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miércoles, 5 de diciembre de 2018

Se busca consentimiento para modificar cláusulas: Hacienda

Arturo Herrera, subsecretario de la dependencia, confirmó la existencia de inversionistas asociados a 'fondos buitre', que tratan de generar volatilidad con declaraciones para generar alguna utilidad.


Los tenedores de los bonos del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) podría recibir una prima de 0.75 por ciento respecto al valor de los mismos si dan su consentimiento para modificar las cláusulas que vinculan este proyecto con los recursos de la Tarifa Única Aeroportuaria (TUA), dio a conocer el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera.

El funcionario explicó que hay 6 mil millones de dólares que fueron emitidos para financiar las obras del aeropuerto de Texcoco, y una gran parte de esos recursos se encuentra en un fideicomiso.

“Ese dinero ya existe y está en caja, hay 120 mil millones de pesos, de los cuales vamos a tomar el equivalente a mil 800 millones de dólares (36 mil 813 mdp) para recomprarle a los inversionistas mil 800 millones de esa operación. Este no es dinero nuevo: en una bolsa del pantalón tenemos recursos, y en la otra tenemos una deuda, y lo que hacemos es tomar recursos de donde tenemos efectivo para liquidar la deuda en el otro lado”, detalló.

La finalidad, apuntó, es mandar un mensaje a los inversionistas de que queremos encontrar una solución amigable “y eso se vio reflejado inmediatamente en el aumento en los precios de los bonos”.

Recordó que de acuerdo con el plan inicial, en el momento en el que empezara a funcionar el aeropuerto de Texcoco, el Internacional “Benito Juárez” de la Ciudad de México iba a dejar de operar y, por lo tanto, iba a haber una sustitución en el impuesto de uso aeroportuario que iba a llegar.

“Dado que el aeropuerto no existe ahora, lo que las calificadoras hicieron fue valuar la solidez de ese bono única y exclusivamente con el Aeropuerto Internacional Benito Juárez. De tal forma que ellos previeron el escenario de que por cualquier razón el aeropuerto de Texcoco no se realizara, el impuesto que se captura en el aeropuerto Benito Juárez es suficiente“, precisó.

Herrera comentó que “una vez que el presidente decidió dejar de utilizar el avión presidencial, no hay necesidad de tener un hangar en el aeropuerto capitalino y esa infraestructura se puede utilizar una terminal remota, con lo que se ampliaría la capacidad (48 millones) de a 50 millones pasajeros“.

El funcionario afirmó que la transacción no sólo será relevante para quienes decidan vender sus bonos sino para los que no, porque les da una idea de cuánto es lo que valen.

Añadió que la oferta tiene fechas y condiciones muy precisas, y está abierta de acuerdo a las normas de Nueva York por 20 días hábiles.

“Tiene una cláusula de salida temprana, es decir, si se reciben posturas en un volumen suficiente puede cerrarse la operación el 14 de diciembre, a los diez días hábiles”, abundó.



El subsecretario de Hacienda señaló que en este bono hay dos tipos de inversionistas: los originales, que estaban comprando un bono de 10 o de 30 años, “muy conservadores, no son agresivos, tradicionalmente lo que se tiene ahí son aseguradores, fondos de funciones, gente que no está tratando de hacer un negocio de manera inmediata, sino tener un flujo de efectivo constante y sólido en el largo plazo”.

Y los agresivos, que buscan una ganancia muy rápida. “Estamos empezando a ver una señales muy pequeñas de este último tipo de inversionistas, que están asociados a los ‘fondos buitre’, que tratan de generar volatilidad con declaraciones para generar alguna utilidad. Es algo que no es inusual y con lo que vamos a estar viviendo durante las próximas dos semanas”, agregó.



Si bien Herrera explicó que la deuda del NAIM no está computando en la del Gobierno Federal, “es el mismo tipo de inversionistas que está comprando el resto de los instrumentos y está ligada al desarrollo futuro de las emisiones de Pemex, de CFE y de la propia Secretaría de Hacienda”, por eso el interés de realizar una transacción basada en tres premisas: que sea amigable, transparente y rápida.

El economista puntualizó que el consentimiento que se está pidiendo para la modificación de las cláusulas tiene que ver con un hecho muy preciso. “La estructura de los bonos tenían dos componentes: el financiero y económico, el cual aseguraba que los flujos del aeropuerto Benito Juárez eran suficientes para servir a este bono, y el legal, que lo unía potencialmente al aeropuerto de Texcoco”.

En ese sentido, anotó, “lo que queremos es pedirle a los inversionistas su consentimiento para desvincular esta parte legal, y que quede toda la parte legal y financiera únicamente ligada al aeropuerto Benito Juárez”.

Detalló que quienes den su consentimiento podrían recibir una prima de 0.75 por ciento respecto al valor del bono. “Es un mecanismo totalmente estándar en las operaciones de esta naturaleza, no es nada inusual”.

Comentó que las operaciones se están haciendo a través de los bancos de inversión y se ha minimizado el contacto directo con los inversionistas, ya que estos bonos fueron emitidos bajo la ley de Nueva York, en la que “cualquier declaración pública puede ser parte documental en caso de que hubiera algún litigio”.

En este contexto precisó que hay dos instrucciones que se le han dado al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) de emitir esta oferta, y otra más, para revisar la estrategia de desarrollo de los aeropuertos.


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