El Gran Maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén habla de la realidad de la Iglesia que Francisco se dispone a visitar, ya ilustrada hace algunos años en un libro de la Lev que condensa los años pasados como nuncio apostólico en la tierra del Tigris y del Éufrates
Ciudad del Vaticano
Para ponerse en sintonía con el inminente viaje apostólico
de Francisco, existe una herramienta que ayudaría en no poca medida a
comprender la realidad compuesta de una tierra antigua y atormentada, que este
5 de marzo por primera vez abrazará a un Sucesor de Pedro. "La Iglesia en
Irak. Historia, desarrollo y misión, desde los inicios hasta la
actualidad" (páginas 256, 16,00 euros). Se trata de un volumen publicado
en 2016 por la Librería Editrice Vaticana, que hoy vuelve a ser noticia a pocas
horas de la partida del Papa a Bagdad. Fue escrito por un experto en el tema,
el cardenal Fernando Filoni, Gran Maestre de la Orden Ecuestre del Santo
Sepulcro de Jerusalén, y uno de los miembros de la delegación papal que viajará
en el vuelo papal. El cardenal conoce muy bien el país, al que acudió tras el
derrocamiento del Isis y donde pasó cinco años como nuncio apostólico, de 2001
a 2006.
Espíritu de renacimiento
"El libro", dice el cardenal Filoni, "es un
poco como una ventana: mirando en ella se puede descubrir la riqueza de esta
Iglesia, de esta comunidad, de estas tradiciones y de esta cultura. En
particular, demuestra que la Iglesia iraquí no fue evangelizada por los
misioneros, sino que es original. "Tan cierto es", observa, "que
afirman con razón haber sido evangelizados directamente por un apóstol, Santo
Tomás". Y eso no es todo: "También presumen de una lengua muy cercana
y similar a la del Señor". Estas dinámicas, sin embargo, no se conocen en
absoluto en Occidente a pesar de que la deuda de la Iglesia latina con ellas es
enorme. "Esta realidad", sostiene el cardenal, "necesita sentir
la fraternidad de toda la Iglesia, pero también de todo el mundo
oriental". He aquí, pues, el valor de la llegada de Francisco, tras el
choque resultante de la intervención del Isis, que sembró la muerte y la
destrucción, reduciendo drásticamente la presencia cristiana en el país. El
viaje del Papa, continúa el cardenal Filoni, es "una oportunidad muy favorable
para que, aun siendo una minoría en esta tierra, los cristianos no se sientan
marginados, sino que formen parte de la vida de toda la Iglesia
universal."
En la línea de la hermandad
Además del estímulo a la comunidad cristiana, hay que tener
en cuenta el tema del diálogo interreligioso. Este ámbito - advierte el
cardenal - no sólo se refiere a las relaciones entre el Islam y las numerosas
minorías presentes, sino sobre todo a las dinámicas internas del propio Islam
y, por tanto, a las relaciones entre chiíes y suníes. "Francisco afirmará
su línea basada en la fraternidad", dice el cardenal Filoni, invitando a
considerar también otra dimensión importante: la de la convivencia civil. El
objetivo de los dirigentes iraquíes es superar la inestabilidad y las divisiones
entre los distintos componentes para abrazar un modelo de desarrollo y progreso
lo más igualitario posible, que eleve la fuerza del diálogo, la unidad y el
bien común.
Un sueño hecho realidad
Todo ello teniendo en cuenta el marco internacional de la
emergencia sanitaria y de un viaje largamente deseado por el Papa. Sobre este
punto, el cardenal Filoni señala que "no se puede esperar un tiempo feliz
para hacer viajes papales", recordando el precedente de Centroáfrica y
viceversa el sueño incumplido de San Juan Pablo II, que no logró realizar el
proyecto de ir a Ur, a la tierra de Abraham, para el Jubileo del 2000. El
cardenal Filoni recuerda que, en aquel momento, las milicias chiítas se habían
impuesto en la zona y no había garantías de seguridad como para permitir la
visita de Karol Wojtyla. Una página compleja de la historia que ahora ha
encontrado el desenlace largamente esperado en el corazón de los papas.
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