El Sistema Nacional Educativo (SEN), que tiene en sus lista a 33 millones de alumnos, enfrenta deficiencias en cobertura, conocimiento, infraestructura y pérdida de tiempo de maestros, así lo revelan diversas pruebas y métodos para medir la calidad en el aprendizaje.
Mientras el Congreso de la Unión no acaba de aterrizar una reforma educativa cuestionada por diferentes sectores de la sociedad, por considerar que antepone intereses y olvida a los verdaderos protagonistas: niñas, niños y adolescentes.
Estudios sobre la cobertura del SEN indican que la educación básica del país está alcanzando una cobertura universal, no así en la educación media superior y superior, pues la cobertura es baja y no equitativa, ya que la población más pobre tiene menos posibilidades de acceder.
La prueba de Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), enumera que 4 de cada 10 estudiantes evaluados en materia de español y matemáticas, en el último grado de la primaria, se encontraron en un nivel elemental; sólo 2 de cada 10 alcanzaron un nivel de excelencia. Los resultados son similares en secundaria y media superior.
Por otro lado, el Examen para la Calidad y el Logro Educativo (EXCALE) dio cuenta de que “una cuarta y quinta parte de los estudiantes que finalizan el sexto grado de primaria no alcanzan los conocimientos y habilidades indispensables para seguir su aprendizaje formal”.
También resultados de la prueba Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS), de acuerdo a información de Cámara de Diputados, evidenciaron que los directores invierten más tiempo en reuniones que en tareas relacionadas con el currículo, la docencia y las interacciones con los alumnos. Otro resultado relevante fue que uno de cada cuatro maestros no se sentía preparado para realizar su trabajo.
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Memorizar sin conocimiento
Los resultados de las mediciones del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos en 2016 (PISA, por sus siglas en inglés), muestran que el sistema educativo mexicano, sigue privilegiando la transmisión de conocimientos con énfasis en la memorización de datos y hechos a diferencia del desarrollo de capacidades y competencias como se aprende actualmente.
Según datos del estudio “Estructura y Dimensión del Sistema Educativo Nacional”, desde el ciclo escolar 2012-2013 la educación obligatoria comprende 15 grados escolares: educación preescolar, secundaria y media superior, con tres grados cada una y seis más en educación primaria. Ello implica que prácticamente 33 millones de niños y jóvenes entre los 3 y los 17 años deberían estar inscritos en alguno de los servicios que el Sistema Educativo Nacional brinda.
Los resultados del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA), en 2015 reflejaron bajos niveles de desempeño en educación básica. La mayoría de los estudiantes están en los niveles elementales y son muy pocos los que se ubican en los niveles superiores, donde los estudiantes pueden resolver problemas de gran complejidad que implican el uso de sistemas de ecuaciones, cálculo de áreas y volúmenes.
Durante las audiencias públicas en febrero de 2019 en la Cámara de Diputados, la reforma educativa aprobada en 2013 el magisterio fue acusado de todos los males: que de la evaluación derivaba la permanencia en el empleo (evaluación punitiva); magisterio visto como objeto y no como sujeto activo en la transformación educativa; los niños, niñas y los jóvenes no fueron tomados en cuenta; y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se convirtió en actor principal de los procesos laborales.
Sin embargo, y aunque la mayoría de los docentes y representantes escolares rechazó la reforma educativa de 2013, algunas voces destacaron aspectos positivos como, por ejemplo, el ingreso de miles de maestros sin compadrazgos; se manifestaron a favor de la permanencia del INEE y el fortalecimiento de su autonomía.
Se afirmó que la propuesta alternativa, reforma de López Obrador, permite que los anteriores privilegios regresen. Se planteó la necesidad de vigilar a las autoridades educativas locales (estatales y municipales), así como a los líderes sindicales.
Y alertaron que el nuevo instituto, sin vigilancia, implica los riesgos del pasado.
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