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miércoles, 25 de diciembre de 2019

Gastar menos no es ahorrar




Estamos cerrando el año con un subejercicio del gobierno federal. Bajo el mandato de la austeridad (o austericidio, como le llaman algunos empresarios), las dependencias estatales se sentaron sobre sus presupuestos y eso, además de ser una señal de ‘seguimos el mandato presidencial’ se ha convertido en un freno para el resto de la economía. Según el reporte trimestral que publica México Evalúa, el gasto gubernamental en los primeros 10 meses del año fue 160 mil mdp menos que el aprobado en el presupuesto. De ese total, 106 mil 200 mdp corresponden a subejercicios de organismos del gobierno federal y 54 mil 200 mdp de Pemex, CFE, IMSS e Issste.

Hasta finales de octubre fue Pemex quien mostró el mayor subejercicio (13% menos, equivalente a 64 mil mdp), las participaciones federal (-5% o -37 mil mdp), Educación (-22 mil mdp) e intereses de la deuda pública (-32 mil mdp). En un año donde hubo desabasto en medicinas y reclamos de pago a médicos y fondos para los institutos de salud, este fue el sector con el peor subejercicio: hasta octubre sumaba -35 mil mdp (-6% de lo presupuestado) si sumamos a la Secretaría de Salud, el IMSS y el Issste.

En muchos organismos la razón ha sido una ejecución lenta (por falta de personal especializado en cada entidad, algo que siempre ocurre en un cambio de administración tan radical en su primer año) y en otros a procesos administrativos en stand by o a media marcha. “Siempre hay subejercicios en el primer año de gobierno, porque hay cambios institucionales, pero comparado con los tres primeros trimestres del año de la administración anterior el subejercicio fue mucho mayor”, dijo días atrás Carlos Serrano, jefe economista de BBVA. AMLO versus EPN: en el primer año hay un subejercicio cuatro veces mayor.

Gastar menos de lo presupuestado no es un ejemplo de buena administración, sobre todo cuando se trata de un presupuesto que ya había sufrido recortes y cuando se aprueba en el camino otro presupuesto (2020), sin tomar en cuenta que la realidad ‘contante y sonante’ se ha separado de lo propuesto y aprobado por el Congreso en su momento.

Se puede ahorrar en gasto corriente, pero eso no significa congelar el uso del dinero asignado a cada organismo, secretaría, comisión o empresa paraestatal: no gastar lo que se había calculado redunda en menos inversión pública, obras planeadas que no se hicieron, programas que no se pusieron en marcha, servicios que no se dieron, beneficiarios que no recibieron lo que se les prometió. Cuando el gobierno no gasta también hay menos empleos, menos circulación de dinero en el mercado interno. Si a eso le sumamos el ambiente de incertidumbre que bajó la inversión de la IP y a los nubarrones externos de caída del crecimiento y dilatado cierre del T-MEC, el resultado es un país en pausa que se quedó con un crecimiento de 0%.

En la administración pública no es lo mismo ahorrar que no usar el dinero asignado, aunque algunas dependencias crean que hacen lo mismo en nombre de la austeridad.

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