Las cosas no van mal, pero tampoco mucho mejor. ¿Quién le podrá sacar más ventaja a esta condición? ¿La oposición o Morena?
Es impresionante cómo se expresa la polarización que
existe en México en los comentarios al análisis de los indicadores.
Ya no sé qué es peor, si las críticas y las
descalificaciones de los partidarios de AMLO o las de los detractores, que no
pueden tolerar ningún comentario que califique positivamente los resultados
económicos en este sexenio.
Pues ni modo. Si les enoja a unos y a otros, allá
ellos.
Cuando los juicios se hacen sobre datos duros, el sustento
es muy claro y tras 35 años de escribir todos los días, la piel está curtida y
uno ya curado de todos los espantos.
Por esa razón aquí van algunos comentarios a los resultados
de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) del INEGI.
1.- Hay un crecimiento del ingreso corriente de las familias a
lo largo de esta administración, pero éste es moderado, no es nada
espectacular, y resultó de 4.6 por ciento respecto al nivel que se registraba
en el 2018. Desde luego, si se compara con las cifras del 2020, que ya
estuvieron afectadas por la pandemia, el salto es mayor, de más de 14 por
ciento si se consideran solo los ingresos por trabajo asalariado.
2.- Aunque hay muchos empresarios y propietarios a los
que les está yendo bien, la ENIGH muestra que los ingresos derivados de la
renta de la propiedad, que incluye no solo arrendamientos sino dividendos,
intereses y demás, cayeron en 7.8 por ciento en términos reales entre
2018 y 2022. Ha sido un mal tiempo para los propietarios de empresas y otros
activos.
3.- Estos cambios en el patrón de distribución de los
ingresos se reflejaron en una ligera mejoría en la distribución del
ingreso. El decil con los ingresos más elevados en el 2018 tenía un
ingreso 18.3 veces superior al decil con los ingresos más bajos. Ese
diferencial bajó a 15 veces en el 2022. La cifra sigue mostrando una enorme
desigualdad en el país, pero ésta se ha reducido. El llamado coeficiente de
Gini, que mide esa desigualdad, pasó de 0.426 a 0.402 entre 2018 y
2022. Una reducción refleja una distribución del ingreso más equitativa.
4.- Un tema relevante que también se pondrá sobre la
mesa es el crecimiento de las transferencias que derivan de los programas
sociales. Hay un aumento de 100 por ciento respecto a lo reportado en 2018 y de
59 por ciento respecto al nivel de 2016. Sin embargo, representan solo el 2.8
por ciento del ingreso total de las familias. Pero tienen un impacto
favorable en la distribución del ingreso.
5.- Quizás para enojo –o si hubiera, cordura, para
análisis de los partidarios de la 4T– en el último año del sexenio de Peña, las
transferencias de recursos a través de programas sociales mejoraron la
distribución del ingreso en 0.49 puntos. Con López Obrador, en el 2022, el
efecto positivo de los programas sociales fue de 0.58 puntos. Es una
mejoría respecto al pasado, pero nada espectacular. Los
programas sociales siguen teniendo en lo esencial el mismo efecto.
6.- Las brechas persisten. México sigue siendo un país
profundamente desigual. Lo es entre hombres y mujeres. El ingreso promedio del
género masculino es 53 por ciento superior al que perciben las mujeres. El de
Baja California Sur, que es el más alto del país, es superior en 129 por ciento
al de Chiapas, que es el más bajo. En cuanto a gasto, el de la Ciudad de
México, que es el mayor del país, es 95 por ciento superior al de Chiapas, que
es el más bajo de todos.
Las conclusiones que, por ahora, puede uno obtener de las
cifras de la ENIGH, es que hubo una leve mejoría de los ingresos reales de las
familias. Nada espectacular, ni ningún cambio cualitativo.
Mejoró la distribución del ingreso sobre todo por las pérdidas
del ingreso de la propiedad.
Los programas sociales fueron positivos en lo general, pero
para los montos invertidos tuvieron un costo excesivamente grande.
En términos directos, estamos mejor con los programas
sociales con los que contamos, que si nos quedáramos sin ellos.
Pero si los recursos estuvieran mejor asignados, estaríamos
muchísimo mejor.
Las cifras no mienten, su efecto positivo es muy
parecido al que ya había en el sexenio de Peña Nieto.
En resumen, hay resultados positivos de las políticas sociales
sobre el ingreso y la desigualdad. Pero, nada espectacular. No hay un cambio
cualitativo en México.
Se lo he contado desde hace mucho tiempo. Las cosas no van
mal, pero tampoco mucho mejor.
¿Quién le podrá sacar más ventaja a esta condición? ¿La oposición
o Morena?
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