El econónomo diocesano Alejandro Pérez Castro dio el aviso oficialmente durante la homilía que presidio este domingo Flores Montes, quien fungía como coordinador general diocesano, luego de que el pasado martes el Colegio de Consultores resolvió nombrarlo como administrador de la Diócesis de Ecatepec.
La decisión se llevó a cabo un día después de que el pasado 7 de mayo el obispo Onésimo Cepeda Silva diera a conocer públicamente su jubilación admitida por el Vaticano, aunque de acuerdo al derecho canónico se da un plazo de hasta ocho días para nombrar a quien quedará como responsable de la Diócesis en tanto que el Papa Ratzinger determina al nuevo obispo.
Monseñor Pérez Castro explicó que la designación de Blas Flores Montes se realizó mediante el voto secreto, libre y consciente de quienes integran el Colegio de Consultores de la Diócesis; nombramiento que fue dado a conocer al Vaticano.
El ahora obispo emérito, Onésimo Cepeda Silva, oficiará una misa de despedida el próximo viernes 8 de mayo en la catedral del Sagrado Corazón de Jesús a las 12:00 horas, y posteriormente se tiene previsto ofrecer una verbena popular.
Como administrador diocesano, Flores Montes tiene limitaciones principalmente para ordenar a algún sacerdote u hacer cambios de párrocos de una iglesia a otro.
El pasado 25 de marzo el controvertido obispo cumplió 75 años, edad para jubilarse de la jerarquía católica de acuerdo al artículo 401.1 del Código de Derecho Canónico, por lo que durante la visita del Papa Ratzinger a México, Cepeda Silva le entregó personalmente su renuncia.
En 1995 el Papa Juan Pablo II designó a Cepeda Silva como obispo de la Diócesis de Ecatepec. Estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México; Filosofía en el seminario de los Misioneros de Guadalupe; Teología en la Universidad de Friburgo en Suiza.
Se desempeñó como banquero y agente de bolsa. Junto con Carlos Slim Helú cofundó Grupo Financiero Inbursa.
Tras ser ordenado como sacerdote, en la Diócesis de Cuernavaca se desempeñó en varios cargos hasta 1995. Fue presidente de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales y Asesor Legal de la CEM de 1997 a 2000.
Onésimo Cepeda argumentó la urgencia de su renuncia tras cumplir la edad requerida debido a sus afectaciones al corazón y a la diabetes.
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