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martes, 6 de agosto de 2013

México, acosado por la guerra y bañado en sangre, camina hacia la legalización de la mariguana

México, DF.- En días pasados, dos sucesos pusieron nuevamente en la palestra el tema de la legalización de la marihuana: Uruguay se convirtió en el primer país de América Latina en aprobar la legalización de su producción, comercialización y consumo, tras una cerrada votación en la Cámara de Diputados por 50 sufragios a favor y 47 en contra.

Y mientras, en México, cuatro ex secretarios de Estado de distintos sexenios se pronunciaron a favor una despenalización efectiva del consumo, y destacaron que para dar el primer paso, su regulación debe iniciar en el Distrito Federal.

El tema ha cobrado importancia a nivel internacional en los últimos años, luego del fracaso de la guerra lanzada por el Presidente mexicano Felipe Calderón Hinojosa, que provocó la muerte de entre 60 y 90 mil ciudadanos, la desaparición de otros al menos 25 mil, y un número incalculable de desplazados. A la par, distintos organismos internacionales, como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), han mostrado su preocupación por la globalización de los cárteles de la droga y el incremento en sus ganancias.

Aún así, México apenas ha iniciado el camino hacia la posible legalización de la mariguana. Diez países en el mundo ya permiten la droga; seis imponen penas menores por su consumo. A 2012, según la UNODC, el crimen organizado registraba ingresos anuales por 870 mil millones de dólares (mmdd), lo cual equivale al 1.5% del Producto Interno Bruto mundial; esto representa seis veces la cantidad de la que dispone la asistencia oficial para el desarrollo y al 7% de las exportaciones mundiales de mercancías.

El narcotráfico es el negocio ilícito más lucrativo a nivel mundial con un costo anual estimado de 320 mmdd; le siguen la falsificación con 250 mil millones de dólares; mientras que el marfil de elefante, el cuerno de rinoceronte y ciertas partes del tigre provenientes de África y Asia producen ingresos por unos 75 mil millones de dólares al año.

En una conferencia ofrecida en mayo pasado en Puebla, el ex Presidente de Colombia, Ernesto Samper Pizano, aseguró que en el mundo existen 300 millones de consumidores de diferentes estupefacientes, y legalizar el consumo de la mariguana significaría resolver “el 60% del problema de las drogas en el mundo (…) Para nadie es un secreto que la marihuana es menos dañina en términos de salud que el alcohol, nadie ha muerto de sobredosis de cannabis”.

Aseguró que la producción de cocaína en el mundo es superior a las mil 600 toneladas, mientras que la de heroína es de 800 toneladas al año. “Si uno lo dejara por fuera el problema de la mariguana, la heroína se podría resolver con 40 camiones de 20 toneladas y el de la cocaína se podría resolver con 80 camiones de 20 toneladas”, aseguró Samper Pizano, autor del libro “Drogas, prohibición o legalización” en el que propone la descriminalización de estas sustancias. Sin embargo, la amenaza de las drogas sintéticas representa un reto para las autoridades, actualmente este sector abarca el 32% de las drogas y la población se estima en 600 millones de consumidores ocasionales.

¿Qué aprobó Uruguay?

El 31 de julio, la Cámara de Diputados de Uruguay aprobó con 50 votos a favor y 46 en contra, la legalización de la producción, comercialización y consumo de mariguana, en un hecho inédito a escala internacional.

La histórica sesión terminó al filo de la medianoche, después de casi 14 horas de debate parlamentario en una jornada histórica que convierte a Uruguay en el primer país del mundo en legalizar esta droga. El proyecto pasó para su debate a la Cámara de Senadores, en donde el oficialismo cuenta con la mayoría necesaria que requiere para avalar el dictamen, por lo que la despenalización total es ya un hecho.

La ley prevé la inscripción de consumidores en el Instituto de Regulación y Control de Cannabis, un nuevo organismo público que otorgará licencias de plantación de mariguana a privados. El nuevo órgano será el responsable de fiscalizar el cumplimiento de las normas referidas a la mariguana y sancionará a quienes incumplan las leyes.

El Estado sólo podrá otorgar licencias para la distribución de la droga, lo que implica que regulará y controlará el mercado, pero no podrá producir. La ley permite la compra de hasta 40 gramos mensuales de mariguana en la red de farmacias, pero para adquirirlas el consumidor debe estar registrado y su identidad se mantendrá en reserva.

También autoriza y regula el autocultivo personal de hasta seis plantas de cannabis por hogar, así, una producción colectiva de la droga en clubes de membresía integradas por un mínimo de 15 y un máximo de 45 socios.

La nueva ley autoriza la producción para fines de investigación científica y de uso medicinal, además de que permite la producción del cannabis no psicoactivo conocido como cáñamo industrial. Al igual que en el caso del tabaco, no está permitido fumar marihuana en espacios públicos cerrados y tampoco conducir cualquier tipo de vehículos bajo el efecto de la droga; no se publicitará la sustancia.

El debate en México

En septiembre, la mayoría del Partido de la Revolución Democrática en la Asamblea Legislativa propondrá la legalización de la planta cannabis en la capital del país.

La iniciativa perredista contemplará sembrar plantas de mariguana en casa, asistir a clubes para consumirla con total normalidad y hasta poder portar 25 gramos en la cartera sin que sea ilegal.

Las voces a favor de la legalización crecen, empezando por la del ex Presidente Vicente Fox Quesada (2000-2006) quien se ha convertido en uno de los principales activistas en México y en el extranjero. El 31 de julio, cuatro ex secretarios de estado también se pronunciaron a favor.

Durante el foro “Mariguana, despenalizar su consumo”, organizado de la Fundación Miguel Alemán, el ex Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont; de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda Gutman; de Hacienda, Pedro Aspe Armella, y de Salud, Juan Ramón de la Fuente, consideraron que la capital del país ya presenta las condiciones para despenalizar el consumo.

Gómez Mont recomendó al Estado generar información suficiente para que estas decisiones sean racionales y, en su momento, regular para que no provoquen daños a terceros.

“El consumo de la mariguana no es un delito en sí, pero el entorno de ilegalidad en el que se encuentra no sólo arroja a los jóvenes al crimen organizado, sino que también restringe opciones que le corresponden a cada persona”, dijo. Castañeda Gutman, aseguró que despenalizar la mariguana en el DF significaría estar a la altura de los cambios culturales y sociales registrados en la capital del país en los últimos años.

Y aseveró que frente al escenario internacional en México se pueden dar pasos intermedios, como la legalización de la mariguana sin que países como Estados Unidos, o de América Latina como Bolivia, Perú y Colombia lo hagan. Pedro Aspe Armella, Secretario de Hacienda durante el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), opinó que se debe buscar la manera de regular el consumo de mariguana “sin prejuicios y de manera inteligente”, y añadió que “tenemos que elevar el nivel de discusión, cuya columna vertebral es la salud pública y revisar negocios perversos” que existen alrededor del consumo de la mariguana.

Juan Ramón de la Fuente aseguró que todas las drogas tienen un riesgo de causar adicción, pero el caso de la mariguana es mínimo y proporcionó las siguientes cifras: la cannabis tiene sólo 9% de riesgo de causar adicción, seguida por las anfetaminas (11%), alcohol (15%), cocaína (17%), heroína (23%) y tabaco (32%).

A pesar de las voces a favor, el Presidente, Enrique Peña Nieto, ha expresado en distintas ocasiones su negativa la legalización. En mayo pasado, durante una gira por Colombia, afirmó que la despenalización del consumo de drogas y la legalización de éstas es un camino que parece fácil para resolver el problema del narcotráfico, pero, agregó, que se trata de una falsa salida. Se ha pronunciado como “abierto” al debate en el tema para que los países del hemisferio puedan establecer un planteamiento conjunto al respecto, pero siempre ha dejado claro que nunca ha estado a favor de la legalización.

La situación en el mundo: Hasta ahora, el caso más conocido de países que han legalizado el consumo de la hierba es Holanda, donde el consumo y la compra de cannabis y derivados están permitidos desde 1976 en pequeñas cantidades a través de los coffee-shops. En otros países como Italia, Suiza, Alemania, Bélgica, España y Portugal está despenalizado el consumo, pero se castiga el tráfico. En el caso de Bélgica, se tolera el cultivo de una planta de la hierba en el hogar, así como la portación de tres gramos de hachís.

Marco Appel, periodista mexicano especializado en asuntos europeos y editor del blog europafocus.com, en Bélgica se permite el consumo desde 2005, pero está prohibido hacerlo delante de un menor de edad y el consumo “problemático”, “lo cual ha despertado muchas críticas, ya que no queda claro qué significa problemático”.

Inglaterra y Gales son los países que más consumen marihuana en condiciones legales.
En Estados Unidos la cosa se complica pues, aunque el consumo está penalizado a nivel nacional, los niveles de permisividad varían según el estado e incluso el condado donde uno se encuentre. En estados como Washington y Colorado el consumo ya es legal con fines recreativos. Existen países donde fumar mariguana es un delito mayor, con penas que van desde la pérdida de libertad hasta la obligatoriedad de someterse a terapias de desintoxicación.

Es el caso de Argentina, Chile, Noruega, Finlandia, Suecia o China. Otros países han legalizado la producción de droga pero no su consumo. Por ejemplo Pakistán es el primer productor mundial de hachís, y esta droga forma parte importante de su economía.

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