De acuerdo con Eduardo De la Peña, Socio Líder de Infraestructura y Proyectos de Capital en Deloitte México, los países más competitivos actualmente, son aquellos que invirtieron hace 20 a 30 años atrás
La importancia de la infraestructura
Debemos empezar por dejar claro un mensaje: ningún país en
el mundo a lo largo de toda la historia, ha logrado una transformación
económica y de bienestar sin invertir en infraestructura. Algunos de los países
más competitivos al día de hoy (y como mejores indicadores de bienestar), son
aquellos que hace 20 o 30 años tomaron la decisión de invertir en
infraestructura para apalancar el desarrollo económico.
Una creencia arcaica en geopolítica, establecía que la
geografía era destino, es decir, que si un país no contaba con recursos
naturales (o acceso al mar), no podría triunfar económicamente. Pero esto ha
quedado atrás, y por ello habría que actualizar la máxima diciendo que la
inversión en infraestructura es destino y la competitividad es destino. Hace 50
años, Corea, Taiwán o China, eran países relativamente pobres en comparación
con muchos países de Latinoamérica, pero decidieron invertir en elevar la
competitividad y hoy, son algunas de las naciones más fuertes económicamente.
Ahora bien, no se debe caer en una trampa común del mundo de
la infraestructura, que es, pensar que solo con construir será suficiente.
México y el mundo están llenos de obras inconclusas y “elefantes blancos” que
en su momento respondían a voluntades políticas y no técnicas. Lo más
importante de la infraestructura no son los “ladrillos”, sino los servicios que
proporciona dicha infraestructura. Por lo tanto, lo fundamental es tener una
estrategia clara acerca de dónde queremos estar, qué tipo de país queremos ser
en los próximos 50 años, y, entonces, preparar una cartera de proyectos que nos
acerque a ese objetivo.
INFRAESTRUCTURA EN LOS TIEMPOS DEL COVID
Esta pandemia, ha sido como un espejo, en el cual vimos
reflejadas nuestras carencias y defectos. En el caso del sector salud, vimos la
necesidad de incrementar la capacidad de manera rápida y modular, así como la
necesidad de trabajar de la mano con el sector privado. El no tener energía
barata y confiable, afectó a las personas que ahora debían pasar más tiempo en
casa y, por tanto, consumir más electricidad.
La falta de infraestructura y de servicios de calidad, le
pega a los que menos tienen. , simplemente pensemos por un momento en el sector
educativo, las clases tuvieron que impartirse de manera virtual, y aquellos que
no tenían acceso a internet (infraestructura de telecomunicaciones), son los
que más retrasos académicos tendrán. Aún más, los países que mejor manejaron la
pandemia, lo hicieron en parte gracias al uso de infraestructura moderna
(apalancada en tecnología). Las ciudades inteligentes, no son una tendencia,
serán la nueva norma: sensores de temperatura para identificar casos,
inteligencia predictiva para anticipar saturaciones, mediciones en tiempo real
de camas, georeferenciación de puntos de contagio, son solo algunos ejemplos de
soluciones Smart.
ALGUNAS IDEAS PARA IMPULSAR PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA SIN
ENDEUDARSE
La recuperación económica, debe venir apalancada en un
programa agresivo de inversión en Infraestructura. Existen diversos estudios
sobre el impacto y retorno de invertir en infraestructura, pero normalmente, se
estima que los beneficios económicos son alrededor de 4 veces la cifra
invertida originalmente, y está más que establecida la relación entre monto de
inversión en infraestructura y la competitividad.
Aun en el contexto actual, existen proyectos que pueden
impulsarse relativamente pronto para fomentar el crecimiento.
Reciclaje de activos: Tanto a nivel federal como a nivel
estatal, existen activos subutilizados propiedad del gobierno. Un ejemplo son
los edificios de gobierno que suelen estar en los centros de las ciudades, los
cuales podrían ser reconvertidos (a cambio de una contraprestación) para fines
turísticos y/o inmobiliarios.
Desdoblamiento de concesiones: Este modelo consiste, de
manera simplificada, en extender la “vida” de las concesiones que estén
próximas a vencerse, a cambio de una contraprestación que bien podría ser
utilizada para otros proyectos de inversión. Ya se están realizando estudios en
México sobre este tema, y seguramente veremos algunos casos próximamente.
Eficiencia energética y generación distribuida: Muchas
instalaciones públicas (oficinas, deportivos, hospitales, sistemas de agua)
tienen consumos energéticos elevados y están equipados con tecnología obsoleta
o ineficiente. Estructurar proyectos, de manera que los ahorros energéticos
ayuden a financiar los proyectos, es un camino para atraer inversiones.
Asimismo, promover la generación en sitio, ayudaría a reducir los gastos
energéticos.
Apoyarse en instituciones multilaterales: Si bien no
es un mecanismo de desarrollo en sí mismo, las instituciones multilaterales
como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la agencia
Francesa de Desarrollo (AFD), y la cooperación alemana (GIZ), son grandes
aliados para detonar ideas. Estas instituciones no solo aportan su
conocimiento, sino que además pueden donar estudios y, eventualmente,
proporcionar financiamiento.
Propuestas No Solicitadas: Debemos apalancarnos en
este esquema, en el cual el privado propone proyectos de inversión al sector
público, y si son proyectos que cumplen con ciertas características, pueden
derivar en una licitación y adjudicación. Aprovechar la inteligencia colectiva
que tiene el sector privado, para identificar y estructurar proyectos, será
clave en un escenario de recuperación. Cámaras y asociaciones (como la CMIC),
pueden ayudar a guiar a las empresas interesadas en este modelo.
Si se les invitara a invertir en un país sin recursos
naturales, con enemigos geopolíticos poderosos, una población poco preparada y
espacio geográfico reducido, ¿invertirían?: pues ese país, es Singapur, el país
más competitivo del mundo. El mismo Lee Kuan Yew, quien fuera el Primer
Ministro de Singapur, en su libro “De Tercer Mundo a Primer Mundo”, llamaba a
su país “una isla de tierra y polvo”; sin embargo, para compensar sus
carencias, tuvieron la visión de invertir en la competitividad tanto de su
gente, como de su infraestructura.
Como país, tenemos ventajas competitivas enormes: recursos
naturales, extensión geográfica, acceso a dos océanos, centros de interés
turísticos, patrimonio cultural, biodiversidad, una demografía favorable,
cercanía con el mercado más grande del mundo, tratados internacionales; entre
otras. Si alguna inteligencia artificial se diera a la tarea de diseñar un país
“ideal”, seguramente llegaría a algo parecido a México.
Winston Churchill decía, que un pesimista ve tragedias en
las oportunidades, y que un optimista ve oportunidades en las tragedias.
Aprovechemos este momento de crisis para, finalmente, visualizar en México que
queremos y merecemos.
No hay comentarios :
Publicar un comentario