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jueves, 30 de julio de 2020

En la elección de EU se juega todo






Pablo Hiriart


En tres meses y días Estados Unidos tendrá las elecciones más importantes no sólo para su destino, sino para el mundo tal y como lo conocemos hasta ahora.

Si gana Trump será un cambio de paradigma, y si pierde sólo podrá aspirar a ser una nota de pie de página en la historia de su país.

También serán, o podrán ser, la máxima prueba de la resistencia a la que se han enfrentado las sólidas instituciones en el país democrático por excelencia.

Trump ha dicho que no es seguro que reconozca el resultado de la elección si es que pierde, lo que obligaría a intervenir a la Corte, al Congreso y al Ejército.

Si se ve perdido, puede renunciar antes. O boicotear la elección.

Las consecuencias de una crisis institucional en la Unión Americana son de un alcance incalculable para la economía y para el futuro de la democracia en el mundo.

Ya hay brotes de rebelión en distintos estados en contra de la discriminación racial, que se ha agudizado en la presidencia de Donald Trump, un supremacista blanco.

¿Aguantará Estados Unidos un levantamiento de las minorías en caso de un triunfo apretado de Donald Trump sobre Joe Biden? Es posible que sí, pero no sabemos a qué costo.

Al hablar de 'costo' lo primero que se pagaría es con sangre.

Los supremacistas esperan el respaldo de las urnas y un buen pretexto para aplastar a las minorías de origen afroamericano o mexicano. Aplastarlos militarmente, quiero decir.

Una victoria de Trump puede ser la revancha de los estados confederados que quisieron separarse del resto de la Unión Americana, en defensa a su derecho a esclavizar a otros seres humanos bajo el lema “Con Dios protegiéndonos”.

El actual presidente, y candidato a la reelección, es un defensor de que los generales que pelearon por la secesión tengan estatuas y bustos. Y que se pueda ondear la bandera confederada junto a la de las barras y las estrellas.

No es un asunto meramente simbólico, sino de fondo: se promueve el culto a los que derramaron su sangre en defensa del derecho a esclavizar a otros seres humanos.

Es como si de pronto en Alemania se venerara, con una estatua en recintos oficiales, a Mengele, Eichmann o a Goebbels. Con el pretexto de la memoria histórica, claro.

Durante su primer periodo, Trump señaló la brecha por la cual quiere ir. En el segundo la hará transitable.

¿Qué va a ocurrir con México en caso de que el electorado estadounidense le dé su respaldo a Donald Trump para que avance con su proyecto supremacista y xenófobo, radicalmente antimexicano?

Para el mundo el dilema será de enorme trascendencia si Trump se reelige.

Una primera consecuencia será el entierro del multilateralismo.

Ya EU abandonó la Organización Mundial de la Salud. Se salió porque Trump piensa distinto a las eminencias médicas que la dirigen.

El día que quiera reventar a la ONU, tal vez lo haga. ¿Cuál va a ser el espacio de diálogo, entendimiento de los países?

Más allá: si no hay ONU, ¿cuál será el foro para dirimir diferencias, discutir, votar, ganar y perder?

Si no existe este gran organismo para la resolución de los conflictos, lo que sigue es el campo de batalla.

La reelección de Trump será aliento fresco para los nacionalismos en Europa.

El acuerdo de Maastricht habrá sido una aventura fracasada más por unir a Europa. Otro intento fallido, desde los que empezaron con Carlomagno.

Los nacionalismos han boicoteado desde siempre la unidad de Europa, y con Trump reelecto la marcha atrás será imparable.

Angela Merkel se va en un año, y probablemente sea la última gran defensora –con poder económico– de la UE. Ya vendrán las guerras étnicas y religiosas, otra vez, al viejo continente.

Con Trump reelecto, Estados Unidos se despide de sus aliados en el Pacífico: salen muy caros, dice, sin entender, o sin importarle, los equilibrios geopolíticos.

Medio Oriente se va a encender, hasta matar o morir.

¿Vendrá una guerra con China? No lo sabemos, pero está dentro de las posibilidades.

Y nosotros somos el vecino y socio de la potencia que tal vez reelegirá a Trump para un segundo periodo. Querrá darle forma a su legado. No podemos esperar que ello ocurra sin consecuencias para nosotros.

Estamos, por buenas razones, muy concentrados en lo que ocurre en México con el actual gobierno. Pero lo que suceda dentro de tres meses en Estados Unidos va a ser determinante para nosotros y para el mundo.

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