Sólo habrá retorno a clases cuando el semáforo esté en verde y cuando autoridades sanitarias, educativas y gobiernos locales lo consideren pertinente, pues debe ser un regreso seguro, ordenado y cauto para maestros y estudiantes.
No todo es burocracia y pasión en el ejercicio del poder.
Los adagios de Weber me parecen correctos para medir la cualidad de políticos
en puestos de mando en la administración. Entender la racionalidad burocrática
ayuda a definir el derrotero de las instituciones, la Secretaría de Educación
Pública, en este caso. Pero es insuficiente para percibir la acción política de
los mandos.
James March y Johan Olsen avanzaron conceptos para el
análisis de la personalidad de los políticos. En El redescubrimiento de las
instituciones: La base organizativa de la política propusieron que el
ejercicio del poder requiere de una tecnología en la cual los símbolos juegan
un papel tan importante como los instrumentos políticos e institucionales.
El uso y administración de ciertos símbolos, dicen más de un
político que lo que establecen los manuales del funcionariado.
En actos recientes, Delfina Gómez Álvarez, secretaria
de Educación Pública con apenas dos semanas de caminata como jefa, ofrece
pistas de cómo será su señorío en la SEP, cómo administrará la tecnología del
poder. Por lo pronto seguirá los apotegmas del presidente López Obrador, pero
hace causa con las mujeres y ratifica la disposición para reabrir las escuelas
hasta que el semáforo esté en verde.
Los boletines de la SEP 41, 42 y 43 (25,26,27/2021)
proporcionan la fuente para estos atisbos.
El 24 de febrero, el Día de la Bandera, fue fecha fértil
para el panegírico patrio. El Presidente en persona marcó la pauta y la maestra
Delfina siguió el canon.
En el conversatorio Bandera de México, soberanía y
libertad, en la Universidad Tecnológica de la Región Norte de Guerrero,
afirmó que, “[…] las conmemoraciones patrias son fundamentales, porque
refuerzan el sentido de identidad multicultural y plurilingüe del país”.
También expresó que, “[…] la recuperación de la memoria histórica profunda es
un compromiso de este gobierno. Así, en conjunto, el espíritu del Plan de
Iguala y el simbolismo del lábaro patrio, representan pilares fundamentales de
la identidad nacional”.
Allí siguió dos de los teoremas del Presidente, nacionalismo
y soberanía. Pero, aunque él habla poco de multiculturalismo, la maestra
Delfina lo incluyó en su arenga.
No obstante, en otra ceremonia parece que contradice la
tradición patriarcal y tal vez caiga en exageraciones. La secretaria Gómez
Álvarez aseguró que continuarán los trabajos para prevenir y erradicar la
violencia contra las mujeres en las instituciones de educación superior.
Aseguró que la SEP “acelerará el paso para lograr la plena equidad de género en
los espacios escolares, poniendo en marcha acciones para fortalecer la
autonomía en niñas y adolescentes”. Pero los dichos y acciones del Presidente
contra las mujeres y el feminismo contradicen tal aseveración. Aquí la voz de
la maestra Delfina suena débil.
Sin embargo, cuando propuso ejes de actuación, pone por
delante estrategias burocráticas y desdibuja la racionalidad simbólica. Habló
de medidas, rutas de atención a mujeres agraviadas y procedimientos. Que se
cumplan será otra cuestión.
El raciocinio burocrático y la racionalidad simbólica se
abrazan cuando de educación y pandemia se trata. La maestra Delfina fue a
Campeche. Revalidó el planteamiento de su predecesor, de que sólo habrá retorno
a clases cuando el semáforo esté en verde y cuando autoridades sanitarias,
educativas y gobiernos locales lo consideren pertinente, pues debe ser un
regreso seguro, ordenado y cauto para maestros y estudiantes.
Apuntó que la SEP estará atenta a que los planteles
cumplan con las condiciones de higiene necesarias, como acceso al agua y jabón,
uso de cubrebocas y condiciones de seguridad para los maestros, que estén
vacunados. Pero no dijo cuánto costará ni quién pagará por los insumos.
La maestra Delfina aún no define un artilugio propio. La
Nueva Escuela Mexicana fue consigna de Esteban Moctezuma; ella prefiere
apotegmas del Presidente. El simbolismo lleva la mano.
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