Presentación el próximo 15 de abril a las 12 en el edificio
nuevo del Suteym por la Secretaria General María del Carmen Flores Ramírez,
Suteym sección Ecatepec, quien nos hablara sobre este importante libro de la
Historia de Ecatepec prehispánico y del siglo XVI, editado por la editorial
Centro de Estudios Mesoamericanos. A. C. año: 2021, tiene REGISTRO DE DERECHOS
DE AUTOR Y ISBM.
Autores: María de la Asunción García Samper
Elvia
Martínez Contreras
Jordán
Daniel Rangel
Erika
Trejo Morgado
Heriberto Salas Navarro
El libro nos
transporta un contexto sistemático de pensamiento, el análisis que nos permite
comprender la importancia del Ehécatl para los pobladores mesoamericanos y la
cauda cultural que nos legaron, propicia
extrapolar el tiempo aquel de la antigüedad con nuestro presente, con la
idea general de vislumbrar el alma divina, el carácter protector de las
especies mundanas, la fuerza interiorizada que permea la idea de conciencia, el
tonalli cuyo calor solar e irradiación luminosa es parte de esa cosmovisión que
ubica al cerro Ehécatl como un poderoso protagonista en la diversidad biológica,
social y cultural de la Sierra de Guadalupe y las relaciones hombre-natura.
El curso temporal
de las energías sagradas formula conceptos que se remontan al origen, son
acción y crecimiento, son susceptibles de albergar las pasiones humanas: voluntad,
pensamiento, emociones. Existe una vibración que comunica a todos los seres
vivos y, por ende, a la madre tierra, la preciosa Tonantzin, el espectacular
Ehécatl y a los diferentes ecosistemas que obedecen al grito de la vida y a la
influencia del viento, entidad dialéctica presente que, por su multiplicidad,
ejerce acción eficaz sobre el mundo sobrenatural y el perceptible.
El cono volcánico
denominado cerro de Ehécatl o de la Cruz es un punto enigmático y muy bello de
toda la sierra de Guadalupe. Desde hace mucho tiempo llegaron diversos grupos
al paso de la observancia de leyes cósmicas calendáricas, sobre todo la del
divino sol dador de vida, de naturaleza germinal. Unos pasaron y siguieron su
camino y otros decidieron quedarse por un tiempo o asentarse definitivamente y
aprovechar todo lo que el medio les proporcionaba. Ehécatl Quetzalcóatl se
asocia con aliento-alma puntualizando la dualidad vida-muerte, también con el
pronóstico de la lluvia, con la humedad relativa en el ambiente, con los rayos,
los truenos, el granizo, el inicio del ciclo agrícola, los aromas, el medio por
el cual viaja el sonido, la música, la oxigenación de las aguas quietas y
también de los océanos, mueve las nubes, y barre los caminos para que los
tlaloques traigan las lluvias.
El cerro Ehécatl
jugó un gran papel en los mitos cosmogónicos, pues es el Dios del Viento de la
quinta era cósmica quien sopla a través de su máscara bucal para poner en
movimiento al sol y la luna, la sucesión de los días y las noches, y conjuntamente
Tezcatlipoca y Huitzilopochtli, la creación del cosmos.
Estos grupos
asentados en las faldas del Ehécatl, usaban los recursos naturales para la
subsistencia, no obstante, el uso fue racional, con respeto, pidiendo permiso a
la madrecita tierra para recolectar semillas, raíces, frutos, plantas
comestibles, agua, fuego, árboles, animales, etc. El maguey, el nopal y la yuca
que son plantas muy versátiles que proveen productos nutritivos, variados y
resistentes, así como el copal indispensable para las ceremonias religiosas y
curativas, el aguamiel, el pulque, la fibra de ixtle, las pencas para vivienda,
vestido, y una riquísima herbolaria que junto con el temazcal brindaban alivio
paras diferentes padecimientos.
Existe evidencia
de actividad de caza de mamuts y otros animales pleistocénicos con una
antigüedad de al menos 15,000 años en la Sierra de Guadalupe. Los cazadores
ejercían su actividad alrededor de los lagos de Zumpango, Xaltocan, Ecatepec,
Texcoco, Chalco y Xochimilco. Al principio las familias humanas se movían
detrás de estos animales que constituían la parte medular de su dieta dejando
residuos que formaban parte de la cadena alimentaria y que eran aprovechados
por otros carnívoros y carroñeros.
La zona lacustre
fue un vergel impresionante. Aves, conejos, patos, chichicuilotes, crustáceos,
culebras, batracios, moluscos, insectos, mamíferos, frutos, gramíneas,
reptiles, arbustos, etc. y agua dulce abundante. En un inicio se resguardaban
en cuevas y posteriormente en chozas cubiertas por pencas de maguey. La sal y
el tequesquite de igual manera estaban presentes en la alimentación de estos
primeros pobladores de las riveras del Ehécatl.
Evidentemente la
abundancia de alimento y de agua, atraía a toda clase de animales como grandes
mamíferos y en especial a los mamuts, de los cuales se conserva un ejemplar
casi completo que está a resguardo del INAH y en particular en Casa de Morelos,
mismo que se encontró en los Ejidos de Ecatepec, en Guadalupe Victoria.
Hablando del
patrimonio perdido, es importante mencionar que se localizó una laja de piedra
en la col. Tierra Blanca en Ecatepec, con un petrograbado de la silueta de un
mamut, gracias al trabajo de investigación de campo de la Antropóloga Asunción
Samper, La Maestra Herlinda y el Arqueólogo René López. Esta ya no existe
lamentablemente.
La arqueología
del Ehécatl y de la Sierra de Guadalupe, ha sido explorada, estudiada y
registrada por la Antropóloga García Samper, el Doctor en Etnohistoria Eduardo
Corona Sánchez, el Arqueólogo Francisco Rivas Castro, el Arqueólogo Andrés
Gutiérrez Pérez y el Antropólogo Social René López. Este trabajo también fue
realizado por otras personas que escalaban el cerro, como el maestro Gilberto
Velasco y un rescatista de la Cruz Roja anónimo.
La cueva de los
Tecotines enfatiza el papel creativo y a la vez destructor de los Dioses. Así
el Dios Ehécatl Quetzalcóatl fue pintado con su clásico gorro cónico y el
símbolo del caracol cortado. Tuvimos la fortuna de ver esta pintura que se
conservaba en un 70% antes de que la cueva fuera tapiada y humedad y hongos
destruyeran esta obra prehispánica en casi su totalidad. Otro caso es el del
marcador equinoccial rico en grabados hoy en día desaparecidos por agresores
del patrimonio histórico de nuestros pueblos hídricos originarios.
Las cuevas estucadas del Ehécatl aún conservaban pintura
mural y hoy lo único que queda son algunos fragmentos de estuco blanco adherido
a sus muros, pero ya sin color y mucho menos sin trazos. Otros símbolos, como
un pendiente y un collar de Ehecatl grabados en la roca y con una medida de
casi 50 centímetros fueron totalmente agredidos y desaparecidos. El cuidadoso
registro fotográfico y artístico que se hizo en aquellos años permite el
tránsito por ese pasado glorioso y permanece como una fuente que refuerza su
simbolismo. Próximamente publicaremos sobre la Arqueología de la Sierra de
Guadalupe, fotografías y otros testimonios del patrimonio perdido.
La historia de
Ecatepec, uno de los municipios más poblados, está escrita en las piedras que
hablan, la cerámica, pinturas, códices, el arte, los edificios prehispánicos y
coloniales, los usos y costumbres, la identidad, la lucha de los pueblos
hídricos originarios por preservar su legado, sus principios cívicos, morales,
sus recursos naturales, sus ceremonias religiosas, la pluralidad de su cultura,
el sincretismo, las transformaciones sociales, etc. El cono volcánico de este
enigmático cerro íntimamente relacionado con el Dios del Viento, emparentado
con el culto a Tonantzin Tlalli Coatlicue en la Sierra de Guadalupe de la que
forma parte geológica, es suficiente motivo para volver en el tiempo y pensar
en él como morada de alguien tan importante que significa: Viento, aire, espíritu, vida, aliento, soplo, hálito,
fuerza, es como dice Velázquez García (2009), “la manifestación gaseosa de una compleja entidad anímica que fluye por
todo el cuerpo , la cual quizá se concentra en el corazón”.
Desde el siglo XVI poco después de la
conquista, los dominicos decidieron instalarse en las faldas del Ehécatl y allí
construyeron su convento para dos frailes. Las fuentes registran el lugar
precisamente donde hoy están los muros de la UAEM y del Cecytem, donde por
muchos años los padres del clero secular realizaban los servicios religiosos el
día 3 de mayo antes de subir hasta la cima del Ehécatl con la cruz, tradición
que se conserva hasta nuestros días.
Además de la
exposición de la maestra Elvia Martínez Contreras de las cual nos dice lo
siguiente: La representación iconográfica de Ehécatl Quetzalcóatl es de una
gran riqueza simbólica, con variedad de manifestaciones artísticas. Pintar
estas obras exige el reto de realizarlas tal como fueron concebidas por el
autor original, dado que existe una enorme brecha conceptual entre aquellos
hombres y mujeres del pasado y nosotros con un contexto tan disímbolo, de tal
forma que alterar su conformación sería una especie de sacrilegio.
El arte
prehispánico tiene un lugar sobresaliente a nivel internacional. Sus
características narran las circunstancias histórico-culturales con un estilo
propio de la región de origen. Es una forma de expresión sustentada en las
creencias, ritos, usos, costumbres, raíces culturales, cosmovisión,
organización social, identidad, etc. muy compleja, que nos lleva al análisis
del pensamiento significativo de esos artistas.
Esta exposición
pictórica tiene la finalidad de introducirnos a ese mundo tan lejano y a la vez
tan próximo con nuestro cerro Ehécatl, visto desde este emblemático edificio
del Suteym Sección Ecatepec, mostrando algunas de las concepciones del Dios del
Viento en las mitologías náhuatl (con pico de pato) y Mixteca, como 9 viento, o
el cocodrilo olmeca exhalando nubes y lluvia. Ehécatl Quetzalcóatl con máscara bucal
en forma de pico de ave que encontramos en el Códice Borgia o el murciélago con
el Ehecatótotl en el Códice Vaticano.
La preocupación
de entender el origen del culto, el fundamento en que descansa la existencia de
identidad, la lectura de los códices, la relación causa-efecto, la perduración
de las creencias, son pilares en los que descansa el quehacer artístico, de ahí
surge este lenguaje queriendo hacer posible la permanencia del arte
prehispánico y la figura de Ehécatl Quetzalcóatl, ante la perenne marcha del
tiempo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario