La emisión de varios indicadores negativos para la economía estadounidense manda señales de que viene una recesión.
Parecía que los mercados bursátiles y
financieros no resentirían el ‘manotazo’ que la Fed dio hace un par de días con
la elevación de las tasas de interés.
Tras conocerse la decisión el miércoles,
incluso diversos mercados accionarios se fueron para arriba y parecía que
ya se había descontado el impacto económico de este incremento.
Pues no fue así.
Apenas ayer se comenzó a percibir el
dolor que puede causar a la economía la decisión del Banco Central
estadounidense.
Pero, además, coincidió con la emisión
de varios indicadores negativos para la economía norteamericana.
El tema de fondo es que ellos mandan
señales de que viene una recesión.
Por ejemplo, las ventas minoristas
retrocedieron en mayo en 0.3 por ciento por primera ocasión desde 2020. Igualmente,
los indicadores de vivienda van claramente a la baja.
Es decir, empiezan a notarse señales claras
de que la actividad económica está frenando. Así que el pronóstico que dio
a conocer la Fed, de un crecimiento de apenas 1.7 por ciento este año, está
empezando a notarse.
El problema más serio con este cuadro es
de carácter político.
Y el mayor riesgo tiene que ver con Estados
Unidos.
Se ha comentado ampliamente en los últimos
días que la popularidad del presidente Joe Biden está en los
mínimos de todo su mandato y también en los de cualquier otro presidente
desde que se hacen estos ejercicios.
Como en cualquier régimen democrático, los
resultados del gobierno actual influirán en las intenciones de voto de las
siguientes elecciones.
En noviembre de este año se renovará en su
totalidad la Cámara de Representantes y un tercio del Senado de Estados Unidos.
Las encuestas indican que la Cámara
Baja de Estados Unidos tendrá mayoría republicana a partir de las
elecciones del próximo mes de noviembre.
Ello implicará que será virtualmente
imposible pasar cualquier iniciativa relevante del gobierno de Biden y eso
significa que el proceso de debilitamiento continuará a lo largo de los
siguientes dos años.
Y si hay una recesión en el camino, Biden
va derecho al precipicio.
Pero, lo verdaderamente preocupante es
que el prospecto republicano más claro es el expresidente Donald Trump.
Es increíble, pero un país que fue un faro
para la democracia en el mundo puede poner por segunda vez en la presidencia de
la República a quien abiertamente tuvo la intención de subvertir la
democracia norteamericana.
Si se tratara solo de un fenómeno político
sería suficientemente grave y preocupante para el mundo entero, tras la
experiencia del periodo de 2017-2021 en el que Trump estuvo en la presidencia
de Estados Unidos.
Pero, un retorno a esta posición, con la
visión del expresidente republicano, sería crítico para el mundo en varios
planos.
Seguramente cambiaría su política
respecto a Ucrania, quitando el respaldo y creando las condiciones para que
Rusia tomara el control del país.
Es probable que abandonara el respaldo a la
OTAN alentando a Rusia tomar también el control de Suecia y Finlandia.
Podría volver a retirar a Estados Unidos de
diversos organismos internacionales, abandonando las políticas de
transición energética, lo que tendría efectos globales.
En el caso de México, dependiendo del
resultado de las elecciones de junio de 2024 podría nuevamente pretender cambiar
las reglas del TMEC cuando se proceda a la primera revisión quinquenal del
tratado, creando de nuevo una situación de gran incertidumbre.
Habría muchas cosas más. Solo pongo sobre
la mesa las más evidentes.
Una recesión económica que pavimente la
llegada de Trump a la Casa Blanca por segunda vez es una amenaza para el mundo,
pero particularmente para México.
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