y Sinaloa, debido a que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) intentó robar plazas a la agrupación liderada por Guzmán Loera.
La información del Sistema Nacional, también presentada por delitos de alto impacto, muestra que de enero a mayo hubo un aumento en el número de homicidios dolosos, al pasar de mil 269 a mil 465. Sin embargo, éstos mantuvieron el mismo nivel el resto del año. Respecto al secuestro y la extorsión, las cifras disminuyeron.
Para Francisco Rivas, vocero del Observatorio Nacional Ciudadano, no hubo un cambio en los índices delictivos tras la fuga pues “nosotros traemos una tendencia desde hace aproximadamente cuatro años en la disminución de delitos alto impacto, en robos en particular. No significa que estemos fuera de críticas internacionales”.
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