Uno de los documentos más importantes que dejó Porfirio
Díaz fue la carta donde renunció a la presidencia cuando
tenía más de 80 años, que data del 25 de mayo de 1911. Sin embargo, esta fue
escrita por una máquina de escribir por alguno de sus asistentes y firmada con
su puño y letra. Recientemente se encontraron cartas inéditas de
Porfirio Díaz para Ignacio Manuel Altamirano, abogado, escritor, periodista y
político mexicano; pues su relación amistosa duró varios años.
La primera carta de la que se tiene registro sobre esta
interacción es del 6 de mayo de 1877 y la última carta es de 1892. Y gracias a
estos documentos es que podemos apreciar cómo era la caligrafía del presidente
Díaz. La primera observación es que, a igual que el Caudillo del Sur Emiliano Zapata y como toda la gente de aquella época
lo hacía, el ex mandatario escribía con letra cursiva.
Se lee:
Estimado amigo:
Mucho siento el quebranto de salud de su apreciable señora y
deseo que a esta fecha se halle por completo restablecida como usted lo está,
lo cual celebró de veras.
Doy a usted las gracias más expresivas por su bondad de
participarnos de haber tomado posesión de su encargo (consulado en París) y de
ofrecerse a mi disposición y quedando yo a la de usted. Como siempre con los
mejores deseos de que sea feliz en su nueva posición. Quedó suyo con todo
aprecio, amigo y servidor.
Porfirio Díaz
De lo que más llama la atención es el tamaño de su firma,
pues es una parte importante del documento; aquí se puede observar que la letra
“P” de Porfirio es un espiral, y se nota que el presidente hacía varios
círculos antes de arrastrar la pluma hacia abajo. También la “D” de Díaz cuenta
con esta espiral característica de las letras mayúsculas en manuscrito de la
época; de igual manera, la letra “z” de Díaz se arrastra en forma de un ocho y
del tamaño de todo el nombre completo.
En general, la letra se considera pequeña (comparándola con
la de Zapata) y con más espacio entre cada palabra. Se nota que tenía una
manera de escribir muy fluida, pues las letras “a”, “m” e “i”, de la palabra
“amigo” están unidas sin separar la pluma y se notan muy sueltas. Es importante
resaltar que de igual manera, le ponía acentos a palabras que hoy en día no se
tildan, por ejemplo “á”. Y en esta primera carta, le falta un acento a la
palabra “disposición”.
Comparando la carta fechada en 1890 y la de 1892,
es una gran diferencia de letra del presidente, es casi como si se tratara de
personas diferentes. Mientras que la letra de la primera es más pequeña y
redonda; la segunda se trata de una letra más inclinada hacia la derecha,
pareja, alargada y junta. Aunque en ambas cartas Díaz deja una sangría entre
cada inicio de párrafo, además de tener una exquisita ortografía, y
un gran vocabulario pues su manera de escribir era muy formal.
Algunas de las cartas escritas por el general Díaz, se
encuentran en el Archivo General de la Universidad Nacional Autónoma de
México, a lo largo de treinta volúmenes, hay diversos documentos acerca de la vida
y obra de Don Porfirio Díaz; sin embargo, no todas son de manera escrita, pues
algunas fueron mediante telegramas.
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