Por Enrique QuintanaComo se preveía, el Banco de México optó por dejar sin cambio su tasa de interés de referencia, que continúa en 3.0 por ciento.
Y digo que como era previsible porque, para que la subiera, se requería que la Fed la hubiera incrementado también la semana pasada.
Pero además, el escenario de un tipo de cambio que seguía deteriorándose sin control o de un traslado de los efectos de la devaluación a los precios, tampoco se ha dado.
Así que, para las próximas decisiones de política monetaria de nuestro Banco Central habrá que ver de nuevo qué hace la Fed. Hay queesperar al 29 de octubre, o más probablemente al 17 de diciembre, para que haya posibilidades de un alza.
Algo relevante que se observó en el comunicado que ayer emitió la Junta de Gobierno del Banxico es el acento en los riesgos del crecimiento.
“…el balance de riesgos para el crecimiento de la economía mundial se ha deteriorado, permaneciendo sin cambio el correspondiente a la inflación”, señala desde el primer párrafo el comunicado.
Aunque Banxico reconoce que se ha mantenido un crecimiento moderado en México, con una mejor evolución de las exportaciones y un crecimiento del mercado interno, considera sin embargo que el balance de riesgos para el crecimiento ni se ha mejorado ni deteriorado.
Sin embargo, el complejo entorno internacional ha llevado a algunos a redefinir sus expectativas para 2016.
Ayer mismo, Banamex dio a conocer una revisión a la baja en su expectativa de crecimiento del PIB de 2016 para ubicarlo en 2.8 por ciento en lugar del 3.2 por ciento previo. Es interesante que se mantengan las expectativas para 2015, con un crecimiento de 2.3 por ciento.
El consenso señala que el crecimiento de este año se ubicaría en 2.32 por ciento, algo muy cercano a la estimación de Banamex, y que en 2016 sería de 3.0 por ciento. Para este año se percibe que hay una buena parte del camino andando y que además las propias inercias no van a permitir cambios sensibles ni para bien ni para mal. Sin embargo en 2016 hay percepciones muy diferentes detrás del promedio. Por ejemplo, hay quien ubica todavía una expectativa de un crecimiento de 3.5 por ciento como es el caso de Santander o UBS, por citar sólo dos ejemplos.
Y al mismo tiempo hay quienes ven el panorama de modo mucho más pesimista, con un estimado de 2.20 por ciento, como el caso de Barclays.
Sin duda uno de los factores de mayor incertidumbre en el escenario internacional tiene que ver con China.
Hay quienes son optimistas y piensan que el gobierno chino tendrá capacidad para hacerle frente a las nuevas circunstancias que enfrenta la segunda economía del mundo y sólo habrá una desaceleración del crecimiento.
En contraste, otros piensan que apenas estamos viendo la punta del iceberg y que la crisis china está comenzando con implicaciones más serias para la economía mundial. Sabremos quién tiene la razón en los siguientes meses. Sin embargo, lo que es un hecho es que las preocupaciones del mundo entero ahora están mucho más puestas en el crecimiento que en la inflación.
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