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domingo, 11 de octubre de 2020

Juana Cata, la amante de Porfirio Díaz que marcó Tehuantepec

 


Se trata de la mejor comerciante oaxaqueña durante la última mitad del siglo XIX

Juana Cata, supuesta amante de Porfirio Díaz (Foto: Universidad del Mar)

Juana Catalina Romero fue una mujer oaxaqueña, tehuana, conocida por sus habilidades de comercio, su patriotismo e inclinaciones liberales, así como por las aportaciones que hizo en favor de la educación de las mujeres en su estado natal. Es conocida, también, por su relación con Porfirio Díaz, quien se dice fue su amante.

La vida de esta reconocida mujer marcó la historia de su ciudad y de toda Oaxaca, inicialmente en el contexto de la Guerra de Reforma, cuando el enfrentamiento entre liberales y conservadores alcanzó al Istmo de Tehuantepec.

Juana Catalina nació en noviembre de 1837, sus padres fueron Juan José Romero y María Clara Egaña. De joven, según afirman cronistas e historiadores, se distinguió por su belleza y talante. Desde temprana edad comprendió el potencial del comercio, no solo local, sino entre regiones, y se dedicó a ello el resto de su vida, según narra la publicación Indelebles, editada por la Casa de la Cultura Oaxaqueña.

De joven se distinguió por su belleza y talante (Foto: Instituto de Investigaciones Históricas, Económicas, Políticas y Sociales)

Con los recursos que reunió en sus primeras actividades de exportación, logró consolidar capital suficiente para comprar terrenos y adquirir lo último en tecnología para refinar la producción de sus cultivos de caña e ingenios azucareros. Para finales del siglo, se distinguía por la calidad de sus productos y era reconocida como la mejor comerciante del Istmo por sus relaciones comerciales en Oaxaca, Veracruz y Ciudad de México.

En su juventud, durante sus iniciales actividades comerciales a las afueras del cuartel donde se resguardaba el ejército liberal a mediados del siglo XIX, Juana conoció al entonces Jefe del Departamento Político del Distrito de Tehuantepec, Porfirio Díaz.

En diversas obras de divulgación de su historia se habla de una relación romántica con el militar, quien alcanzó años más tarde la presidencia del país. Sin embargo, múltiples historiadores afirman que dicha relación no fue como se presume.

Además de reconocida comerciante, Juana fue conocida por sus aportaciones a la educación de las mujeres (Foto: Twitter/@DonPorfirioDiaz)

“La relación sentimental o amorosa en que tanto insisten las consejas populares, debió ser muy ligera, tanto por el poco tiempo que Porfirio permaneció en Tehuantepec, como por las constantes acciones militares que emprendió en ese lapso. Si ella se enamoró de Díaz, él la olvidó muy pronto pues no la menciona en sus memorias ni en su correspondencia. Ella conservó, si no el amor hacia Porfirio, sí su amistad y apoyo como lo prueban diversas cartas que le escribió cuando él era Presidente de la República y ella, la mayor comerciante del Istmo de Tehuantepec”, afirma la publicación mensual de la Casa de la Cultura Oaxaqueña.

A pesar de estas precisiones historiográficas, abundan las leyendas que insisten en un romance o una aventura amorosa entre estos dos personajes. Como aquella historia que afirma que Porfirio Díaz mandó a construir las vías del Ferrocarril Nacional de Tehuantepec a la orilla de la casa de Juana para poder llegar a ella con mayor facilidad.Juana Cata, conocida por sus habilidades de comercio, su patriotismo e inclinaciones liberales (Foto: Universidad del Mar)

Durante su vida adulta, Juana Catalina hizo esfuerzos por generar espacios de educación para mujeres. Como cuando solicitó a un arzobispo que las monjas teresianas fundaran una escuela para niñas en la región. Su primer intento fracasó a causa de los estragos que provocó la epidemia de cólera, pero años más tarde, a inicios del siglo XX, el Colegio de Artes y Oficios para Señoritas se hizo realidad bajo la rectoría de las madres josefinas. Hasta 1990, esta institución siguió existiendo.

Juana también es reconocida por la creación de la “Vela Bini”, una forma de estilización del traje regional de la tehuana con encajes y muselinas.

Finalmente, esta reconocida mujer falleció el 19 de octubre de 1915, en Orizaba Veracruz, durante un viaje con destino a la Ciudad de México. Su legado, sin embargo, permanece latente entre los habitantes de Tehuantepec, ciudad en la que abundan los recuerdos de su paso por el mundo.

 

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