En la región de Texcoco existe una fuerte explotación de mantos freáticos a través de 247 pozos permitidos por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), según su propia información, en gran mayoría otorgados a empresas privadas y particulares para su explotación comercial, agrícola y personal, en contraste con un mínimo de pozos permitidos a los gobiernos municipales para suministro a la ciudadanía.
Gran cantidad de pipas privadas, de la región así como de la Ciudad de México, acuden a la región del Valle de Texcoco a llenar sus tanques de entre 10 mil y 40 mil litros de capacidad para comercializar el agua en la zona metropolitana, principalmente destinada a comercios lo que desde hace años ha causado protestas en la zona por la extracción de agua de los mantos freáticos de la región con fines de lucro.
Fuentes oficiales indicaron que desconocen el funcionamiento de los pozos particulares, pero aseguran que la Conagua debe hacer un registro de cantidad de flujo de líquido en los pozos autorizados para que la extracción del líquido sea controlada ya que existen restricciones sobre la cantidad que se puede extraer con penalidades económicas fuertes a quienes rebasen los límites estipulados en sus permisos, aunque desconocen si estas se llevan a cabo.
En pozos visitados por El Sol de México, las personas que se encontraron en el lugar negaron que hubiera algún encargado del sitio y sobre la venta de agua a pipas particulares señalan que en mayoría es de presunta donación para colonias afectadas por la falta del líquido, y que los piperos cobran sólo el traslado. Esto se contradijo según algunos conductores de transportes quienes negaron proporcionar el costo de la carga de agua pero señalaron que si deben pagarla, manteniendo en secrecía el negocio del agua potable particular en la región denunciado por líderes políticos desde hace más de una década como el negocio de Los Reyes del Agua.
Sólo en el municipio de Texcoco, existen 247 permisos de extracción. El otorgamiento de una concesión o asignación toma en cuenta la disponibilidad media anual del agua, que se revisa al menos cada tres años, conforme a la programación hídrica; los derechos de explotación, uso o aprovechamiento de agua inscritos en el Registro Público de Derechos de Agua.
De estos destacan permisos a particulares como José Ramón Riestra Rubín, poseedor de tres permisos, dos agrícolas y uno de usos varios con un total de tres millones 809 mil 458 metros cúbicos por año.
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