Por Julio Madrazo
¡Bien por la Federación Mexicana de Futbol! Hace apenas ocho meses dediqué este mismo espacio a felicitar el papel que El Piojo Herrera había realizado durante 2014 como director técnico de la Selección Mexicana.
Todo parecía indicar que se trataba de un hombre maduro, ecuánime, serio y a la altura de su responsabilidad. Ante la ausencia de líderes en México, de ejemplos a seguir, la figura de El Piojo se antojaba como una flor en el desierto.
El Piojo llevaba dos meses dando muestras de un comportamiento inadecuado, por lo cual debía ser expulsado.
Todo comenzó con sus tuits del 5 y 6 de junio invitando a votar por elPartido Verde. Este hecho, inaceptable, ahora conocido como la “maldición del Verde” lo pagó la Selección y el buen juicio en el futbol mexicano.
No ir con el primer equipo a la Copa América a Chile fue otra manifestación de esta falta de sensatez en sus decisiones; elegir la penosa Copa Oro contra Panamá, Honduras y Jamaica, en lugar de medirse contra Chile, Colombia, Argentina o Brasil. El Piojo trató de explicarlo, pero sus argumentos fueron de caricatura. Y después su comportamiento en la Copa Oro.
Los berrinches de Herrera se acentuaron de partido en partido, frustrado y presionado, de que sus muchachos no dieron resultados. Si no fuese por Guardado, que se echó el equipo al hombro, Jamaica debió haber ganado la final.
Y como broche de oro (ese sí, no la Copa), un pleito en el aeropuerto contra un comentarista, que le guste o no a El Piojo, sea bueno o malo en su trabajo, vive de dar su opinión sobre futbol. Herrera actuó de quinta. Como el codazo de Vela en el área que le costó la amarilla (que era de roja) y lo tuvo fuera de la final.
En un país donde la impunidad parece ser absoluta, y nadie es responsable de nada, que El Piojo pague sus exabruptos es de aplaudirse. ¿Servirá esta lección de ejemplo en otros ámbitos?
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