Ayer mientras veía un programa televisivo -para ser más exacta, “El Francotirador” de Jaime Bayly- pude ser testigo indirecto de una sesión de espiritismo, la cual me dejó muy impresionada acerca de la intensidad del ritual y el cambio que puede producir en personas aparentemente incrédulas, como en el caso del presentador del show.
Para comenzar, el espiritismo trata acerca de la naturaleza, destino y origen de los espíritus, así como la manera que tienen de manifestarse y relacionarse con las entidades del mundo material. Por tanto nos ayuda a conocernos mejor y a adquirir mayor sabiduría sobre Dios y las leyes por las que se rige la vida.
Aunque no es lo único que se realiza en el espiritismo, sus prácticas más conocidas son las sesiones del mismo nombre, también llamadas sesiones espiritistas.
Estas consisten en establecer un contacto especial con las entidades que han trascendido la esfera material, a fin de que nos revelen verdades acerca de ellos, de hechos del pasado o nuestro futuro y el de las personas de nuestro entorno.
Una sesión de espiritismo no es cosa de juego. Quienes la realizan de buena fe no admiten guijas ni símbolos negativos que alteren para mal el comportamiento de las entidades convocadas y de quienes participan en el ritual. En cambio, las velas, los manteles largos y todo lo que pueda ayudar a atraerlas con respeto y agradecimiento es bienvenido.
Los videntes experimentados pueden sesionar solos(as), pero si lo van a hacer con otras personas se requiere un mínimo de tres participantes, los cuales representan la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Es casi seguro que el espíritu convocado se manifestará a través de uno de los participantes. Además, estos pueden experimentar alteraciones orgánicas, como escalofríos, mareos, rigidez, dolor de oído, etc. Sin embargo, no hay de qué preocuparse, ya que el o la vidente sabrán sacarlos del trance inmediatamente después de finalizada la sesión.
Lo más importante es que la sesión espiritista se realice con sumo respeto, dándole palabras de ánimo y agradecimiento a la entidad que ha acudido al llamado, especialmente si su presencia tiene una carga negativa. Ello puede indicar que aún no descansa en paz porque ha dejado algo sin resolver en este mundo (por ejemplo, si le asesinaron y su crimen aún no está resuelto).
Fuente: Espiritismo, Centro Esotérico.
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