Estado de Mexico.- Los adultos deberán heredar a los hijos y nietos el tesoro de conocer, de amar y de seguir a Jesucristo, por lo que es momento de reflexionar ¿qué comunidad quieren y qué tipo de expresión de fe trasmitirles?", señaló el cardenal de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, durante la misa conmemorativa a las bodas de oro de la parroquia de San Mateo Oxtotitlán.
Acompañado del obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos y del párroco de esa iglesia, José Guadalupe Vera, ante una nutrida asistencia de fieles y al celebrarse ayer el Día de Todos Santos, monseñor los invitó que al momento de recordar a quienes fallecieron crezcan en nosotros el anhelo y la aspiración de ser santos.
En un ambiente festivo, Robles Ortega, quien fuera obispo de la diócesis local, destacó que en las bodas de oro de esa parroquia, "es importante mirar hacia adelante y dar gracias por los 50 años, pero mirando al presente, que es urgente atender".
El también presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, destacó que la parroquia es un lugar en donde convergen la comunidad, la familia, que genera en un ambiente y un ámbito en donde se puede responder a la vocación y a la santidad.
Insistió en inculcar a las nuevas generaciones los valores cristianos y el amor a Dios, ya que "los niños y adolescentes de hoy serán los adultos del mañana, si los niños y adolescentes no tienen la fe de Jesucristo" no gozarán de esa herencia.
Respecto a la celebración de Día de los Santos Difuntos, dijo que nos invita a contemplar a tantos hermanos y hermanas que terminaron su peregrinación en la tierra y participan en la plena comunión con Dios, y que por eso, son santos y santas.
En ese sentido, los motivó a ser santos, "aquí y ahora, en la comunidad de la parroquia, el padre y la madre de familia, el profesionista como profesionista, el llamado a la vida consagrada, el llamado célibe como célibe, en todos los estados de la vida, en todas las vocaciones humanas habrá que alcanzar esta vocación, de ser santos".
Al concluir la misa, el purpurado, el pastor de la diócesis de Toluca y el párroco se trasladaron a la explanada en donde develaron una cruz conmemorativa a las bodas de oro de ese espacio religioso.
Posteriormente, se llevó a cabo una comida en conocido salón de fiesta de esa delegación municipal, a la que asistieron dichas autoridades religiosas y los feligreses, más tarde, en un ambiente festivo, se desarrolló un baile popular; para cerrar el ágape se efectúo la tradicional quema de castillo.
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