Se trata de la mejor comerciante oaxaqueña durante la última mitad del siglo XIX
Juana Cata, supuesta amante de Porfirio
Díaz (Foto: Universidad del Mar)
Juana Catalina Romero fue una mujer
oaxaqueña, tehuana, conocida por sus habilidades de comercio, su
patriotismo e inclinaciones liberales, así como por las aportaciones que
hizo en favor de la educación de las mujeres en su estado natal. Es conocida,
también, por su relación con Porfirio Díaz, quien se dice fue su amante.
La vida de esta reconocida mujer marcó la
historia de su ciudad y de toda Oaxaca, inicialmente en el contexto de la Guerra
de Reforma, cuando el enfrentamiento entre liberales y conservadores alcanzó al
Istmo de Tehuantepec.
Juana Catalina nació en noviembre de
1837, sus padres fueron Juan José Romero y María Clara Egaña. De joven,
según afirman cronistas e historiadores, se distinguió por su belleza y
talante. Desde temprana edad comprendió el potencial del comercio, no solo
local, sino entre regiones, y se dedicó a ello el resto de su vida, según narra
la publicación Indelebles, editada por la Casa de la Cultura Oaxaqueña.
De joven se distinguió por su belleza y
talante (Foto: Instituto de Investigaciones Históricas, Económicas, Políticas y
Sociales)
Con los recursos que reunió en sus primeras
actividades de exportación, logró consolidar capital suficiente para comprar
terrenos y adquirir lo último en tecnología para refinar la
producción de sus cultivos de caña e ingenios azucareros. Para finales del
siglo, se distinguía por la calidad de sus productos y era reconocida como
la mejor comerciante del Istmo por sus relaciones comerciales en Oaxaca,
Veracruz y Ciudad de México.
En su juventud, durante sus iniciales
actividades comerciales a las afueras del cuartel donde se resguardaba el
ejército liberal a mediados del siglo XIX, Juana conoció al entonces Jefe
del Departamento Político del Distrito de Tehuantepec, Porfirio Díaz.
En diversas obras de divulgación de su
historia se habla de una relación romántica con el militar, quien alcanzó
años más tarde la presidencia del país. Sin embargo, múltiples
historiadores afirman que dicha relación no fue como se presume.
Además de reconocida comerciante, Juana fue
conocida por sus aportaciones a la educación de las mujeres (Foto:
Twitter/@DonPorfirioDiaz)
“La relación sentimental o amorosa en que
tanto insisten las consejas populares, debió ser muy ligera, tanto por el
poco tiempo que Porfirio permaneció en Tehuantepec, como por las constantes
acciones militares que emprendió en ese lapso. Si ella se enamoró de Díaz, él
la olvidó muy pronto pues no la menciona en sus memorias ni en su
correspondencia. Ella conservó, si no el amor hacia Porfirio, sí su
amistad y apoyo como lo prueban diversas cartas que le escribió cuando él era
Presidente de la República y ella, la mayor comerciante del Istmo de
Tehuantepec”, afirma la publicación mensual de la Casa de la Cultura Oaxaqueña.
A pesar de estas precisiones
historiográficas, abundan las leyendas que insisten en un romance o una
aventura amorosa entre estos dos personajes. Como aquella historia que afirma
que Porfirio Díaz mandó a construir las vías del Ferrocarril Nacional de
Tehuantepec a la orilla de la casa de Juana para poder llegar a ella con mayor
facilidad.Juana Cata, conocida por sus habilidades de comercio, su patriotismo
e inclinaciones liberales (Foto: Universidad del Mar)
Durante su vida adulta, Juana Catalina
hizo esfuerzos por generar espacios de educación para mujeres. Como
cuando solicitó a un arzobispo que las monjas teresianas fundaran una escuela
para niñas en la región. Su primer intento fracasó a causa de los estragos que
provocó la epidemia de cólera, pero años más tarde, a inicios del siglo XX,
el Colegio de Artes y Oficios para Señoritas se hizo realidad bajo la
rectoría de las madres josefinas. Hasta 1990, esta institución siguió
existiendo.
Juana también es reconocida por la creación
de la “Vela Bini”, una forma de estilización del traje regional de la
tehuana con encajes y muselinas.
Finalmente, esta reconocida mujer falleció
el 19 de octubre de 1915, en Orizaba Veracruz, durante un viaje con
destino a la Ciudad de México. Su legado, sin embargo, permanece latente entre
los habitantes de Tehuantepec, ciudad en la que abundan los recuerdos de su
paso por el mundo.
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