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miércoles, 7 de abril de 2021

Infraestructura para la recuperación económica en México

 

De acuerdo con Eduardo De la Peña, Socio Líder de Infraestructura y Proyectos de Capital en Deloitte México, los países más competitivos actualmente, son aquellos que invirtieron hace 20 a 30 años atrás





La importancia de la infraestructura

Debemos empezar por dejar claro un mensaje: ningún país en el mundo a lo largo de toda la historia, ha logrado una transformación económica y de bienestar sin invertir en infraestructura. Algunos de los países más competitivos al día de hoy (y como mejores indicadores de bienestar), son aquellos que hace 20 o 30 años tomaron la decisión de invertir en infraestructura para apalancar el desarrollo económico.  

Una creencia arcaica en geopolítica, establecía que la geografía era destino, es decir, que si un país no contaba con recursos naturales (o acceso al mar), no podría triunfar económicamente. Pero esto ha quedado atrás, y por ello habría que actualizar la máxima diciendo que la inversión en infraestructura es destino y la competitividad es destino. Hace 50 años, Corea, Taiwán o China, eran países relativamente pobres en comparación con muchos países de Latinoamérica, pero decidieron invertir en elevar la competitividad y hoy, son algunas de las naciones más fuertes económicamente.

Ahora bien, no se debe caer en una trampa común del mundo de la infraestructura, que es, pensar que solo con construir será suficiente. México y el mundo están llenos de obras inconclusas y “elefantes blancos” que en su momento respondían a voluntades políticas y no técnicas. Lo más importante de la infraestructura no son los “ladrillos”, sino los servicios que proporciona dicha infraestructura. Por lo tanto, lo fundamental es tener una estrategia clara acerca de dónde queremos estar, qué tipo de país queremos ser en los próximos 50 años, y, entonces, preparar una cartera de proyectos que nos acerque a ese objetivo.

INFRAESTRUCTURA EN LOS TIEMPOS DEL COVID

Esta pandemia, ha sido como un espejo, en el cual vimos reflejadas nuestras carencias y defectos. En el caso del sector salud, vimos la necesidad de incrementar la capacidad de manera rápida y modular, así como la necesidad de trabajar de la mano con el sector privado. El no tener energía barata y confiable, afectó a las personas que ahora debían pasar más tiempo en casa y, por tanto, consumir más electricidad.

La falta de infraestructura y de servicios de calidad, le pega a los que menos tienen. , simplemente pensemos por un momento en el sector educativo, las clases tuvieron que impartirse de manera virtual, y aquellos que no tenían acceso a internet (infraestructura de telecomunicaciones), son los que más retrasos académicos tendrán. Aún más, los países que mejor manejaron la pandemia, lo hicieron en parte gracias al uso de infraestructura moderna (apalancada en tecnología). Las ciudades inteligentes, no son una tendencia, serán la nueva norma: sensores de temperatura para identificar casos, inteligencia predictiva para anticipar saturaciones, mediciones en tiempo real de camas, georeferenciación de puntos de contagio, son solo algunos ejemplos de soluciones Smart.

ALGUNAS IDEAS PARA IMPULSAR PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA SIN ENDEUDARSE

La recuperación económica, debe venir apalancada en un programa agresivo de inversión en Infraestructura. Existen diversos estudios sobre el impacto y retorno de invertir en infraestructura, pero normalmente, se estima que los beneficios económicos son alrededor de 4 veces la cifra invertida originalmente, y está más que establecida la relación entre monto de inversión en infraestructura y la competitividad.

Aun en el contexto actual, existen proyectos que pueden impulsarse relativamente pronto para fomentar el crecimiento.

Reciclaje de activos: Tanto a nivel federal como a nivel estatal, existen activos subutilizados propiedad del gobierno. Un ejemplo son los edificios de gobierno que suelen estar en los centros de las ciudades, los cuales podrían ser reconvertidos (a cambio de una contraprestación) para fines turísticos y/o inmobiliarios. 

Desdoblamiento de concesiones: Este modelo consiste, de manera simplificada, en extender la “vida” de las concesiones que estén próximas a vencerse, a cambio de una contraprestación que bien podría ser utilizada para otros proyectos de inversión. Ya se están realizando estudios en México sobre este tema, y seguramente veremos algunos casos próximamente.

Eficiencia energética y generación distribuida: Muchas instalaciones públicas (oficinas, deportivos, hospitales, sistemas de agua) tienen consumos energéticos elevados y están equipados con tecnología obsoleta o ineficiente. Estructurar proyectos, de manera que los ahorros energéticos ayuden a financiar los proyectos, es un camino para atraer inversiones. Asimismo, promover la generación en sitio, ayudaría a reducir los gastos energéticos. 

Apoyarse en instituciones multilaterales:  Si bien no es un mecanismo de desarrollo en sí mismo, las instituciones multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la agencia Francesa de Desarrollo (AFD), y la cooperación alemana (GIZ), son grandes aliados para detonar ideas. Estas instituciones no solo aportan su conocimiento, sino que además pueden donar estudios y, eventualmente, proporcionar financiamiento.

Propuestas No Solicitadas:  Debemos apalancarnos en este esquema, en el cual el privado propone proyectos de inversión al sector público, y si son proyectos que cumplen con ciertas características, pueden derivar en una licitación y adjudicación. Aprovechar la inteligencia colectiva que tiene el sector privado, para identificar y estructurar proyectos, será clave en un escenario de recuperación. Cámaras y asociaciones (como la CMIC), pueden ayudar a guiar a las empresas interesadas en este modelo.

Si se les invitara a invertir en un país sin recursos naturales, con enemigos geopolíticos poderosos, una población poco preparada y espacio geográfico reducido, ¿invertirían?: pues ese país, es Singapur, el país más competitivo del mundo. El mismo Lee Kuan Yew, quien fuera el Primer Ministro de Singapur, en su libro “De Tercer Mundo a Primer Mundo”, llamaba a su país “una isla de tierra y polvo”; sin embargo, para compensar sus carencias, tuvieron la visión de invertir en la competitividad tanto de su gente, como de su infraestructura.

Como país, tenemos ventajas competitivas enormes: recursos naturales, extensión geográfica, acceso a dos océanos, centros de interés turísticos, patrimonio cultural, biodiversidad, una demografía favorable, cercanía con el mercado más grande del mundo, tratados internacionales; entre otras. Si alguna inteligencia artificial se diera a la tarea de diseñar un país “ideal”, seguramente llegaría a algo parecido a México. 

Winston Churchill decía, que un pesimista ve tragedias en las oportunidades, y que un optimista ve oportunidades en las tragedias. Aprovechemos este momento de crisis para, finalmente, visualizar en México que queremos y merecemos.

 

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