Quienes piensen que los resultados de las elecciones del 6 de junio son completamente predecibles, van a llevarse un chasco.
Quienes piensen que los resultados de las elecciones del 6
de junio son completamente predecibles, van a llevarse un chasco. Puede haber
sorpresas para cualquier lado.
En muchas entidades del país, la moneda sigue en el aire y
caben diversas posibilidades. Desde que tengamos un triunfo arrasador de Morena
hasta que la oposición aparezca en este 2021 como una fuerza realmente
competitiva.
Eso reflejan los resultados de las encuestas estatales
realizadas por El Financiero y publicadas esta semana.
Si consideráramos que una ventaja de 10 puntos o más es
suficiente para amarrar el triunfo faltando menos de dos meses de campaña,
podemos concluir que Morena tiene el triunfo amarrado en seis entidades. Serían
siete si hubiera la certeza de que, en Guerrero, el Tribunal Electoral va a
anular la decisión del INE y va a reponer la candidatura de Salgado Macedonio.
Pero no hay certeza.
Así que Morena lleva la de ganar en Nayarit, Zacatecas,
Colima, Campeche, Baja California y Tlaxcala.
En contraste, bajo ese mismo criterio, de una ventaja de 10
puntos, la oposición lleva las de ganar en Querétaro y Baja California Sur.
Los estados en los cuales la diferencia para cualquiera de
las dos fuerzas es de menos de 10 puntos son Michoacán (donde también podría
cambiar el escenario si el Tribunal ratifica la decisión del INE y Morón
perdiera definitivamente la candidatura), Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Nuevo
León y San Luis Potosí.
Si se agregara a la lista anterior Guerrero, en caso de que
Félix Salgado quedara fuera de la contienda, el peor escenario para Morena
sería ganar siete y perder ocho estados.
El mejor escenario que puede perfilar Morena es ganar 13 de
los 15 estados.
Es decir, los siguientes dos meses serán decisivos para definir
los balances políticos de México en los siguientes años.
Otra lección que puede surgir de las elecciones de este año
es que las alianzas cuentan.
Salvo el estado de Querétaro, en donde el PAN no tiene
alianzas con algún otro partido nacional, en los otros estados en los que sus
candidatos son competitivos, hay alianzas entre partidos nacionales.
No solo hay que ver las contiendas en los gobiernos
estatales y locales como fenómenos acotados a regiones específicas. La
singularidad de esta elección es una concurrencia sin precedente de elecciones
locales con la elección federal, por lo que las tendencias locales tienen la
posibilidad de influir en los resultados federales, así como hace tres años, la
elección federal fue muy influyente en los resultados locales.
Y si me permite una hipótesis, a nivel federal el factor más
importante en la definición del voto puede ser el proceso de vacunación.
La encuesta publicada por El Financiero mostró que el
porcentaje de respaldo al presidente López Obrador entre quienes han sido
vacunados, sean ellos o sus familiares, es de 67 por ciento. En tanto, ese
porcentaje baja a 59 por ciento entre aquellos que no han sido vacunados.
Si en estos dos meses, el proceso de vacunación avanza de
manera rápida y sin incidentes que lo cuestionen, es factible que haya mayor
respaldo al presidente, el que podría traducirse en una mayor inclinación del
voto a favor de Morena.
Quizá por ello el bombero mayor, Marcelo Ebrard, anunció
ayer su gira a China, Rusia e India, en busca de más vacunas.
Con los datos de ayer, el número de dosis aplicadas equivale
a 7.6 por ciento de la población.
Es aún una fracción muy pequeña y si no crece de manera
importante en las siguientes seis a siete semanas, puede ser un pasivo muy
costoso para Morena.
Por eso nadie puede aún cantar victoria. En estas elecciones
la moneda sigue en el aire.
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