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martes, 25 de junio de 2019
La dimensión real del freno económico
Enrique Quintana
La economía mexicana creció 0.3 por ciento en abril. Aunque la cifra parece muy mala, resulta que no lo es tanto. Pudo ser peor.
En el mes de marzo, se había presentado una caída de -0.6 por ciento y no era imposible que la tendencia se acentuara. El que no haya sucedido en abril, por lo menos indica que no vamos en picada.
A continuación, desgloso algunos de los resultados que explican el comportamiento global.
1.- El sector agropecuario había sido la gran excepción en el freno de la economía, pero los resultados de marzo y abril ya tienen signo negativo, de -2.0 y -2.6 por ciento, lo que refleja un freno en este sector.
2.- La caída de la minería y de la extracción de petróleo continúa. El retroceso mensual en abril fue de -8.2 por ciento y la comparación anual es de -0.6 por ciento. Los datos de mayo que ayer adelantó Pemex no nos permiten albergar esperanzas de una mejoría.
3.-La industria de la construcción ya no siente lo duro sino lo tupido. Ya son muchos meses de retroceso, aunque ya se amortiguó un poco la caída, en abril a tasa anual hay un retroceso de -1.5 por ciento.
4.- La industria manufacturera fue excepción y logró levantar en abril, por lo que fue de los pocos sectores que permitió que la economía ya no siguiera cayendo, como en marzo. El alza es de 3.1 por ciento a tasa anual y en los primeros cuatro meses del año la tasa promedio es de 1.2 por ciento.
5.-El sector terciario, que incluye al comercio y a los servicios funcionó durante meses como el gran amortiguador de la economía. En este año ya no lo está logrando. El crecimiento de abril fue de 0.5 por ciento y el promedio de los primeros cuatro meses del año fue de apenas 1.1 por ciento, lo que implica que está frenando al ritmo del conjunto de la economía.
Aunque sigue habiendo sectores que avanzan más y otros que frenan de manera más visible, hay dos cosas que preocupan.
El dinamismo económico recae cada vez más en el sector manufacturero y éste depende en gran medida de las exportaciones.
Pero, en Estados Unidos, nuestro principal mercado, hay signos de menor actividad industrial. Con el dato preliminar de mayo, se percibe una caída de 0.9 por ciento respecto a diciembre.
Pero, además, desde el tercer trimestre del año pasado empezó a darse una acumulación de inventarios que refleja que el ciclo expansivo de la economía podría estarse acabando.
En el primer trimestre del año, casi un 18 por ciento del crecimiento del PIB derivó de la acumulación de inventarios.
El otro factor que ha impedido que los números rojos se presenten en el crecimiento económico es el consumo privado.
Ya le platicamos la semana pasada que, a pesar del muy bajo crecimiento del empleo, el alza de los salarios reales en el sector formal es uno de los factores que ha mantenido la capacidad de compra.
La duda que existe es si ese dinamismo podrá mantenerse con un entorno en el que no hay incrementos en la productividad.
No es casual que los pronósticos de la mayor parte de los analistas vayan sistemáticamente a la baja respecto al crecimiento en este año. Todo indica que van a converger en una cifra cercana al 1 por ciento, a la vuelta de algunas semanas.
Así que, si está en el optimismo, vea lo positivo de que no seguimos cayendo, como en marzo.
Pero si no quiere consolarse sino ser precavido, considere que lo que viene en el año va a ser un virtual estancamiento.
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