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lunes, 20 de abril de 2015

Contra la corrupción ¿cómo hacerle?

Por Viridiana Ríos

Que se va a aprobar el famoso Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) en el Senado parece inminente; que se vaya a implementar un sistema para reducir la corrupción, no. Es momento de dejar de centrar el debate en el marco legal y las atribuciones que tendrán los distintos organismos que componen el SNA, y voltear la vista a lo que más importa: cuáles son las formas de aterrizarlo. Aquí, discuto eso. Hablo de lo que nadie está hablando: de por dónde es inminente empezar.

Los académicos que han estudiado el fenómeno de la corrupción y las políticas que ayudan a reducirla concuerdan en que la única fórmula probada para luchar contra ella es (1) asegurar que los trabajadores de gobierno tengan salarios dignos, (2) monitorear el gasto público y las acciones de éstos, y (3) motivar la existencia de una prensa libre y crítica. Las primeras dos nunca funcionan si se implementan por separado, la última es lo que potencia a las dos primeras.

Primero, mejorar los salarios de algunos funcionarios públicos, como los policías, es un requerimiento absoluto. En Chiapas 96% de los policías gana entre mil y cinco mil pesos mensuales, en Michoacán 81% gana entre cinco mil y diez mil. Con dichos salarios es difícil pretender que la corrupción no resulte atractiva.

Si bien mejorar los salarios representa un gasto, los beneficios que esto puede traer harán que valga la pena. Sobre todo por el impacto que pueda tener para reducir la corrupción, mejorar la eficiencia de los trabajadores de gobierno y lograr atraer más y mejor talento a la burocracia,

La evidencia académica sobre el tema es sólida. De acuerdo con un estudio de Rijkenghem and Weder (2001) hecho en 31 países de bajos ingresos, doblar el salario de los trabajadores de gobierno en relación con el salario de la maquila lleva a una reducción de 0.5 en el índice de corrupción ICRG, que va de cero a seis. Asimismo, incrementar los salarios parece, también, tener como efecto secundario un incremento en la eficiencia de la burocracia. En el conocido estudio de Rauch and Evans (2000) aplicado a 35 países se mostró que un incremento de una desviación estándar en el salario promedio de los burócratas lleva a un incremento de 0.5 desviaciones estándar en la rapidez con la que se llevan a cabo los trámites. Finalmente, incrementar los salarios también sirve para poder atraer más talento a los puestos de gobierno. En Brasil se ha demostrado (Ferraz and Finan 2010) que un incremento de 20% en los salarios de los trabajadores de gobierno aumenta su número promedio de años de educación. El efecto es pequeño pero existe.

Sin embargo, ningún aumento de salario funcionará si no viene aparejado con un aumento de fiscalización y monitoreo a las acciones de los trabajadores de gobierno. Nuevamente, la evidencia académica al respecto es fuerte. El famoso estudio de Di Tella and Schargrodsky (2004) mostró que incrementar el monitoreo a las compras públicas en hospitales de Buenos Aires redujo 15% el precio pagado por los bienes adquiridos. En Indonesia, Olken (2007) mostró que incrementar las auditorías de cuatro a 100% redujo el costo de las obras de gobierno en 8%. Es importante enfatizar, como lo hace la academia, que el monitoreo tiene un lado también negativo. Si las fiscalizaciones son engorrosas, la corrupción puede aumentar, ya que se generan incentivos para que los trabajadores de gobierno encuentren la forma de darles la vuelta.

Finalmente, un tercer ingrediente de la lucha contra la corrupción es la prensa libre. Ello permite que los corruptos tengan sanciones públicas. En India, Banerjee y otros académicos (2011) mostraron que la compra del voto se reduce 19% si existe distribución de periódicos en los pueblos. En Brasil, la probabilidad de reelección de un candidato probadamente corrupto es 11% menor si existe un radio en la comunidad, que cuando no.
En conclusión, las acciones que deberán implementarse para luchar contra la corrupción son tres: mejores salarios, monitoreo del gasto público, y prensa libre.

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