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jueves, 7 de mayo de 2020

Ana María de México, la emperatriz que murió sola y olvidada



Emperatriz_Ana_Maria_by_Josephus_Arias_Huerta

Antes de Carlota, México ya había tenido una emperatriz. Te contamos la triste historia de Ana María Huarte, emperatriz de México.
La emperatriz Carlota ha robado los reflectores de la historia imperial de México. Sin embargo, antes de ella México ya había visto una emperatriz consorte: se trata de Ana María, esposa de Agustín de Iturbide.

Bautizada bajo el nombre de Ana María Josefa Ramona Juana Nepomucena Marcelina Huarte y Muñiz, nació en la ciudad de Valladolid (actual Morelia), Michoacán el 18 de enero de 1786. Fue hija del alcalde provincial Isidro Huarte y Arrivillaga y de una noble criolla Ana Manuela Sánchez de Tagle. Perteneció a una de las familias más poderosas de Michoacán, cuya influencia alcanzó los poderes políticos, económico y religioso.


Valladolid, hoy Morelia Michoacán.
Ana, del mismo modo que sus hermanas, recibió clases de lectura y tuvo una niñez opulenta. En su casa tuvo a su disposición una gran biblioteca con libros sobre historia vasca, catolicismo y matemáticas, lo cual formó parte del refinamiento de su personalidad. Sumado a lo anterior, recibió una fuerte formación social, ya que asistía con regularidad a las tertulias de formación cristiana, hecho que la involucró con el abolengo de Valladolid. Por otra parte, su familia formaba parte la Sociedad Vascongada de Amigos del País, misma a la que también pertenecían los Iturbide.

Entre 1796 y 1798 ingresó al Colegio de Santa Rosa de Valladolid. Dicha institución tenía por principio preservar las “…Rosas de Castilla, sin mezcla de otras flores, todas españolas…”. La formación del colegio estaba enfocada en el refinamiento intelectual y moral de las mujeres de la burguesía novohispana. Entre las asignaturas se encontraban ética, música, habla y modales. En un segundo plano menos estricto, las niñas recibían clases de matemáticas y lectura.

Ana María y Agustín de Iturbide
Aunque el Colegio de Santa Rosa era de carácter metódico y conservador, las mujeres tenían la posibilidad de lucirse desde el mirador. Según los relatos, Agustín Cosme Damián de Iturbide solía pasear las calles frente al colegio, intentando llamar la atención de las señoritas. Fue así como Ana María y Agustín de Iturbide se conocieron.

Sin oposiciones, pronto los dos jóvenes se comprometieron. Debido a que la familia de Ana María poseía mayor fortuna e influencia, Iturbide se vio ampliamente beneficiado con el himeneo. Finalmente, el 27 de febrero de 1805 la pareja contrajo matrimonio. Ana María de 19 años, y Agustín con 21 años.

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