El Presidente nada dijo sobre la extinción de 91 fideicomisos vinculados a la ciencia, ni del severo recorte presupuestal dentro del rubro que han retrasado y dificultado el desarrollo y la producción de un fármaco made in México.
El presidente Andrés Manuel López Obrador se mostró
entusiasmado ayer por la posibilidad de que centros de investigación pública
puedan bautizar la primera vacuna mexicana contra COVID-19 como Patria, en
analogía con el fármaco que se fabrica en Cuba, de nombre la Soberana.
Pero el mandatario nada dijo sobre la extinción de 91
fideicomisos vinculados a la ciencia, ni del severo recorte presupuestal dentro
del rubro que han retrasado y dificultado el desarrollo y la producción de un
fármaco made in México.
Ayer, en su mensaje dominical desde el Palacio de Gobierno
de Oaxaca, dijo que “en su momento” se darían a conocer los detalles, ya que
serían iniciativas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que
dirige María Elena Álvarez-Buylla, así como de centros de investigación
públicos y privados; no obstante, ayer pidió mano para elegir el nombre del
fármaco mexicano.
“Les vamos a sugerir que la vacuna nuestra se llame Patria,
ya apartamos el nombre”, acotó el Ejecutivo.
Sin embargo, apenas en diciembre del año pasado, la
directora del Conacyt señaló lo mismo y mostró su desconocimiento ante los
proyectos que se desarrollan en México, pues las investigaciones tendrían hasta
junio para reorganizar los mecanismos y acceder a un financiamiento.
Esto, a pesar de que México cuenta con al menos cinco
proyectos, realizados por investigadores de los institutos de Investigaciones
Biomédicas y de Biotecnología de la UNAM, de la Universidad Autónoma de
Querétaro, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, y del
Tecnológico de Monterrey.
La rectora de la Universidad Autónoma de Querétaro, Teresa
García Gasca, ha criticado duramente a la Federación ante la falta de apoyos
para el proyecto de vacuna antiCOVID que desarrollan desde hace 10 meses.
Apenas el mes pasado, García Gasca catalogó como
“malinchismo covidiano” el que las autoridades mexicanas no inviertan en la
tecnología, mientras se siguen adquiriendo fármacos extranjeros.
“Comprar vacunas extranjeras está bien, lo que no es
correcto es dejar de apostar a proyectos propios”, cuestionó la rectora.
En el caso de la universidad queretana, uno de los proyectos
nacionales más avanzados, ha emprendido una campaña para la donación de
recursos, que ha obtenido 2 millones 865 mil 483 pesos, para continuar con la
investigación, que ya cuenta con el nombre Quivax-UAQ.
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