Luego de 23 años de servicio en la refinería de Salina Cruz, el ingeniero Aníbal Carrasco Sánchez fue despedido por denunciar la corrupción.
Desde 2019 a la fecha, Pemex Transformación Industrial
contrató, bajo asignación directa, el servicio para el “tratamiento químico al
aceite recuperado de efluentes” en el sector 5 de la refinería de Salina Cruz,
un servicio por el cual pagó algo así como mil 200 millones de pesos y que
nunca existió. ¡Así como lo están leyendo!
Así lo denunció el ingeniero Aníbal Carrasco Sánchez, quien
fue despedido de forma injustificada, pese a sus 23 años de servicio en la
refinería, luego de señalar y denunciar este tipo de desvíos, así como
corrupción, repartos de salario, aguantes de guardia, cobertura de puestos críticos
sin capacitación, alto índice de absentismo, violación a procedimientos
operativos, de seguridad, contaminaciones, fugas e incendios que ocurrían en
las instalaciones.
“No es un sobrecosto, es el pago de un servicio inexistente.
Por observar ese punto empezó un acoso sistemático en mi contra. Porque a mi
jefe le dije: ‘no veo ningún tratamiento, ni un servicio. ¿Por qué se está
pagando?’”, recuerda el ingeniero.
Poco después de su despido, Carrasco emprendió una lucha
legal, pero también una investigación personal sobre las irregularidades que
había detectado en la refinería, como los montos excesivos por un servicio que,
afirma, nunca se realizó.
De acuerdo con los datos obtenidos vía Plataforma Nacional
de Transparencia bajo el folio 330023723000006, de 2019 a 2020, Pemex
Transformación Industrial generó mensualmente oficios para el pago por el
tratamiento químico integral al aceite recuperado con la empresa Química
Apollo por un monto de 11.141 millones de dólares (253 millones 961 mil
955 pesos, al tipo de cambio de esa época).
También se accedió a información relacionada con tres
contratos “de emergencia” desarrollados en el sector efluentes y los tanques de
almacenamiento de crudo (500 mil barriles) de la refinería de Salina Cruz. El
primero con la compañía Química Apollo, con vigencia del 29 de
octubre al 20 de noviembre de 2021 (23 días), por un monto de un millón 688 mil
517 dólares.
El segundo contrato fue con Recursos Omega, filial de
Química Apollo, por siete días, del 24 de noviembre al 31 de noviembre y un
pago de 858 mil 487 dólares. Finalmente, el tercer convenio fue suscrito con el
Instituto Mexicano del Petróleo, del 30 de septiembre de 2021 al 31 de
diciembre de 2023, por 48 millones 860 mil dólares.
Llama la atención que el último contrato se traslapa en
tiempo con el convenio de Recursos Omega, lo cual podría sugerir que
incluso se pagó dos veces por el mismo servicio en el mismo periodo.
La suma de los pagos hechos a estas empresas bajo la
descripción: “tratamiento químico al aceite recuperado de efluentes” y
“tratamiento químico integral de efluentes”, si la calculadora no falla, fue
-inhale y exhale- por 62 millones 548 mil 645 dólares, unos mil 200
millones de pesos al tipo de cambio aproximado al periodo de contratación.
Acoso laboral
Aníbal Carrasco, quien trabajó en áreas clave de la
refinería como ingeniero de operación de efluentes, bombeo y almacenamiento,
así como encargado de las plantas de destilación primaria 1 y 2, ingeniero de
operación planta catalítica 2 e ingeniero de operación planta hidros 1,
enfrentó siete cambios en sus puestos laborales entre 2019 y 2022, debido a las
denuncias que realizó. Sí, por querer ser honrado.
Momento de un fuerte
Según su testimonio, aunque el Reglamento de Seguridad e
Higiene de Pemex establece en su capítulo 3 artículo 1 la prohibición de
derramar hidrocarburos a los sistemas de drenaje, esto no impide que la
Empresa Productiva Subsidiaria (EPS) pague para recoger lo que está prohibido
tirar.
Para seguir leyendo deben agárrense muy bien de la silla,
pues ¡se pueden caer!
“No hay funcionarios responsables por el derrame de
hidrocarburos a los drenajes, pero sí contratos por asignación directa para
recogerlo”, acusa el ingeniero.
Una chulada, por decirlo de manera decente.
¿Y qué dice Pemex?
La petrolera se vio obligada a responder ante un
requerimiento de revisión presentado por el afectado ante transparencia.
La empresa refiere que “no hay especificaciones, que no hay
validaciones, y que ya no es tratamiento al aceite recuperado, sino tratamiento
al agua residual. Hay una contradicción entre lo que ellos van a pagar y
lo que mandaron como nota informativa a la Plataforma Nacional de Transparencia
por recurso de revisión”, aclara el ingeniero.
Su argumento, además, no está respaldado por los documentos
que se generaron para el pago del servicio contratado. Asimismo, Pemex señaló
que no había evidencia de especificaciones a controlar, lo que supone una
irregularidad, dado que al contratar un servicio se requiere un análisis previo
y posterior a éste.
“Pero como no existe físicamente ese servicio, pues no
tienen manera de demostrar que hubo un análisis previo y un análisis posterior.
Por eso ellos dicen que no hay especificaciones, no hay validaciones porque no
tienen manera de demostrar que sí se llevó a cabo ese servicio”, añadió.
Pero esto no es todo, además Pemex liberó de toda
responsabilidad a la compañía por los reclamos pasados o futuros, bajo
manifiesto de que recibió satisfacción por los servicios contratados -esos
son pantalones, ¿o no? -. Sin embargo, Pemex Transformación Industrial no es la
autoridad competente para eximir a una compañía por un servicio que no ejecutó.
“No saben cómo justificar lo que hicieron. Ya que tampoco es
tratamiento de agua residual porque la planta tratadora de aguas residuales, la
PTAR, está fuera de operación desde hace varios años en la refinería”, expuso.
Las denuncias del ingeniero Aníbal Carrasco llegaron a la
Unidad de Responsabilidades de Petróleos Mexicanos, Delegación en Pemex
Transformación Industrial con el número de expediente 2023/PTI/DES, donde se
asienta la denuncia por el “trámite de pago de un servicio inexistente
ejecutado por la compañía Química Apollo, en la refinería Salina Cruz”, y por
la cual esta autoridad administrativa ordenó el inicio de una investigación en
enero pasado.
Química Apollo participa en el mercado de tratamiento de
aguas residuales desde 2004, en especial en el sector energético, no obstante,
según lo expuesto, sus servicios para la refinería de Salina Cruz son
simplemente fantasmas.
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