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viernes, 6 de abril de 2018

Lo detiene la gente y AMLO improvisa mítines relámpago

-López Obrador, sin más seguridad que la de César Yáñez y Ricardo Monreal, baja de la camioneta, saluda de mano y da su discurso con un altavoz.


Para muchos, la campaña de Andrés Manuel López Obrador, la de a de veras, inició ayer en el trayecto de Nuevo Laredo a Reynosa.

Dos mítines programados en ambas ciudades de Tamaulipas se convirtieron en cuatro actos de campañas. Fueron dos eventos improvisados, fuera del guion, espontáneos.

Pobladores de los municipios de Miguel Alemán, primero, y de Ciudad Camargo, unos cinco kilómetros más adelante, le cerraron el paso al convoy del candidato presidencial para que se bajara de su camioneta y pronunciara unas palabras.

Y el tabasqueño, en una de las zonas más inseguras y violentas del país, al pie del vehículo que lo ha transportado en esta primera etapa de su campaña, encabezó mítines relámpago de siete y tres minutos, respectivamente.

Las condiciones eran extraordinarias. Desde la semana pasada los enfrentamientos en Reynosa entre fuerzas federales y miembros del crimen organizado encendieron los focos de alerta en esta gira del candidato de la alianza Juntos Haremos Historia (Morena-PES-PT).

La caravana de automóviles que acompañan la camioneta en donde viaja López Obrador (unos diez vehículos) emprendió el camino hacia esa plaza, que se disputan células del Cártel del Golfo y Zetas, con información de que se habían realizado enfrentamientos armados.

Son tres horas de trayecto en carreteras precarias, de un solo sentido, desiertas. Apenas pasan autos, camiones y tráileres de un lado y del otro de la ruta, una de las más inseguras y violentas del país. También son travesías alucinantes bajo un sol que eleva la temperatura a 38 grados.

Primero se da un descenso abrupto en la velocidad de los autos y luego el alto completo. Zozobra. Al bajar del vehículo se observan tres carpas rojas y banderines de Morena. Se trata de un cruce carretero en el municipio Miguel Alemán.

López Obrador, sin más seguridad que la de César Yáñez y Ricardo Monreal, baja de la camioneta, saluda de mano y recibe un altavoz. Así pronuncia su discurso.

De nuevo al camino, aunque unos kilómetros más adelante vuelve a ser detenido, ahora por habitantes del municipio de Ciudad Camargo. El tabasqueño despacha rápido y luego a enfilar hacia Reynosa, última parada de esta jornada atípica.

Un último retén y se entra a Reynosa.

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