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sábado, 20 de junio de 2020

Se esperan grandes cambios en la recuperación del coronavirus







La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha cambiado la economía para siempre.

Las empresas funcionarán de forma diferente y nosotros, los consumidores, gastaremos e invertiremos nuestro dinero también de forma diferente.

Y no te engañes, las consecuencias económicas de la crisis aún no han terminado a pesar de que se están abriendo los bares, los restaurantes, los eventos deportivos y las fronteras entre estados.

Quedará un legado de muchos años de altos niveles de desempleo y subempleo, y de poco crecimiento de los salarios. Si los políticos no aprenden las lecciones dejadas por la Gran Recesión de los años 30 y no se comprometen a impulsar la actividad económica principal, la economía seguirá yendo mal al menos durante los próximos años.

Ahora no es momento de hablar sobre “ajustarse el cinturón” cuando hay millones de desempleados en todo el mundo, subempleados o que han dejado de buscar trabajo recientemente. Por el contrario, los gobiernos tiene que aflojar el bolsillo e inyectar dinero en la economía para crear trabajos para esa gente.

Lo que viene
La COVID-19 hará que cada vez veamos a más gente trabajando desde sus casas. Ir de la cocina al trabajo será cuestión de segundos, bien diferente a la tediosa espera por el denso tráfico o de ir sentado en un tren o un autobús (…) y luego tener que hacerlo de nuevo para volver a casa.

Las empresas tendrán que asegurarse de que los teletrabajadores dispongan de tecnología potente y acceso seguro al material que necesiten para hacer su trabajo. Es probable que la productividad se vea beneficiada. Se mantendrán reuniones por Zoom, Skype o cualquier otra plataforma para hacer videoconferencias.

¿Qué más significará?

Si cada vez más personas podemos trabajar desde casa, ¿por qué necesitaríamos entonces pedir gigantescas sumas de dinero para pagar la hipoteca de una vivienda cerca del distrito financiero cuando podemos disfrutar de un estilo de vida distinto en un centro regional donde la vivienda sea más barata y el estilo de vida es menos estresante? ¿Veremos un boom en el precio de viviendas en ciudades y pueblos de otras regiones?

Algunas empresas han sido ágiles a la hora de adaptarse a la crisis. Los fabricantes de ginebra y whisky pasaron a fabricar desinfectante de manos. Los fabricantes de ropa produjeron mascarillas quirúrgicas y guantes de protección. Los restaurantes de lujo pasaron a hacer entregas a domicilio y para llevar. Los minoristas tuvieron que acelerar rápidamente las ventas y la distribución por internet a medida que las tiendas que venden ladrillos y cemento cerraban debido al coronavirus.

Este tipo de agilidad será necesaria en el futuro.

Prepárate para un gobierno más grande y presente
La COVID-19 también ha redefinido el papel del gobierno.

Si el gobierno puede ayudar a la economía cuando los tiempos vienen mal dados, eso nos lleva a la pregunta siguiente: ¿deberíamos esperar de nuestros gobiernos que sigan haciendo cosas buenas cuando los tiempos sean buenos?

La respuesta obvia es “sí”, lo que sugiere que cuando se desvanezca la pandemia de coronavirus, los votantes deberían esperar que el gobierno lleve a cabo políticas que hagan crecer a la economía y que maximicen las oportunidades laborales hasta el punto que cualquiera que necesite un trabajo, lo tenga.

Otros cambios poscoronavirus
Incluso con unas tasas de interés en niveles asombrosamente bajos, los consumidores parecen más inclinados a devolver la deuda en lugar de tomar más deuda. Es probable que esta tendencia se mantenga, ya que la cautela de los consumidores, el escaso crecimiento de los salarios y el desempleo relativamente alto socavan la disposición y las posibilidades económicas de los consumidores para endeudarse. Con unas tasas de interés que es probable que se mantengan bajas durante un buen período, la reducción de la deuda podría ser importante en los próximos años.

Los niveles de inmigración probablemente sean más bajos durante un tiempo más y, de esa forma, se ha quitado al mercado inmobiliario, una fuente clave de crecimiento económico.

Habrá menos consumidores, lo que afectará negativamente a la demanda y a la necesidad de construir viviendas nuevas e impedirá que se mantenga a niveles similares a los anteriores del coronavirus. En estas circunstancias, también serán necesarias menos infraestructuras.

La economía y la forma de hacer las cosas que tenemos muchos han cambiado debido al coronavirus.

Crecimiento más lento, un gobierno más grande, trabajo desde casa, una mayor agilidad de las empresas, mayor desempleo y tasas de interés más bajas son solo algunos de los cambios con los que probablemente convivamos durante algún tiempo.

Será interesante ver cómo la sociedad, el gobierno y las empresas responden a estos cambios. A quienes tengan visión y la capacidad de aceptar estos cambios probablemente les irá bien en este nuevo entorno.

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