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lunes, 24 de septiembre de 2018

El legado de las reformas




Fernando Hernández


Ni crisis ni bancarrota. El 1º de diciembre, el presidente electo recibirá una economía estable, que soportó los embates de distintos escenarios de alcance global (algunos anteriores a la administración del presidente Enrique Peña Nieto, pero con repercusiones más duraderas en el tiempo, como la crisis financiera de 2008) y que, pese a ello, mantuvo una inflación promedio anual mínima, un crecimiento superior al de sus antecesores panistas, y una Inversión Extranjera Directa histórica.
La matriz de opinión generada desde la oposición ha sentado un escenario favorable para el presidente electo, con la minimización de los logros del presidente Peña y un cheque en blanco desde una parte de la sociedad para cualquier decisión de López Obrador. Sin embargo, aunque se intente sembrar la idea de que México está en crisis o que el Estado quedó en bancarrota (en ninguna les asiste la razón), este sexenio entregará buenas cuentas y gran parte de esos resultados se deben a las reformas estructurales planteadas desde diciembre de 2012.
Quisiera, con ustedes, hacer un repaso de algunas de las 14 reformas que llevaron a México a una transformación sin precedentes en aspectos muy diversos de la vida nacional, sin obviar otros temas que permanecieron con rezagos no superados como la inseguridad, la inequidad y la corrupción.
Comencemos por la reforma político electoral, un medio que ha permitido transitar al crecimiento de representatividad de la mujer en las cámaras de Senadores y Diputados, permitiéndoles conformar grupos nutridos en la actual Legislatura.
Hoy, millones de mexicanos pueden acceder a más canales de televisión en señal abierta, y disfrutar de una tercera cadena televisiva, gracias a la reforma en telecomunicaciones. Otro beneficio tangible llega a los bolsillos de los ciudadanos con el ahorro derivado de la eliminación de los costos por llamadas de larga distancia.
De la mano de la reforma en competencia económica, se acabó con los monopolios, existe más apertura en los mercados y, siguiendo con el rubro de las telecomunicaciones, al día de hoy, más empresas prestan servicios de telefonía fija y móvil, permitiendo costos más bajos para los usuarios.
Actualmente hay más personas con acceso a créditos, particularmente los que pertenecen a la población de jóvenes, algo que parecía imposible hace unos años. La reforma financiera ha permitido mayor competencia entre instituciones financieras, algo saludable para la economía del país.
En este sexenio se dio uno de los cambios más importantes en los últimos 100 años en la justicia mexicana, con el Nuevo Sistema de Justicia Penal, que permite atender de manera imparcial y expedita a todos los ciudadanos, evitar juicios injustos a personas inocentes, y promoviendo las soluciones extrajudiciales a delitos menores.
Estas reformas fueron parte de la estrategia del presidente Enrique Peña Nieto para terminar con las inercias que frenaban el avance de nuestro país. Hoy, el mundo ve a México como un destino confiable para la inversión, como un aliado y socio importante, y como uno de los principales destinos para viajar, conocer y ser parte de otra cultura.
El México que deja el presidente Peña es más fuerte que el que encontró hace seis años. Lo hemos dicho antes en este Debate Puntual: nuestra nación goza de una economía saludable, contrario a lo que viven países de América Latina como Argentina o Venezuela. Las reformas estructurales sentaron las bases para que esto fuera posible, y al mismo tiempo, permitirán que el próximo gobierno pueda comenzar a trabajar en sus propias propuestas tan pronto tome posesión. Como dice el refrán “lo cortés no quita lo valiente”, y en este caso, desde una oposición que poco a poco va ocupando los escalones más altos de la política nacional y se convierte en el grupo de poder, más que cortesía, representa un acto de justicia y de respeto el reconocer los logros de su predecesor.

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