Usando datos modernos, los investigadores ahora estiman que las láminas de arcilla debajo de la Ciudad de México podrían finalmente comprimirse en un 30%.
El gradual hundimiento de esta capital tiene alarmados a los
científicos que advierten sobre el riesgo que ello representa para la
infraestructura y la seguridad del agua.
Según el estudio publicado en la revista especializada JGR
Solid Earth, el lecho del lago en el que se asienta la metrópoli se ha vuelto
cada vez más seco, lo que hace que las capas de arcilla se compriman y agrieten
a un ritmo imparable.
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