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domingo, 28 de julio de 2019

AMLO y las señales para la inversión


Enrique Quintana


Quien piense que al presidente de la República no le importa el crecimiento, se equivoca.

En su discurso, habla de que lo importante es el desarrollo y no el crecimiento. Pero eso es para el consumo público.

AMLO sabe bien que un desastre económico inevitablemente le costaría mucho en términos políticos y electorales.

En el periodo en el que hemos tenido democracia electoral, a partir de 1994, cada vez que se ha presentado una crisis financiera, el partido en el gobierno ha perdido las siguientes elecciones presidenciales.

La primera ocasión fue en el año 2000. Aunque la crisis fue en el arranque del sexenio, en 1994-95, sus efectos fueron perdurables y el PRI perdió por primera vez la presidencia de la República. Esta crisis tuvo un origen interno.

La siguiente gran crisis ocurrió en 2008-09, durante el gobierno de Calderón. El desplome económico del que nunca nos recuperamos del todo y la crisis de inseguridad, propiciaron que el partido en el poder, el PAN, perdiera la presidencia de la República y el PRI regresó.

Esta crisis fue originada externamente.

Es decir, por razones externas o internas, el estallido de una crisis cuesta la presidencia.

El desastre de la administración de Peña es caso aparte. Jamás en la historia del país habíamos tenido un desplome de ese tamaño en la popularidad presidencial.

Fueron la corrupción rampante, la frivolidad y la inseguridad incontrolable lo que llevó a la derrota más allá de que no hubiera ninguna crisis económica.

Si AMLO o sus cercanos conocen un poco de la historia reciente saben que la continuidad de su proyecto estaría en un riesgo altísimo si la crisis económica estallara.

Pero, el presidente parece convencido de que al margen de las decisiones que tome en el controvertido sector energético, la crisis no estallará.

Algunos personajes del sector le han vendido la idea de que quienes, dentro de su equipo, esgrimen la posibilidad de una crisis derivada el manejo de la política en este sector, están exagerando las cosas de manera interesada.

Dicen que es la manera en la que quieren influir en las decisiones de AMLO.

López Obrador entendió que necesita dejar vivos a los 107 contratos asignados a empresas diversas en el marco de la reforma energética.

Y, en contra de sus inclinaciones, decidió dejar sin cambios la parte legal de la reforma energética.

Un gran logro del sector privado y sus aliados al interior del gobierno fue la instalación de la 'Mesa sobre energía', presidida por Alfonso Romo, instalada esta semana.

No descarte en absoluto que de esa mesa surjan posiciones mucho más liberales en materia de energía.

López Obrador no va a estar contento si la economía se hunde en una recesión.

Algunos de sus cercanos le están señalando que se puede evitar el mal desempeño económico sin perder su visión estratégica respecto a Pemex o CFE.

Lo anunciado esta semana respecto a que la IP va a poder invertir sin restricciones en la petroquímica es una buena señal.

Veremos.

Respuesta
Algunos lectores me han preguntado si responderé a las críticas que se hicieron al texto publicado en este espacio hace una semana, titulado 'Nuestra falta de autocrítica'. Sí, habrá respuesta en este espacio el próximo lunes.

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